La última operación de CS:GO parecía marcar un cambio de rumbo para Valve, que desde entonces se mantuvo activa con actualizaciones relativamente habituales y dando un nuevo aire a su shooter táctico. Sin embargo, algunos de los añadidos que llegaron con la gran actualización del pasado mes de diciembre se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza para la desarrolladora. Una situación que ha acabado con un recorte en funcionalidades ante su incapacidad para resolver el problema de cualquier otra manera.
El sistema responsable de la mayor parte de los errores – y también los más graves – ha sido el de avisos. Los pings, que se incorporaron al juego con la posibilidad de señalar ubicaciones objetivo en el mapa o de marcar enemigos con los que mantuvimos contacto visual, han propiciado algunos fallos en el sistema competitivo que se reproducen en unas determinadas condiciones. Además, otorgaron ventajas visuales a los jugadores a la hora de doblar una esquina, una especie de wallhack en miniatura que nos permitía ver a los rivales a través de muros.
Afortunadamente, el fallo ya ha sido corregido. Sin embargo, la forma en la que Valve ha solucionado en la última actualización del juego ha sido la más perezosa posible. Bien sea por la imposibilidad de hacer que el sistema funcionara adecuadamente o por buscar una solución rápida mientas trata de volver a implementarse, la posibilidad de marcar a los enemigos mediante el uso de pings ha desaparecido por completo del juego. Así lo relata el último “update” del juego.
El parche llega con unos pocos cambios que corrigen errores y modificaciones a diferentes mapas. Nada demasiado destacado a excepción de un arreglo con al sonido de los pasos en determinadas superficies que podían llevar a error a los jugadores durante una partida. Nada demasiado destacable más allá de esta curiosa decisión de recortar funciones a uno de los últimos añadidos de CS:GO.