No suelo dejar juegos a medias, es algo que va contra mis principios. Incluso, aunque no lo esté disfrutando, me gusta llegar hasta el final de todas las aventuras que empiezo. Salvo que sea un auténtico desastre. Pero lo que me pasó con Returnal fue diferente; lo dejé abandonado pero ahora, gracias al cooperativo incluido en una de sus últimas actualizaciones, he encontrado el motivo para seguir explorando Atropos con Selene... y Selene.
¿Por qué lo dejé a medias? Fue, principalmente, por motivos laborales. Por entonces, cuando estaba pasándomelo, llegó el código para analizar Ratchet and Clank y tuve que posponer mi viaje en Returnal. Después, han ido llegando otros juegos y se ha ido quedando en el cajón del olvido.
¿He tenido hueco en estos meses como para acabarlo de una vez por todas? Sí, la verdad. Pero, siendo sinceros, también me ha echado para atrás la propia filosofía y el concepto del juego, que, al igual que otros como Sekiro, requieren de cierta memoria muscular debido a su dificultad. Iba bastante avanzado en el juego, por lo que la exigencia era ya alta y, si me soltaba en medio de ese escenario tan peligroso, probablemente acabaría frustrado y abandonaría la idea para siempre.
Cuando es necesario traicionar a los principios
Por si os lo preguntáis, lo dejé en el nivel de la nieve que, para la gran mayoría, es el bioma más exigente del juego. Lanzarme ahí tras meses sin jugar no parecía una buena idea.
Pensar en volver a empezarlo me daba bastante pereza; porque además Returnal es especial en ese aspecto. Podríais pensar que es más sencillo ya que se basa en la repetición de los biomas, pero precisamente, el haber tenido que repetir tantas veces alguno de sus patrones, me generaba recelo. Estuve varios días atascado en el jefe final del tercer escenario y, aunque finalmente me lo pasé, no quería volver a repetir esa tortura.
Así que, cuando desde Housemarque anunciaron que incluirían un modo cooperativo, pensé que esa sería mi salvación. Sí, los más puristas diréis que traiciona la filosofía original de la obra y estoy bastante de acuerdo; ya que la gracia es sentirse solos en un mundo hostil, donde el más mínimo fallo puede provocar reiniciar el bucle.
Yo ya he vivido esa experiencia y la he interiorizado; la sufrí repitiendo muchas veces alguna de sus misiones; especialmente con lo comentado anteriormente en el tercer bioma. Pero no me apetece revivirlo otra vez; y compartir el proceso con un amigo es ideal para saldar mi deuda con Returnal.
Returnal Ascensión es justo lo que necesitaba
Por eso, el otro día, me junté para una partida online con mi amigo Jairo y nos pusimos a darle al coop de Returnal. Él era novato en el juego y aunque intentó varias veces derrotar al jefe del primer escenario, no fue capaz. Así que me puse manos a la obra con él, porque ese periodo de aprendizaje en compañía es mucho más llevadero que volver a hacerlo en la más completa soledad.
Tampoco penséis que es un paseo por el campo, ¿eh? Entre que yo tenía la máquina desengrasada tras muchos meses sin jugar y que él apenas se conocía los recovecos del juego, morimos alguna que otra vez. Es cierto que existe la posibilidad de reanimar al aliado si cae, pero reaparece con muy poca vida y Atropos sigue siendo cruenta en cuanto a recursos; especialmente si toca repartirlos.
Todavía nos queda camino por hacer, pero he encontrado la motivación necesaria para volver a Returnal, y eso que pensaba que iba a quedar por siempre en el cajón de pendientes. A veces, la filosofía y el purismo hay que dejarlos a un lado en pos de la diversión; o en cómo la entiende cada uno. Al fin y al cabo, disfrutar es lo más importante.