La guinda final de un más que interesante Xbox Games Showcase fueron los 15 minutos de Starfield. La nueva gran IP de Bethesda que busca seguir el camino de The Elder Scrolls y Fallout, llevando el RPG a una nueva escala. Más allá de los 1000 planetas, la más que mejorable tasa de imágenes por segundo o los memillos con las "mentiras" de Todd Howard, lo que más nos llamó la atención de ese cuarto de hora fue un momento que nos llevó a la infancia, a la generación de PS2.
Decimos esto porque cualquiera que viviese la saga Kingdom Hearts, conectó la forma en la que Bethesda nos mostraba la personalización de la nave con una característica muy concreta de la saga aparecida en el primer juego, y refinada en las siguientes: la Nave Gumi.
Dos minijuegos en uno
La Nave Gumi es el método de viaje entre los diversos planetas de Kingdom Hearts. Además de ser una justificación para poder visitar a la Sirenita, o pasear por Agrabah, era un doble minijuego. Por un lado había que crear la nave haciendo uso de los distintos tipos de módulos, cumpliendo una serie de requisitos mínimos y máximos. Por otro, luego nos tocaba ponernos a los mandos y realizar un recorrido espacial al estilo Star Fox.
Como podéis apreciar, se trata de algo muy similar a lo que nos presentó Todd Howard durante el evento. Por un lado tendremos que ir consiguiendo las piezas de nuestra nave, pudiendo acabar con un resultado completamente distinto al de otros jugadores, a la vez que dichas piezas tienen un impacto en el juego.
Buena idea, mala ejecución
Esto es así porque tanto en la Nave Gumi como en nuestra nave de Starfield, las distintas piezas, partes y sectores de nuestra nave nos dan la capacidad ofensiva, defensiva o de utilidad durante los viajes estelares que llevemos a cabo. De esta forma, los dos minijuegos se dan la mano y consiguen una experiencia mejor que la suma de sus partes.
O al menos eso es lo que dirá una parte de los que jugaron a Kingdom Hearts. Mientras algunos son unos ávidos jugadores de la Nave Gumi, otros consideran que es una experiencia muy distinta al desarrollo natural del juego de aventura/acción en tercera persona, y no encuentran satisfactorio el que se "secuestren" los nuevos mundos detrás de estos viajes, o que su interfaz y menús sean tan poco prácticos.
Starfield será infinitamente más ambicioso
Lo que hemos visto durante el Xbox Games Showcase no ha sido demasiado, apenas un puñado de segundos sobre el modo de construcción de naves, y un minuto sobre el combate en el espacio. Empecemos por esa segunda parte, ya que será la más distinta a la Nave Gumi, y será bastante más comparable con lo visto en No Man's Sky, o incluso Elite Dangerous; especialmente por las tres dimensiones del movimiento.
Descartado esto, lo interesante es la creación de la nave. En la parte superior izquierda vemos el clásico límite de potencia de nuestros reactores, que será lo que hará que no creemos auténticos cruceros intergalácticos desde el principio de la aventura. En la parte inferior podemos ver algunos datos como el peso, la cantidad de escudo, o la velocidad máxima que alcanzaría la nave.
Parece, eso sí, un sistema mucho más completo y profundo. De los cuadraditos y triángulos pasamos a módulos producidos por distintas empresas, así como customización en forma de pintura. Eso sí, quizás lo más relevante sea la forma de construcción por módulos y las zonas de enganche que tienen cada uno de ellos. La nave tendrá que tener cierta cordura en su diseño, ya que cada pieza sólo podrá ser enganchada por ciertos lugares.
Aunque nos recordó a la Nave Gumi, la realidad es que aspira a mucho más. Y nosotros nos alegramos de ello.