Riot Games cierra con este 2020 el mejor año de su historia. El éxito continuado en League of Legends se combinó con nuevos lanzamientos y anuncios que auguran un futuro prometedor. A buen seguro desde la desarrolladora habrán hecho un balance muy positivo en sus últimas reuniones. Sin embargo, hubo unos cuantos aspectos en los que Riot Games no estuvo del todo acertada. Situaciones que, afortunadamente, ha conseguido solucionar, pero que casi le dan un disgusto a la compañía.
En este pequeño repaso de lo que nos ha dejado el año es momento de atacar de frente los problemas que ha tenido League of Legends y cuáles han sido las soluciones de Riot para frenar la pérdida de popularidad que llegó a experimentar en algunos momentos. ¡Aquí va nuestra selección!
El problema de los eventos
Arrancamos en estricto orden cronológico con una crítica que aún sigue vigente. Los eventos se han convertido en poco más que un repertorio de tiendas temáticas en las que los jugadores han ido perdiendo el interés. La comunidad lo ha repetido en tantas ocasiones que desde Riot han tenido que responder al respecto, ya que este problema en concreto lo vienen arrastrando desde hace unos cuantos años.
La desarrolladora no es capaz de sumergir a los jugadores en el universo de League of Legends mediante estas celebraciones y, probablemente, ni siquiera sea el objetivo. A excepción de Florecer Espiritual, el resto de estas grandes citas que deberían ser ocasiones en las que se extendiera la historia del mundo de Runaterra, no ha habido ninguna novedad que merezca la pena destacar.
Aun encima, también han ido ganando en dificultad, como pasó con el evento de los Worlds 2020 que requería una cantidad injusta de partidas. Comprar una skin de prestigio mediante misiones no es un evento y este es quizás el mayor reproche que le podemos hacer a Riot Games. Al menos, la desarrolladora ha prometido mejorar de cara al año que viene en el que esperamos que reviva el espíritu de Aguas Estancadas.
Dr. Mundo: un rework muy poco popular
Hubiera bastado una frase para hacer del rework de Dr. Mundo una muy buena decisión. Un poco más de esa transparencia de la que presume Riot Games y algo que dejara claro que Shyvana sigue en el punto de mira y que no está olvidada por la compañía. Sin embargo, este loco de Zaunn no fue protegido debidamente por la desarrolladora y acabó siendo tremendamente impopular entre los jugadores que, simplemente, esperaban otra cosa.
El problema fue más de gestión que de la decisión en sí, pero el hecho de ignorar una encuesta en la que los jugadores se implicaron sentó muy mal a la comunidad. Riot debe conocer a los jugadores y saber que son de mecha corta. El enfado fue lógico sabiendo que, además, la desarrolladora ha moderado el ritmo con el que llegan los reworks al juego. Otra decisión que no acaba de convencer.
Sin embargo, la solución llegó en forma de promesa hace apenas unos días. League of Legends recibirá un segundo rework el próximo año y serán los jugadores los que elijan. Una nueva oportunidad para Shyvana y algunos campeones olvidados que, probablemente, lo necesitan mucho más que este mutante antropomórfico.
Samira, una promesa rota
Quizás este sea uno de los puntos más injustos, pero es innegable que el lanzamiento de Samira fue el peor del año en lo referido a jugabilidad (y remarcamos lo referido a la jugabilidad). La campeona debutó en League of Legends con un win rate de escándalo que resultó ser especialmente doloroso debido a que la mayor parte de los jugadores avisaron en el servidor de pruebas (PBE) que la situación era peliaguda.
Tampoco ayudó que los lanzamientos previos hubieran sido prácticamente perfectos desde el cambio en la filosofía de los estrenos. Los videojuegos tienen esas cosas, y basta un error para desvirtuar decenas de aciertos encadenados, una situación que probablemente desde Riot Games ya tenían aprendida pero que los jugadores le recordaron de una forma no demasiado amable.
La desarrolladora consiguió frenar la sangría mediante parches y se tuvo que recordar a sí misma por qué estaban haciendo las cosas de forma diferente en los últimos meses. Un tropiezo que esperemos que ahora que esté solucionado sirva para que los próximos lanzamientos lleguen con un poder algo más ajustado, aunque a veces es solo cuestión de suerte.
Seraphine ¿el peor campeón de la historia?
Lo bueno del formato escrito es que da tiempo para pensar en qué poner. Sin embargo, a medida que avanzábamos de palabra en palabra se hacía más difícil descartar la idea de que Seraphine era, posiblemente, el peor campeón de la historia para muchos jugadores. Aquí no hubo un solo error, si no una cadena de fallos que empezaron en la gestión de la campaña de marketing y que se mantuvieron tras el estreno en la Grieta del Invocador.
La historia de la campeona iba en contra de lo que trataba de evocar, la frontera entre lo digital y lo real se acabó difuminando demasiado con el equipo de marketing saltándose unos cuantos principios que no debían y por si fuera poco sigue jugándose en una posición donde Riot Games esperaba que no fuera tan viable. Uno de los combos más desafortunados de todo League of Legends.
Afortunadamente la situación ha ido normalizándose con el paso de los meses y, aunque Seraphine sigue sin tener mucho calado entre la comunidad y se ha convertido en un personaje algo intrascendente, al menos han cesado las exageradas campañas de acoso contra los creadores y el ambiente tóxico que se generó. Esta vez no fue un cambio de la compañía, si no el propio tiempo el que llevó las aguas a su cauce.
NEOM el dinero contra los principios
La LEC llegó a cerrar uno de los patrocinios más importantes de su historia. Se trataba de un acuerdo que vinculaba a la gran liga europea de League of Legends con NEOM, un proyecto de ciudad futurista de Arabia Saudí que saltó a la fama más que por su propuesta por el hecho de haber perseguido a las poblaciones autóctonas y tener vinculaciones con un gobierno que persigue activamente a minorías como el colectivo LGTBI.
La valentía de los rostros visibles de la LEC, que pusieron en juego sus trabajos, incentivo una protesta unánime de la comunidad que acabó tirando al traste el intento de Riot Games de firmar este desastroso acuerdo de patrocinio. La suma ofrecida por esta empresa es desconocida, pero puso a Riot Games en un dilema entre dinero y principios en el que acabó cayendo en la trampa de un nuevo tipo de sportswashing.
Afortunadamente, el patrocinio fue cancelado y ha quedado en el pasado junto al resto de errores de la lista. Sin duda ha sido este el más grave de todos los mencionados. Unos fallos que no deberían servir para guardarle rencor a los creadores de League of Legends, pero sí para aprender de unas cuantas situaciones que no deberían volver a repetirse. Errar, al final, es lo más humano.
Aunque tras la pretemporada el juego ha llegado a un punto de equilibrio aceptable, a Riot todavía le queda trabajo para acabar de pulir League of Legends en 2021. Estas son las mejoras concretas que esperamos de la desarrolladora el próximo año.
