Jugar a "quién la tiene más grande" no es necesariamente lo más relevante cuando se trata de hardware, ya que es un conjunto de detalles los que hay que tener en cuenta. Puedes tener los mejores componentes del mundo, que si los desarrolladores tienen dificultades para trabajar con ellos, esto puede hacer que sus juegos tengan menor calidad que los del vecino (¿quién recuerda la PS3?). En resumidas cuentas, la potencia sin control no es nada.
Comparación de PS5 / Xbox Series X
Sobre el papel, Xbox Series X parte con ventaja desde el punto de vista del hardware en comparación con su competidor directo. Sin embargo, los desarrolladores ya han elogiado el entorno de trabajo que ofrece la Playstation 5, y en particular gracias al famoso disco duro SSD personalizado diseñado especialmente para ella. En cuanto a las posibilidades técnicas, los dos fabricantes tienen aproximadamente las mismas promesas: interfaces ultrarrápidas, tiempos de carga reducidos gacias a los discos duros SSD, trazado de rayos y 4K 60fps para todos... En cuanto a la Xbox Series S, va un poco aparte, con una configuración menos potente, al estar diseñada para funcionar a 1440p, pero con un precio ultra competitivo.
Comparación de Xbox Series X / Xbox Series S
El objetivo de esta consola es ofrecer 1440p y 60fps con un precio de entrada de 299€. Desprovista de unidad óptica como le pasa también a la versión Digital de PS5, Serie S busca hacerse un hueco gracias a la constelación de servicios que ofrece Microsoft, como veremos un poco más adelante. Sin embargo, parece que esta configuración no es del gusto de todos: algunos estudios se ven obligados a lidiar con este sistema que impone restricciones técnicas y por tanto tiempo de desarrollo adicional.