League of Legends recibirá muy pronto un parche que lo cambiará todo. La preseason está a punto de comenzar y, como en cada ciclo de estas características, será un desafío mayúsculo. Sin embargo, este año es todavía más importante que en otras ocasiones. La comunidad no llega al final de la Temporada 11 con la calma que imperaba en el juego la pasada campaña. La situación sigue lejos de ser insostenible, pero esta sí es una de las ocasiones en las que la credibilidad de Riot Games está más tocada.
Así las cosas, la compañía deberá superar unos cuantos desafíos si quiere remontar el mal comienzo de esta segunda década de su juego insignia. Situaciones difíciles de sostener en el juego y que podrían comenzar a pasar factura si no se toman medidas cuanto antes. En cualquier caso, no hay que preocuparse: es la gran oportunidad de la desarrolladora para corregir errores y volver a empezar con unas nuevas herramientas que no existían en el pasado.
Acabar con la curación excesiva
Tras asegurar que trabajarían en reducir las curaciones disponibles en el juego, Riot Games no supo resolver la situación. Desde la desarrolladora han asegurado que esta es una de las áreas de trabajo más complicadas. Cualquiera puede entender que ajustar un juego con tantos campeones y objetos no es nada sencillo, pero siendo una de las mecánicas más frustrantes del juego no vendría mal que se marcase un punto de inflexión donde comenzaran las decisiones radicales.
La desagradable situación de las curaciones va más allá de un Chupasangre que recibirá ajustes en el próximo parche. Algunos de los desarrolladores más importantes de Riot Games han reconocido esta mecánica como una de las que hace más desagradable jugar a League of Legends y es muy difícil entender porque no está en la primera posición de la lista de prioridades de la desarrolladora. Esperemos que la cosa mejore en preseason, ya que es una de las peticiones más repetidas a lo largo del año.
Cambiar los nuevos campeones
Esta es quizá una de las áreas en la que Riot Games es más consciente de los problemas. La desarrolladora prometió hace tiempo cambios en lo referido al diseño de los personajes y ha asegurado en su informe de la preseason que modificaría lo que entienden como un campeón equilibrado para atender a más situaciones que las simples estadísticas. Unas declaraciones que empañaron con un error de comunicación, pero en las que deberíamos confiar.
Uno de los problemas con respecto a esta situación es que difícilmente podremos ver los efectos en esta preseason. Las modificaciones en lo referido a filosofía de campeones pueden tardar meses en dar sus frutos ya que los futuros personajes ya están en desarrollo y es poco probable que haya grandes cambios con respecto a lo que Riot Games haya ideado atendiendo a sus ideas anteriores. En cualquier caso, no estaría mal comenzar a mostrar algunos de los nuevos personajes monstruosos o tranquilizar a la comunidad revelando el funcionamiento de las próximas mecánicas únicas.
Medidas drásticas para los dragones
Los nuevos dragones de League of Legends que llegarán la próxima preseason tienen un problema evidente: sus Grietas Elementales van a ser mucho más poderosas que las actuales. Analizadas en sí mismas esta situación es muy positiva, pero va a haber pocas cosas más decepcionantes que ver una partida en la que sale el Dragón de Viento y su elemento se alza en el mapa en lugar de los teletransportes o la invisibilidad.
La desarrolladora no ha prometido nada con respecto a las viejas Grietas del Invocador, que siempre han sido algo decepcionantes y de no haber cambios solo el 33% de las partidas tendrán verdadera emoción. A nivel de diseño este desequilibrio es un fallo de primero de desarrollo. Además, no estaría más que cedieran a una de las medidas más solicitadas por la comunidad: conocer el elemento clave antes de entrar en partida.
Es hora de que los dragones importen, y también de darle a los jugadores una alegría que lleva negándose durante demasiado tiempo.
Reducir el daño existente en el juego
Otra de las quejas más repetidas y un ajuste obligado en preseason es el del daño. Los nuevos objetos probablemente no sean suficientes para ajustarlo todo, pero es necesario que League of Legends vuelva a ofrecer esas largas peleas basadas en el aguante. Una mitad por las estadísticas y la otra por potenciar los luchadores en todas las posiciones, la sensación de frustración cada vez es más evidente.
No sabemos cuál es el porcentaje óptimo en lo referido a reducir el daño por el que debería apostar Riot Games. Sin embargo, tenemos claro que el juego se beneficiaría de una modificación de este tipo. De nuevo, una medida que sería extremadamente popular entre la comunidad y que abriría una diversidad estratégica todavía mayor. La compañía siempre ha apostado más por un ciclo en el que hay campeones más o menos poderosos que se van alternando: es la hora de romper la rueda y crear un verdadero equilibrio a largo plazo.
Un golpe de efecto con los viejos personajes
Otra área que Riot Games tiene muy bien encaminada es la de los viejos campeones. Con la vuelta de los dos reworks por año y la creación de un nuevo modelo de cambios visuales denominado ASU, desde la desarrollad ya han puesto los cimientos con respecto a estas tareas a lo largo de la presente Temporada 11. Sin embargo, es el momento de dar un golpe de efecto y hacer visibles las consecuencias del trabajo con las nuevas presentaciones.
Sabemos que muy probablemente Caitlyn sea la próxima campeona en cambiar y que a ella le seguirán personajes que también son muy queridos. Sin embargo, toca no bajar de ritmo y seguir renovando a los personajes muy anticuados. Los minireworks de Rammus o Amumu han sido geniales y, para remontar este tono negativo y demostrar que la situación no es muy dramática, ponemos en este quinto desafío un reto bastante sencillo: seguir como hasta ahora con tímidas mejoras.
Por último y como una medida inconcreta que no requiere de demasiadas capacidades de producción, se echa de menos la estabilidad de Riot Games. Quizá algunas de las asignaturas pendientes del último año que se han convertido en desafíos de preseason se deban a las salidas constantes de miembros del equipo de trabajo que han abandonado la desarrolladora tras mucho tiempo. Una nueva generación que debe encontrarse a sí misma para marcar la próxima década de un League of Legends que, si se gestiona mínimamente bien, tiene cuerda para diez años más.