Call of Duty: Modern Warfare 2 Campaign Remastered llegó para confirmar una cosa: la comunidad de Call of Duty sigue queriendo más las entregas pasadas que las actuales que van saliendo año tras año. No es casualidad, por otro lado, que Infinity Ward y Activision estén añadiendo mapas de esas entregas constantemente al multijugador del actual Modern Warfare para suavizar, en la medida de lo posible, el golpe que se están llevando ese modo online por lo poco consistentes que resultan sus mapas. En el momento en el que se lanzó ese seguno remaster de la saga Modern Warfare, TheGamingRevolution (habitual filtrador de Call of Duty conocido ya por cualquiera que siga la franquicia de cerca) confirmó que también se lanzaría un Call of Duty: Modern Warfare 3 Remastered.
Como ese Modern Warfare 2 Campaign Remastered vino sin multijugador, hace unas semanas fuimos directos a nuestra Xbox One, tirando de retrocompatiblidad, para poder entrar otra vez a echar unos tiros en esos lares y ver cómo se sentía a estas alturas su gunplay, modos, arsenal, y si difería mucho del actual Modern Warfare. Podéis encontrar ese texto justo debajo de estas líneas.
Debido a la filtración de ese posible Modern Warfare 3 Remastered, y ya que teníamos la Xbox One enchufada con un CoD antiguo, decidimos darnos también una vuelta por la que fue la cuna del competitivo de Call of Duty. Así es, el competitivo de la franquicia tal y como lo conocemos a día e hoy nació en ese cierre de trilogía de la saga Modern Warfare. Muchos profesionales que a día de hoy compiten o son destacados dentro del sector de la creación de contenido, como Soki o FlexZ, empezaron su paso profesional por Call of Duty con ese título. De hecho, también fue a su vez el juego que empezó a verse más en youtube e hizo que personas como sTaXX se convirtieran en estrellas gracias a la proyección de su talento como jugadores de first person shooters.
Si bien os contábamos que cuando empezamos a jugar a Modern Warfare 2 (2009) tuvimos ciertos problemas para encontrar partidas, lo cierto es que en este Modern Warfare 3 no hemos tenido ningún problema en absoluto en entrar en algún servidor. La búsqueda es rápida y la conexión es bastante estable, por lo que se puede, por lo menos en consolas, sin ningún tipo de problema. Tampoco nos encontramos con ningún hacker (que abundan en Black Ops 2) y los jugadores continúan tirando del mismo tipo de meta que en 2011, por lo que el juego prácticamente no ha cambiado en absoluto. Y sinceramente es algo que nos ha dejado perplejos, puesto que a lo largo de los años el juego, sin duda, habrá rotado de usuarios. Es decir, los más veteranos habrán cambiado de Call of Duty (en su grandiosa mayoría) y los nuevos habrán empezando en el multijugador arrastrados desde la campaña o por algunos youtubers.
Esos usuarios, que a priori tendrían todos los números para alterar el modo en el que se juega: variando posiciones clave, las armas más usadas, etc. Mantienen exactamente la misma jugabilidad que se tenía cuando el juego todavía estaba activo. ¿Qué quiere decir eso? Que Modern Warfare 3 está concebido para jugarse de una forma, y esa forma no puede verse alterada. Y eso, desde luego, lo convierte en un Call of Duty de primera que impide que los usuarios puedan frustrar la experiencia de juego que Modern Warfare 3 quiere transmitir. Que no es otra que la de pura competitividad. Este título de Call of Duty está planteado bajo unas bases de competición que se pueden respirar hasta en la misma movilidad del avatar que controlamos.
El Modern Warfare actual comete un error muy grave para un Call of Duty: buscar el realismo y querer sobrepasarlo por encima de lo arcade. Ese era un trabajo del que siempre se encargaba la saga de Battlefield, que ha intentado desde sus inicios sumergir a los jugadores en un ambiente bélico realista y verídico que le permita vivir la guerra de la forma más cercana posible. Desde su movilidad, hasta la construcción de los mapas, pasando por el gunplay, Battlefield nunca ha querido parecerse a Call of Duty, y por eso ha conseguido tener una audiencia fiel. Modern Warfare (2019) rompe con esa separación entre FPS realista y arcade para realizar una especie de cóctel que no termina de cuajar en todos sus aspectos.
Modern Warfare 3, aun a día de hoy, se sigue sintiendo igual que su predecesor: fresco como una rosa. No posee la velocidad de movimiento que podemos tener en Modern Warfare (2019) con el pequeño dash que podemos realizar hacia adelante acompañado del sprint, pero esta sigue siendo la adecuada para que el juego esté equilibrado. No hemos tenido la sensación de ralentización ni nada por el estilo, sino que el ritmo de juego es otro, más orientado a la búsqueda de espacio y posicionamiento, para avanzar y tomar objetivos. A eso le tenemos que sumar un balance de armas exquisito que hace que el time-to-kill sea prácticamente perfecto.
A excepción quizá de la Type 95, que sigue siendo una mala bestia de ráfagas impresionante. Por lo demás, la UMP-45, la MP7, la P90 y la PP90 siguen siendo los subfusiles más utilizados, y el ACR y la SCAR-L los fusiles de asalto más destacados. Pero ninguna de esas armas supone ningún problema en el cara a cara si conseguimos impactar las balas que tocen en el cuerpo de los enemigos. Al contrario que Modern Warfare 2, que las "explotadas" están a la orden del día.
En los accesorios todo sigue también bien balanceado, con la pequeña diferencia de aquí las aturdidoras y cegadoras se lanzan exactamente igual y con la misma rapidez gracias a la habilidad "Desenfundado rápido". Hasta Modern Warfare 3, siempre existía una gran diferencia entre el lanzamiento de ambas; las aturdidoras de lanzaban de forma más recta, hacia adelante, y las cegadoras hacia arriba, con un giro de muñeca bastante lento que hacía que fuera un poco inútil tirarlas en mitad de un enfrentamiento. En Modern Warfare 3, por el contrario, son el pan de cada día y pueden suponer algún que otro dolor de cabeza, pero tampoco tienen un efecto tan duradero e intenso como para dejarnos quietos sin poder apuntar. Por lo que puede sobrellevarse más que, por ejemplo, las aturdidoras de Modern Warfare (2019).
Aquí fue, como decíamos, donde nació el competitivo a gran escala de Call of Duty. Cuando Estados Unidos empezó a competir con Europa, cuando en España se hacían competiciones sin parar y la Final Cup era el objetivo de todos los que estábamos empezando. Traer de vuelta el multijugador de Modern Warfare 3 en su versión remastered serviría para que mucha audiencia entendiera las bases del competitivo de Call of Duty y pudiera valorar mejor la evolución que ha tenido este. Modern Warfare 3 es historia de los esports en el sector de los shooters, y merece sin duda poder estar presente en la actual generación, o en la siguiente, con su multijugador. Aunque Warzone y Modern Warfare estén activo, esta tercera parte es como un libro de aprendizaje del que cualquier jugador que quiera dedicarse a esto debería beber. Después de repasar Modern Warfare 2 y Modern Warfare 3, se sigue confirmando que los CoD pasados funcionaban muchísimo mejor que los recientes.