El titular de este análisis es bastante explicativo. Es un mal endémico de muchos juegos deportivos anuales, cuyos desarrollos van a la carrera -nunca mejor dicho, en este caso- y las diferencias con respecto a ediciones anteriores son mínimas o nulas. Algo así pasa con MotoGP 21, cuyo mayor atractivo es que se estrena en las consolas de nueva generación, aunque no brilla como si hiciese una vuelta rápida. Más bien se conforma con llegar a la zona de puntos para seguir sumando.
El estudio italiano Milestone lleva años con la licencia de la competición de ciclismo más importante del mundo. Y parece que se conforman con sacarlos adelante con la ley del mínimo esfuerzo. Como desarrollar un juego con la licencia oficial del campeonato del mundo de motociclismo y sus pilotos ya es suficiente reclamo y no hay competencia, pues arranquemos con ello. Y mientras desarrollemos otros 17 juegos de conducción. Honestamente, llevo tiempo preguntándome cómo lo hacen. No sé si son unos genios o un'altra cosa.
Esa falta de competencia y el poder de saberse los únicos que te van a poder meter a Joan Mir -del que nadie habla, pero es actual campeón del mundo de MotoGP-, Marc Márquez o Valentino Rossi, con sus motos y las pistas oficiales, les basta para salir a la pista y dar una vuelta constante y regular, sin peligro de salirse de la trazada. Y está bien, es divertido. Si te gustan las motos, te valdrá y te calmará el gusanillo cuando no haya Gran Premio. Pero cuando llevas años pagando por prácticamente lo mismo, es ahí cuando pincha la rueda.
No queremos confundiros. MotoGP 21 es un buen juego de motociclismo. Pero, eso, sin alardes. La nueva generación era una gran oportunidad para dar el golpe sobre la mesa, y poder atraer así incluso a las personas menos habituales de las dos ruedas. Porque es una competición frenética y divertida. Pero no. Ni el salto técnico en PS5 y Xbox Series hará que os echéis las manos a la cabeza. Ni siquiera aprovechan algunas de sus bondades, como por ejemplo una respuesta háptica con el DualSense de PS5 que nos haga sentir la fuerza del manillar o los diferentes terrenos por los que pasa la moto -asfalto, pianos, gravilla y demás-.
Lo bueno que tiene la saga es que ofrece diferentes opciones para todo tipo de niveles en su ajuste de configuraciones. Así, tanto los novatos podrán beneficiarse de las ayudas, como los experimentados podrán desactivarlas para una conducción más realista y cercana a la simulación; aunque se queda a varios escalones de alcanzar ese género. Eso sí, el progreso es delicado, y como si fuese un caballo, la moto virtual requiere un tiempo de adiestramiento. Os costará infinitas salidas de pista y caídas al suelo dominar el vehículo hasta que las sensaciones se convierten en algo satisfactorio y llegues a quedar en las primeras posiciones. Eso es todo u reto en los niveles de dificultad más elevados.
De la dificultad depende mucho el comportamiento del resto de motos competidoras. En MotoGP 19 se incluyó una IA basada en redes neuronales llamada A.N.N.A para adaptar un comportamiento de conducción realista. Era mejor que antes, pero distaba de ser perfecta. Y, a sabiendas de que necesita mejoras, parece que han dado pasos atrás y todo sigue igual que antaño. Los pilotos rivales van a lo suyo y no parecen adaptarse a lo que estás haciendo tú o a tu posición en pista. Si en una salida te cruzas por donde tienen programado que tienen que pasar, no te van a esquivar: te van a arrollar y dar al traste un fin de semana de carrera. Un sentimiento aleatorio que convierte la primera curva de cualquier carrera en el Dark Souls del motociclismo.
Y por si no tuviéramos suficientes castigos, se ha añadido un nuevo sistema de penalizaciones. Si hacemos alguna acción ilegal, tendremos un tiempo límite para utilizar una de las trazadas exteriores que hay en varios puntos del circuito para recuperar el tiempo que hayamos podido ganar de forma ilícita o devolver posiciones. Es cierto que, a veces, el juego es excesivamente estricto en este aspecto; aunque todo se puede retocar con los ajustes.
En cuando a modos de juego, nada nuevo bajo el sol. Podemos competir en las categorías de MotoGP, Moto2 y Moto3. Y crear a un piloto personalizado para que haga su propia trayectoria compitiendo ante los mejores, en el típico modo "From Zero to Hero" más visto que cualquier cosa. También hay, por cierto, algún crack clásico de este deporte como Mick Doohan o Álex Crivillé entre otros. Pero no hay nada que nos produzca un efecto placebo para seguir jugando o que nos pique a estar horas y horas. No decimos que tenga que haber un Ultimate Team, pero sí algún modo de juego que tenga un atractivo como para que sigamos queriendo echarle horas. Y no, simplemente, echar unas carreras cuando nos apetezca jugar a algo que no nos haga pensar demasiado.
En un mercado tan atractivo como es el de los videojuegos, transmitirle indiferencia a los usuarios es el mayor error que se puede cometer. Una vez puede colar, pero cuando se llevan varios años ofreciendo lo mismo, y además tienes escasa motivación por querer premiar con novedades atractivas porque te sirve con llevártelo caliente al tener la licencia oficial, es un poco triste.
"Es que en un juego de motos no se puede hacer mucho". No, sí se puede, porque lo mismo se puede extrapolar al fútbol y al basket y ahí están FIFA y NBA. Además, está el auge de los esports: ¿por qué no enfocas un contenido tan atractivo para instar a los jugadores a competir ante otros pilotos y que se realicen competiciones oficiales de MotoGP? Estoy seguro de que generarían expectación, teniendo en cuenta lo emocionante que es el motociclismo, pero es un acto que lleva varios años activo y cuya repercusión es verdaderamente escasa. Gran Turismo es un espejo en el que mirarse. Pero en Milestone parece que les basta con calcular los puntos que necesitan para ganar otro año más la competición ante ellos mismos. Pero cuando te va bien y piensas poco en tu público, es el principio del fin.
Ficha Técnica
Título: MotoGP 21
Desarrolla: Milestone
Plataformas: PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC
Lanzamiento: 22 de abril de 2021
Precio: 69.99€