Aunque es una frase muy hecha y manida en los últimos años, lo de "salir de la zona de confort" es una máxima que, no siempre, pero a veces viene muy bien. Podéis extrapolarla a cualquier faceta de vuestra vida, claro. Pero aquí nos pagan para hablar de videojuegos, y es de lo que vengo a hablaros.
Mis crónicas vampíricas
Porque todos tenemos nuestros géneros predilectos y aquellos que no nos han llamado nunca especialmente la atención. A mí me ha pasado un poco con los juegos de supervivencia y, en general, con cualquier título que requiere una atención casi diaria. En su día, el año pasado, me resistí a los encantos de Vallheim a pesar de que vendiera millones de copias en apenas unas semanas. Ahora, a petición popular y casi por no quedarme fuera de las conversaciones del sector, me he metido de lleno con V Rising y no me arrepiento nada.
Tened en cuenta que, al ser medianamente nuevo en este tipo de juegos, para mí casi todo lo que veía me resultaba sorprendente e interesante. Es un punto de vista diferente a quienes ya tengáis las espaldas anchas en este tipo de propuestas. Tampoco es que considere que haya visto nada que revolucione la industria, evidentemente, pero sí que me gustó mucho cómo el juego te enseña todo lo que ofrece en un tutorial meridianamente largo y denso, hasta que llega el punto en el que te suelta a tus anchas, para explorar por su enorme mapeado; y siempre teniendo en cuenta que el sol es uno de nuestros mayores enemigos.
Creo, también que Stunlock Studios ha acertado en muchos aspectos de una obra que, recordemos, acaba de entrar en Acceso Anticipado, por lo que le queda todavía un largo camino hasta su versión final. La temática vampírica está algo desgastada, pero poder construirnos nuestro propio castillo es una idea fantástica para agregar al concepto de videojuego, aunque se cargue algo la disonancia ludonarrativa que tanto nos gusta.
Mucho por crecer... y lo hará
Ya sabemos que la construcción parece ser la clave en los videojuegos de éxito de los últimos años: ahí están Minecraft o el propio Fortnite. Aquí se justifica como necesaria para el desarrollo, para construir herramientas que nos sirvan para ser más poderosos. Porque algo clave en V Rising es que el nivel no se incrementa simplemente acabando con enemigos, sino que aquí nuestro número de prestigio crece al hacer las diversas tareas que nos van encomendando, por lo que no existe el "farmeo" como tal. Así, no nos limitaremos a hacer siempre lo mismo; aunque también es cierto que el estudio tiene una mayor tarea si mantiene esta premisa a largo plazo, dando siempre a los jugadores objetivos a realizar.
Todos los juegos ganan también con sus posibilidades cooperativas, y V Rising no es menos. Pensábamos jugar un rato, pero al final nos enganchamos durante media tarde, talando árboles y rompiendo rocas para fortificar nuestro castillo y poder tener más elementos de creación que nos sirvan para ir más poderosos a los distintos bosses repartidos por la pantalla. No sin dificultades, especialmente con la arquera de hielo, pudimos sobrevivir a una contienda en la que la táctica prima ante la habilidad. Y estos jefes finales también tienen recursos clave para continuar, por lo que el juego nos insta en ir a por ellos si queremos ir progresando.
Todo está medido a la perfección y parece que este juego de vampiros ha llegado para quedarse. Si os gustan este tipo de propuestas, aporta lo suyo y todavía tiene mucho que decir, ya que está dando sus primeros pasos. Si, como yo, nunca os habéis atrevido a un juego de supervivencia de esta corte, te recomiendo hincarle los colmillos. Claro que, si no salís de ahí, no me echéis la culpa. Ya hay más de un millón de jugadores activos; y crecerán mucho durante las próximas semanas.