Un cambio de generación siempre es algo excitante. Es el momento en el que todo amante de los videojuegos puede volver a su infancia y reabrir un embalaje de cartón que guarda en su interior una caja mágica con la que pasará horas y horas sumergiéndose en mundos de fantasía, ciencia ficción e incluso terror y aventuras. Toparse con una nueva generación de consolas es un sentimiento casi intransferible que, por mucho que algunos se empeñen en hacer unboxings y demás, jamás podrán transmitir. Sin embargo, y vamos a ser muy directos, puede que ese momento mágico deba quedarse al margen de los esports. A lo largo del texto vamos a explayarnos sobre ello, pero en resumidas cuentas: PC ahora mismo se ha quedado con todo el panorama de los deportes electrónicos. League of Legends, Dota 2, R6, Call of Duty (de cara a 2021), CS:GO, Valorant... FIFA sería de los pocos que se salva de la quema. Y posiblemente tampoco sea hasta siempre.
Mientras todo el mundo está esperando como agua de mayo las consolas de próxima generación (PS5, Xbox Series S y Xbox Series X) los jugadores de PC continúan a la cabeza de la carrera de los esports e incluso de los videojuegos en general, pero esto último es un tema que merece ser tratado con otro texto diferente. Los esports llevan años desarrollándose sin problema en PC dejando las consolas al margen de la situación. El último anclaje, digamos, de alto calibre, que los deportes electrónicos que tenían con respecto a las consolas era Call of Duty, que lleva siendo el first person shooter por excelencia de los jugadores con mando desde siempre.
La saga pasó con una época dorada que lo catapultó al estrellado en la época de PS3 y Xbox 360, cuando Modern Warfare 3 convirtió de verdad el juego en un esport de cabecera y los jugadores de Estados Unidos y Europa empezaron a competir con normalidad en eventos presenciales. Aunque por aquel entonces los jugadores europeos no tenían demasiado que hacer contra profesionales de la talla de Rambo, MerK o Scump, que se paseaban por los mapas como si nada. Pero todo eso ha cambiado de golpe y sin que nadie se lo esperase.
Call of Duty: Warzone y su juego cruzado es el responsable de ese pedazo de cambio por el que van a atravesar los jugadores profesionales de CoD. Activision se ha dado cuenta de que el camino a seguir no está en consolas, sino en PC, donde los videojuegos pueden explotarse a su máxima potencia y sentirse como algo único y diferente. El salto de consolas a PC era un paso natural que tarde o temprano iba a realizarse en Call of Duty, no vamos a engañar a nadie. Allá en Call of Duty 4 ya había ese competitivo de alto nivel en PC, que luego se instauró de forma firme en consolas por acuerdos entre compañías y porque un grueso importante de jugadores de la saga era de mando y no de teclado y ratón. Ahora, habiendo una convivencia entre ambas plataformas la mar de sana y estando las dos pobladas hasta decir basta, el salto es claramente lógico.
Los esports no pueden estar dependiendo del lanzamiento de nuevas consolas cada X tiempo. Eso podría perjudicar en muchos sentidos a los profesionales que se ganan la vida con esto. Póngamos un ejemplo un tanto de ciencia ficción: sería como si a un futbolista le cambiasen las físicas del balón cada pocos años y este tuviera que estar reinventándose constantemente, no para evolucionar y perfeccionar su nivel de juego, sino para entender y adaptarse a los cambios y ajustes que le están imponiendo. Para un desarrollo óptimo, las condiciones no deben alterarse en demasía y los jugadores deben poder tener su espacio y, lo más importante, poder tener sus propios equipos personalizados (dentro de los marcos legales de los deportes electrónicos) para que pueda jugar con comodidad. De ahí que, por ejemplo, ahora la Call of Duty League también permita el uso de diversos tipos de mandos en PC para sus competiciones, puesto que entiende que los cambios constantes de mandos pueden ser perjudiciales. Como si a los jugadores de Counter-Strike o Valorant les estuvieran cambiando de ratón, teclado y sensibilidad día sí y día también. Sería imposible poder avanzar hasta el máximo nivel si las condiciones sobre las que se trabajan varían.
Tampoco es ninguna mentira que actualmente los videojuegos que están metidos en el sector de los esports son los que generan más temas de conversación, más dinero y más tiempo viven. Por ende, entonces, el que más sale ganando aquí a largo plazo, de nuevo, vuelve a ser el PC, que además siempre tendrá una potencia superior a lo que vienen siendo las consolas por mucho que ahora se nos esté vendiendo que PS5 y Series X van a tirar con una potencia similar. De ser así, Black Ops Cold War ni se habría movido de las consolas, ergo, mirad lo que ha ocurrido a posteriori.
Los esports deben continuar con su propio camino, construyendo una comunidad sólida en base a los diversos juegos que tienen en su haber y ofreciendo cada vez más comodidades a los profesionales. Además de avanzar tecnológicamente, también, a otro ritmo para adaptarse a las necesidad de esos jugadores, que requieren de un trato más especial.