Uno de los problemas que Valorant tiene para los jugadores menos experimentados es la dificultad para llegar a las zonas clave del escenario. El shooter táctico de Riot Games está hecho para que las defensas primen sobre los ataques en casi todos los mapas, ofreciendo solo unos cuantos pasillos de entrada al equipo que pretende plantar la Spike que pueden convertirse en un embudo donde todos acaben decorando el suelo en caso de que no se utilicen las habilidades de la forma correcta.
Esta situación ha traído consigo muchas discusiones sobre cuáles son las maneras más eficientes de llevar a cabo un ataque, que no necesariamente tienen que coincidir con las que plantea la comunidad. Sin embargo, incluso hacer las cosas relativamente bien no es un seguro cuando se trata de ganar la ronda. Aunque Valorant sea un juego donde la precisión con las armas importa sobre todo lo demás, nada nos puede salvar de una jugada afortunada.
El ejemplo perfecto lo ha puesto sobre la mesa un jugador que, además de conseguir un ACE en apenas un segundo, consigue impactar cinco “headshots” sobre el enemigo estando totalmente cegado por las habilidades del Breach enemigo. Un movimiento a caballo entre la suerte y la capacidad para orientarse que premia de forma desmesurada un intento que dejó completamente frustradas todas las intenciones de colarse en el punto de A de Ascent.
Este pasillo ha sido particularmente proclive a darnos jugadas de este tipo, convirtiéndose en una de las zonas más peligrosas de todo Valorant. Tanto en el juego profesional como en las partidas competitivas de bajo nivel, atacar esta zona del mapa se ha convertido en una estrategia aceptable cuando se trata de rondas desesperadas, pero el resultado acostumbra a ser una espectacular escabechina que nos da ganas de no pisar ese peligroso pasillo nunca más.
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