Después del escándalo que ha causado el vello facial de Aloy en Horizon: Forbidden West, la presencia de una persona negra entre los elfos de El Señor de los Anillos y lo poco que se ha hablado de la sexualización de Lost Ark; todavía hay quienes defienden firmemente la existencia de una gran conspiración para introducir la “diversidad forzada” en los medios culturales. Una acusación a la que no escapó Riot Games con League of Legends, que habría sucumbido a la tentación de mover una agenda política decidida en reunión por las grandes fuerzas abstractas que mueven el mundo y manchar los videojuegos con política.
El Club Bilderberg, los Iluminados de Baviera o tal vez la Iglesia de la Cienciología podrían ser quienes hubieran diseñado este maquiavélico plan con fines oscuros. Sin embargo, cansado de mencionar organizaciones que ni siquiera yo entiendo, creo que es el momento de traer una teoría tan sencilla que se explica en una sola frase. Se trata de La Navaja de Ockham. Una ciencia de lo probable que viene a decir que la opción más sencilla suele ser la correcta. Literalmente: “cuando se ofrecen dos o más explicaciones de un fenómeno, es preferible la explicación completa más simple”.
La explicación más simple para el cambio de League of Legends
Durante la pasada semana tuve la oportunidad de hablar con August, jefe de diseño de campeones de League of Legends. Con él pude entender un poco más sobre una historia de evolución mucho más fácil de contar. Conocido en la comunidad por llevar a cabo retransmisiones en directo y por ser el principal responsable de la mayoría de los personajes que aparecen en Arcane, lo que no muchos saben es que el creador de Jinx, Vi o Ekko fue en otros tiempos conocido como Riot Gypsylord. Un nombre elegido en honor a su perro Gypsy que podríamos traducir como “Señor de los Gitanos” y que se sacó de encima tan pronto cómo entendió el contexto que tenía fuera de su país.
Cuando fue madurando y ganando una perspectiva global se cambió el apodo que le había acompañado toda la vida debido a las connotaciones ofensivas que tiene en Europa. Del mismo modo que nosotros no estábamos tan familiarizados con el conflicto racial (especialmente si no vivimos en grandes ciudades) la sensibilidad con el Pueblo Gitano apenas existía en Estados Unidos y la palabra no era particularmente problemática. Tras darse cuenta de un error que en la actualidad tiene el mismo peso que un tuit lanzado en 2014, pasó de Gypsylord a Groovylord, de ahí a Jinxylord y finalmente se quedó con August.
Se trata de una cuestión de sensibilidad. Hoy, el creador muestra sus pronombres en la biografía de Twitter y me sorprendió con esta respuesta a la pregunta sobre qué era lo que más había cambiado desde que llegó a Riot (2012) hasta ahora: “Uno de los mayores cambios que hemos hecho en los últimos años que creo que es increíblemente bueno es que nos hemos centrado en diversidad y representación. League of Legends es un juego global y pensamos que es importante que, ya que estamos presentes a nivel planetario, los jugadores de todo el mundo puedan verse a sí mismos en algunos personajes. Es importante que puedas jugar LoL y haya un campeón para ti. No solo se trata de jugabilidad. Se trata de cómo se ven, hablan o son. Nos hemos centrado mucho en eso en los últimos años y ha sido un cambio genial para el desarrollo de campeones”.
Aunque hay ocasiones en las que los diseñadores reciben órdenes desde arriba, uno de los aspectos positivos de trabajar en Riot Games según August es “tener libertad para hacer infinitas cosas” trabajando codo a codo “con los artistas y escritores desde el primer día”. Lejos de existir una gran conspiración que coarte la libertad artística, tus artistas favoritos han cambiado de opinión. No es casualidad que ahora exista mayor sensibilidad con temas de inclusión, tampoco que el auge de Genshin Impact catapultara diseños como el de Gwen o Seraphine ni que los primeros años estuvieran llenos de bestias, magos, arqueros y paladines dada la influencia de World of Warcraft.
