¿Y si os digo que uno de los hombres que más ha influido al planeta en los últimos años lo ha sido gracias a haber tratado con jugadores de World of Warcraft? Pocos individuos contemporáneos son más perturbadoramente fascinantes que el estadounidense Steve Bannon. Además de hacerse rico al conseguir una participación en la serie Seinfield cuando esta estaba en sus primeras temporadas, y trabajar de bróker en Goldman Sachs, seguramente te suene por haber sido el jefe de estrategia que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, o por apoyar movimientos de ultraderecha en Europa.
El anterior presidente de Estados Unidos se fijó en Bannon por su trabajo en Breitbart News, una web de noticias afiliada a la alt-right de dicho país. Y la apertura de esa web llegaría tras llevarse una derrota de manos de la comunidad de World of Warcraft, momento en el que aprendió una gran lección: la comunidad gamer, compuesta en su mayoría por hombres blancos, podría ser una fuerza política muy potente.
La comunidad de WoW contra IGE
Todo arranca a mediados de los 2000, cuando Bannon empieza a trabajar en una empresa afincada en Hong Kong llamada Internet Gaming Entertainment, abreviada IGE. Esta empresa se dedicaba a una tarea tan gris como emplear a personas para estas jugasen a World of Warcraft (con salarios tan pequeños como 25 centavos la hora), donde conseguirían recursos como oro, mascotas, armas y armaduras. Dichos recursos serían vendidos en el mundo real a jugadores dispuestos a conseguirlos a cambio de dinero. Una práctica conocida de forma coloquial como "chinofarmeo".
A pesar de que esto va en contra de los términos y condiciones de uso de un videojuego moderno, IGE logró una inversión de 60 millones de dólares por parte de Goldman Sachs. No serviría de mucho, porque el resto de jugadores empezaría a organizarse en foros de Internet para llamar la atención de Blizzard, compañía desarrolladora del videojuego. Tanto es así que un jugador de Florida llamado Antonio Hernández denunció a IGE.
Estos jugadores no consideraban correcto que para conseguir el mismo nivel que quienes pagaban por las mejores piezas disponibles de armadura o ingentes cantidades de oro, tuvieran que invertir un montón de horas, llegándose a un desequilibrio competitivo y social dentro del MMO del estudio estadounidense. Tal fue la situación que Blizzard salió al paso y empezó a banear cuentas de quienes realizaban estas prácticas abusivas.
La comunidad gamer enamoró a Bannon
Joshua Green, autor del libro Devil's Bargain: Steve Bannon, Donald Trump, and the Storming of the Presidency, algo así como "El negocio del Diablo: Steve Bannon, Donald Trump y el asalto de la Presidencia" en castellano, lo cuenta así: "Bannon se sintió cautivado por lo que había descubierto mientras gestionaba un negocio: un submundo que no sabía que existía y que estaba poblado por millones de jóvenes con las emociones a flor de piel (la mayoría de los jugadores eran hombres) que desaparecían durante días o incluso semanas en realidades alternativas".
Resulta irónico que Bannon lograse la receta para la victoria en tras sufrir una derrota en manos de Blizzard, compañía que posteriormente sería adquirida por la Activision de Bobby Kotick, directivo que ha donado cantidades ingentes a representantes políticos de la cuerda de Trump y algunos que recientemente han celebrado la decisión del Supremo en Estados Unidos contra el aborto.
Las ranas las carga el diablo
Bannon fue clave en la victoria de Trump durante esas elecciones contra Hilary Clinton, completando una gran remontada frente a los sondeos de los últimos meses. Más allá de ser certero a la hora de apelar al trabajador de la América Profunda y poner el debate contra las grandes corporaciones, el stablishment y las grandes ciudades, Bannon fue el responsable de que se enturbiara el debate.
Y ahí entra todo lo aprendido durante esa etapa. El uso de plataformas y foros repletos del "perfil gamer" como 4chan, fueron clave en la victoria republicana de 2017, y que han terminado germinando en casos como la toma por la fuerza del Capitolio a principios de 2021, también pasan por hechos que pueden parecer anecdóticos. Me refiero a la apropiación de un meme como la Rana Pepe, explicado maravillosamente en la película documental Feels Good Man.
Hace unos años os comentamos cómo un videojuego como World of Warcraft puede servir para el bien, como por ejemplo para estudiar dinámicas de grupo en medio de una pandemia, como sucedió con la Sangre Corrupta. Pero al igual que esto sirvió para entender cómo combatir el Coronavirus, World of Warcraft también fue una palanca al servicio del mal, concretamente para crear a una persona clave a la hora de entender la crisis de la democracia en occidente.