Visto en perspectiva y analizando la actualidad, casi es cómico que la saga Pokémon fuera una de las primeras en apuntarse al sistema competitivo. Ha pasado mucho tiempo desde que Knekro se convirtió en el tercero del mundo y, aunque la evolución no ha sido tan favorable como en otros títulos, sí ha habido grandes cambios. Sin embargo, hay un elemento que se ha mantenido intacto: es una de las sagas que más jugadores ‘casual’ recibe en su multijugador.
Medirse en batallas igualadas puede ser un infierno para los recién llegados. Los tópicos de la franquicia no sirven en el multijugador y ganar con nuestras criaturas favoritas es prácticamente imposible. Sin embargo, es un pensamiento que se ha perpetuado en la historia de Pokémon. El motivo principal es el mensaje de compañerismo que nos transmite la saga identificando a los buenos entrenadores como los más amistosos y elogiándonos por establecer vínculos con nuestro equipo.
El clon de Pikachu con más suerte de todo Pokémon
El problema de esta teoría es que puede verse reforzada por un hecho real: Se Jun Park ganó un mundial de Pokémon competitivo utilizando a Parchirisu. Una criatura con apenas 405 puntos de estadísticas globales tan mala como cualquiera de los clones de Pikachu introducidos en cada generación. Sin embargo, encontró su espacio en el equipo campeón del mundial de VGC 2014 entre megaevoluciones y demás seres temibles. Una historia que acabó con el jugador coreano cogiendo el peluche del miembro estrella de su equipo y alzándolo justo después de ganar como si fuese la verdadera copa.
Lo que en realidad hizo Se Jun Park es ser más listo que sus rivales. El metajuego de Pokémon en competitivo no siempre varía demasiado y, sabiendo que había muchos equipos que utilizaban a Zapdos y Ludicolo, tuvo que inventarse una alternativa capaz de redirigir ataques. No había tantas alternativas en la Pokédex y así fue como el nombre de Parchirisu se convirtió en una opción: bloqueaba las debilidades de los miembros clave del equipo con Absorbe Electricidad, golpeaba duro con Superdiente, tenía la capacidad de paralizar con Moflete Estático y el necesitado Señuelo.
Todo tenía una pinta perfecta excepto las estadísticas. Se pudo solucionar con puntos de esfuerzo y una Baya Zidra que le permitían resistir casi todo y estar en el campo el tiempo suficiente como para permitir brillar a sus compañeros. Simplemente era la mejor elección, pero nadie supo verla salvo Je Sun Park. El mérito no fue utilizar a su pokémon favorito, si no encontrar a la criatura más ‘rota’ de la época sabiendo mirar más allá de las estadísticas básicas y analizándola en el contexto del metajuego.
La realidad en el mito de Parchirisu
No importó que Je Sun Park y los grandes analistas de de la época se apresuraran a decir que Parchirisu era una criatura que solo encajaba en un contexto determinado y que no se trataba de una elección que escapase a la de “elegir los mejores pokémon para ganar”. Tampoco que el propio jugador asegurase en 2015 que no podría volver a usarlo ya que sus escasas defensas no aguantarían un metajuego tan agresivo. El mito se estableció en la comunidad y ya no había forma de eliminarlo: ganar con tus favoritos era posible si eras lo suficientemente bueno.
Para muchos no fue más que la confirmación de que la frase que nos dice Karen en las ediciones de segunda generación: “Pokémon Fuertes. Pokémon Débiles. Esa es la percepción egoísta de la gente. Los buenos entrenadores de verdad ganan con las pokémon que aman”. Cita de escasa validez en lo referido a las competiciones que si algo representa es la inmensa separación entre la saga principal y la vertiente competitiva que lleva dos décadas reteniendo el avance del juego profesional.
Desde entonces, no pasa demasiado tiempo hasta que un jugador repite la frase de jugar con los favoritos poniendo como ejemplo a Se Jun Park y su Parchirisu. El mito se comió a la realidad sin que nada haya podido cambiarlo desde entonces dando lugar a una de las historias más curiosas para los fans de la franquicia.