Cuando durante la pasada Gamescom pude ver en exclusiva algo de material sobre Vera, la nueva expansión de Tower of Fantasy, no pude dejar de pensar en una cosa en concreto. El nivel de los videojuegos free to play no ha dejado de subir, especialmente en los mundos abiertos. Un género que llegó a ser punta de lanza "marketiniana" durante las anteriores generaciones, ahora tiene su principal rival en un enemigo que tiene una gran ventaja: el precio.
Tower of Fantasy fue lanzado hace ya unas semanas, pero ya planea su primera gran expansión para finales de este mismo año. Vera traerá consigo todo tipo de actualizaciones, una nueva zona y una gran urbe ciberpunk repleta de cosas por hacer. Y todo esto, aprovechando la ya interesante base de la que hace gala el mundo abierto de Hotta Studio.
El hueco se cierra
Quizás es que la feria alemana tuvo tiempos mejores, con las ausencias de Sony y Nintendo, así como una presencia discreta de Xbox si la comparamos con otras ediciones. Eso hizo que hubiera un gran espacio disponible para quien se atreviera a agarrarlo. Bien podemos citar como ganadores del evento a editoras de productos doble A como Plaion (ex KochMedia) y THQ Nordic. O incluso destacar a algunos indies como Decarnation.
Puede que fuera por eso por lo que me impresionó el calado de lo mostrado por Tower of Fantasy en esa habitación. No era nada revolucionario, pero me sirvió para pensar en los constantes retrasos en la industria AAA, los problemas de juegos mastodónticos como Halo Infinite para aportar nuevo contenido, o los mundos abiertos genéricos con cambios mínimos en la última década.
Tower of Fantasy no es revolucionario por su sistemicidad, pero sí es una experiencia sólida. Las misiones son lo suficientemente variadas, el mundo también, y más que lo será con la expansión. A nivel artístico, sigue una tendencia que ha ganado muchos fans durante los últimos años y que tiene sentido seguir explotando.
No hagamos discriminaciones
El modelo de negocio de Tower of Fantasy es el de pagar por contenido como personajes adicionales, algo conocido concretamente como gacha. Esto nace en los juegos de móviles, donde el jugar realmente deja espacio a un álbum de cromos digital. Sin embargo, hace tiempo que la jugabilidad en títulos como Tower of Fantasy pasó de ser tocar un botón para avanzar, a intrincados sistemas propios de juegos de precio completo.
Que existan juegos como Tower of Fantasy son buenas noticias directas, e indirectas. La primera, porque tenemos al alcance un videojuego profundo, con mecánicas interesantes y que representa esta oleada de Free to Plays gacha, pero que quieren valorar tu tiempo mucho más que las anteriores aproximaciones a este género. El segundo, porque es un toque de atención a mundos abiertos de pago que no aporten algo adicional que los diferencie.
La brecha entre los grandes juegos y los herederos de los juegos de móviles denostados durante una década cada vez es más corta. Durante la presentación de Tower of Fantasy se me habló de referencias dentro del mundo del cine o la literatura, de mecánicas concretas y se me mostró un combate contra un jefe con alguna que otra vuelta de tuerca interesante. Quizás es el momento de que, una vez comentado el modelo de negocio, tratemos por igual a estos juegos y a los grandes mastodontes de la industria.