Warcraft 3 Reforged
Las falsas promesas y las solicitudes de reembolso se han multiplicado en 2020. Blizzard abrió el baile este año con el fallido remake de su juego de culto, Warcraft 3. En lugar de ofrecer escenas más inmersivas, detalladas y trabajadas como se muestra en el trailers, un cambio en la dirección del juego durante el desarrollo, para de aligerar la carga de trabajo hacía que el equipo se limitara a una simple revisión del juego original. La nueva campaña revisada tampoco estaba allí. Además, muchos errores y problemas técnicos afectaban al rendimiento de un juego altamente competitivo y, por lo tanto, la versión original se había modificado durante años. Incluso la mejora gráfica quedó muy lejos de ser suficiente.
Vendido por 30 euros, la versión Reforged también se cargó el launcher de la versión original de Warcraft 3. Los jugadores que habían comprado el juego base hace años dejaron de poder acceder a muchas funciones a las que antes tenían acceso.
A todo esto hay que añadir que Blizzard modificó los términos de servicio del juego para apropiarse de toda la propiedad intelectual de los mapas personalizados creados por los usuarios, para evitar que otra gallina de los huevos de oro como DOTA se les escapase. Si combinamos todo esto, el mensaje que transmite el estudio y su editora, Activision Blizzard, es claro.