Todos fantaseamos con aquello que nos interesa, gusta o importa. Las narrativas siempre han estado marcadas por las historias que conocemos y cualquier artista que no esté dispuesto a escuchar de forma constante está condenado a la mediocridad absoluta. Nadie es impermeable a las ideas, pero lejos de tratarse de una gran conspiración basadas en que los “guerreros de la justicia social” nos hemos cargado El Señor de los Anillos por hacer que contraten a un actor negro para el papel de elfo, lo más probable es que directores o guionistas sientan que todo es mejor así.
Gem “Lonewingy” Lim y su impacto en Neon y Zeri
Riot Games todavía tiene mucho por cambiar y a nadie se le escapa que la cultura de la compañía ha tenido como consecuencia una indemnización de 100 millones de euros a todas las mujeres que trabajaron en la empresa. Sin embargo, del mismo modo que no tener memoria sería una injusticia, empleadas de la compañía como Kate Chironis aseguran que la desarrolladora va por el buen camino gracias a las personas que ahora trabajan en ella. Según sus propias palabras “queda mucho por hacer aún”, pero al menos tenemos mesas de desarrollo diversas en las que se escuchan las opiniones y tiene “la oportunidad de pelear desde dentro”.
Uno de los ejemplos más interesantes de esta circunstancia está relacionado con los lanzamientos de Zeri (League of Legends) y Neon (Valorant). El equipo de diseño de ambos personajes se intercambió constantemente, colaborando para crear una historia complementaria basada en la electricidad en la que una representase la carga positiva y otra la negativa. Como en Valorant los agentes tienen nacionalidad y forman parte de una versión alternativa y futura de nuestro mundo real, quedó claro desde el principio que ambas serían originarias de Filipinas.
Entre los participantes en ambos diseños estaba el mencionado August, pero sobre tan importante como su papel fue el de Gem “Lonewingy” Lim, originaria de Filipinas. La artista no solo tuvo una influencia capital en el diseño de ambos personajes, si no que también para la jugabilidad. Una de sus ideas para representar a los jugadores filipinos era hacer alusión a una experiencia compartida: los problemas eléctricos de las grandes ciudades del país y sus apagones. De este modo, Zeri cuenta con una biografía en la que no puede controlar sus volátiles poderes eléctricos y por eso necesita un cañón y Neon está limitada por una barra de energía que se agota para que no siempre tenga su velocidad disponible.
Las mesas de desarrollo siguen dominadas por una clara mayoría masculina y son inevitables los sesgos. Sin embargo, en sus asientos ahora hay personas con experiencias vitales muy diversas que influyen en cómo son los personajes o productos que recibimos. Sin Gem “Lonewingy” Lim, una mujer de filipinas, al frente del proyecto Neon y Zeri no serían como las hemos conocido. En League of Legends lo mismo aplica para Akshan (India), Samira (Persia), Neeko (Brasil) o Viego (España, época conquistadora).
Este camino tampoco ha estado exento de errores. Por el camino Riot Games pecó de olvidarse las camisetas de los personajes masculinos y ha dejado de crear monstruos. Sin embargo, la diversidad en el diseño comienza a hacerse evidente. Zeri llegó con estética anime y procedencia filipina, también lo hizo Renata Glasc como una ‘señora mayor’ producto de la multiculturalidad de Zaun y pronto tendremos un monstruo de lo más monstruoso que dará aún más variedad al juego.
Riot Games todavía tiene que reconciliarse con su pasado, afrontar reparación de daños y demostrar que el nuevo impulso es una realidad convirtiendo lo actual en tendencia. Un proceso que consistirá en seguir otorgando libertades a un equipo de producción que, si atendemos a la foto general, parece abrazar lo que conlleva el cambio. Yo no tengo el derecho ni el poder de perdonar sus afrentas, pero sí el deseo de celebrar lo que parece un cambio que aplica a más desarrolladoras. Porque, además de dar voz a experiencias vitales a la mía y corregir una injusticia histórica, también he comprendido lo aburrido y surrealista que resulta hacer un retrato del mundo con un solo color.