El caso de Braid es muy peculiar. La obra creada por Jonathan Blow es uno de los primeros indies que impulsaron este género en esplendor en los últimos años.
Su mecánica era la de avanzar por escenarios resolviendo puzles muy elaborados en los que el tiempo es el protagonista. Es por lo que merece la pena avanzar, ya que la historia trata de perseguir a una princesa para rescatarla.
O eso pensamos, porque al final se revela que la Princesa es la que está poniendo trampas para no ser capturada por el protagonista. En un giro que nos deja con la mente resquebrajada, hemos estado controlando a un acosador durante todo el juego.