Anoche me invitó Aerelia a su canal de Twitch para comentar junto con el gran Tremorox la situación actual del lore de League of Legends. La realidad es que el tema del día era la inminente explosión de las tramas del vacío, algo que llegará con el nuevo campeón dentro de unas semanas. Pero lo que hicimos por encima de todo fue dar nuestra opinión sobre cómo Riot Games está trabajando las historias de Runaterra, el lugar fantástico en el que viven los campeones del juego.
El sentir que expresamos los tres, y gran parte del chat fue idéntico: que algo estaba pasando dentro de Riot y su departamento de narrativa. Esto no tiene porqué ser malo, porque quizás se está trabajando para reformarlo, pero sí que en estos momentos se atraviesa un parón importante a nivel de historias en League of Legends y su universo. Y hay varios motivos para ello además de las vacaciones de ciertos trabajadores.
Consideraciones previas
Empecemos por estar todos en la misma página. League of Legends es un juego con más de 12 años de edad, en cuyas partidas no hay apenas historia o narrativa como tal, y con más de 150 personajes a día de hoy. Estos hechos, sumados al crecimiento de Riot Games y las diversas reformulaciones de lo que es Runaterra, eliminaciones directas a asuntos de la historia como el Diario de la Justicia, o incluso el éxito de formatos como Arcane y fracasos de eventos como los Centinelas de la Luz, hacen que no vislumbremos un plan claro por parte de los responsables de este apartado.
Por un lado, hay que arreglar desaguisados correspondientes al pobrísimo lore antiguo, con casos manifiestamente terribles como el de Shaco y su no biografía, o regiones enteras sin razón de ser. Sin ir más lejos, tuvimos al Monte Targon como cajón de sastre de diversos personajes con tramas de dioses y a Jonia con los "asiáticos". Ese trabajo de perfilamiento es lo que ha mantenido ocupado a Riot Games durante los últimos años, y es más que razonable.
El asunto es que League of Legends, como juego, es un medio terrible para contar historias; apenas contamos con unas interacciones entre ciertos campeones cuando se encuentran en partida. Por ello, todo arranca ya desde un portal satélite como es universo, juegos con mucho más texto e información como Legends of Runaterra o directamente alguna de las cinemáticas que lanza Riot a lo largo del año.
Los campeones, deus ex machina y el hastío
A la bajada en cantidad de contenido se le suma cierto hastío producido por la repetición de patrones. League of Legends suele avanzar su historia en momentos muy concretos como son el lanzamiento de los nuevos campeones, lo que no dejan de ser siempre historias de orígenes a las que se les une las narrativas ya existentes para relacionarlo con el mundo. Sin embargo, lo sucedido con Vex o Gwen evidencia que esto no es lo óptimo.
Estas dos campeonas llegaron junto a la historia de Viego el pasado año y cumplieron el peor papel posible en una historia: el de deus ex machina. Dicho término se refiere al popular "lo hizo un mago", que sirve para delimitar esos roles o hechos que hacen avanzar a la historia, pero que lo hacen de una forma chusca y cutre.
Cuando tu narrativa depende de un elemento como los campeones, la cosa se pone fea. Aunque Riot Games ha lanzado más de 5 cada año durante el último lustro, así como varias actualizaciones en forma de rework, lo cierto es que no se trata de un elemento fiable. Los campeones necesitan muchos meses de desarrollo, y la implicación de no pocos departamentos bien distintos.
Esto implica que si se genera un cuello de botella en una zona concreta del proceso de creación, como el que por ejemplo el equipo de balance no pueda echarle un ojo, todo se para. Y cuando se implican a otras piezas, como el juego de Riot Forge y Airship Syndicate, Ruined King, pueden sobrevenirse retrasos que afecten a toda la trama. O que todo necesite una vuelta al canon como será el libro de Ruination, que se lanzará un año después de terminar la trama de Viego.
Aunque si hay algo que Riot Games ha de revisar con respecto al lore de League of Legends y el mundo de Runaterra es su claridad. Arcane funciona porque cualquier persona puede ponerse a ver la serie y entender a los personajes, el mundo en el que se encuentran y sus conflictos. Lo que no funciona es contar la misma historia de tres formas distintas en distintas líneas temporales o dedicar más tiempo del que sucede en la ficción para relatar ciertos hechos.
Llevamos años con Riot contándonos que Demacia está en guerra con Noxus, aunque aún no la vemos más que en unos pasajes de Garen, Primer escudo, por poner un ejemplo. Nada de esto sería un problema si nos detuviéramos en las implicaciones de ese conflicto, en cómo afecta a los habitantes o cómo viven en los territorios del expansivo imperio noxiano. Pero como lo necesario son nuevos campeones y nuevas amenazas globales para crear eventos, no hay tiempo para detenernos a hacer construcción de mundo, el apartado clave para toda obra de fantasía.
El MMO es el congelador
Y con estos mimbres, llegamos además a una teoría. Riot Games está trabajando de forma incansable en su MMORPG que aún está en su desarrollo más temprano. Para llenar un mapeado de esas dimensiones y los miles de páginas de diálogos, historias y misiones, hace falta mucho trabajo y planificación. El MMO de League of Legends aspira a ser la pieza clave de la nueva era de narrativa del mundo de Runaterra.
Por ello, a mi no me sale más que pensar en la cantidad de contenido que ya se estará derivando a dicho proyecto, especialmente a nivel narrativo. Pensemos en Riot como en alguien haciendo croquetas, y que se está guardando en el congelador las que mejor forma tienen y con la bechamel más cremosa. Esto no quiere decir que esas de las formas feas que dejó fuera para cenar sean malas, seguramente estén buenísimas, pero no es lo mejor que tiene en estos momentos. Y no me sale pensar otra cosa que en eso, en que no nos estamos comiendo las mejores croquetas del lore.