El beisbol es un deporte mágico para la gente de Europa. No porque sea increíble, sino porque es algo mitológico al estilo de los dragones. Forma parte del consciente colectivo gracias a películas, series y demás, pero posiblemente ni un 1% de la población lo haya practicado o visto en directo. Todos nos sumergimos en lo que cuenta la historia de Brad Pitt en Moneyball, o sabemos que el ir a pasar la tarde y comer un perrito es un ritual para todo estadounidense que se precie.
Tengo un conocido que dice que la máxima expresión cultural de la actualidad es el deporte, porque salvo contadas ocasiones como series o películas muy potentes, son los deportistas y sus proezas las que crean narrativas que unen pueblos muy lejanos entre sí. Estados Unidos lo sabe y, tras hacer que la NBA sea una de las competiciones más conocidas del planeta y Michael Jordan uno de los seres más mitológicos del mismo, lleva un tiempo intentando que los que de verdad son sus dos deportes estrella a nivel cultural, entren en la esfera global. Me refiero, claro está al Fútbol Americano y al Beisbol.
Las películas y series son una buena forma de hacerlo, pero quizás la segunda expresión cultural más importante detrás del deporte sean ahora los videojuegos. Hace unos meses, con Madden 22, ya conseguí engancharme al deporte, y ahora estaba ansioso de probar MLB The Show 22 para intentar aficionarme a él... Ya que al menos ahí el equipo de mi querida Atlanta sí que ha ganado el título.
El deporte más "juego"
Claro que no es mi primer juego de Beisbol. Como buen niño nacido a principios de los 90, conviví con las recreativas de los bares y con la Neo-Geo... Y, por supuesto, jugué al Baseball Stars 2. Este título tenía todo para que sus reglas se me quedasen incrustadas en el cerebro: los tres strikes, la cajita imaginaria por la que ha de pasar la bola o incluso la pillería que hay en el robo de bases.
El porqué me pasé horas y horas con ese título, que en esencia era un reto de reflejos a la hora de darle a un botón es justo eso, que no hay nada más videojuego que una mecánica así. Como Madden, si lo llevamos al extremo y nos saltamos la táctica, aquí la cosa va de tocar una tecla en el momento justo.
Por supuesto que me esperaba encontrar esto en MLB The Show 22, pero también consideraba que esta podría ser la oportunidad perfecta para sumergirme de verdad en la cultura del beisbol y no en sucedáneos cartoon o historias de Hollywood. Y justo eso es lo que encontré.
Del Show al slow gaming
Empecé a jugar a MLB The Show, y tras una intro muy interesante sobre el deportista de portada, quise arrancar por el modo carrera. Mi idea era rolear al estilo PGA Tour, y crear a un señor pasado de peso sin más habilidad que toda la potencia del mundo. Quizás no siempre fuera a golpear a la pelota, pero quería que cada vez que lo hiciera, la sacara del estadio.
Habituado al oropel, cinemáticas y la ostentación de los modos carrera de NBA 2K o incluso Madden, me esperaba algo similar para la historia de mi personaje. Pero lo primero que te lanza a la cara el juego es un podcast... Sí, una conversación entre un presentador y un ojeador que habla de cómo es hacerse un nombre en este deporte y lo que se tarda siquiera en competir en las grandes ligas. En la NBA un pick alto del draft es titular indiscutible de su equipo; en el beisbol tendrá que jugar y dominar en las ligas menores. Todo lleva su proceso.
No consideré una audacia el suprimir las cinemáticas que tanto imperan en este tipo de experiencias en las que creamos a la próxima estrella del deporte. Era una declaración de intenciones que hablaba de frente de lo que es el beisbol. Hay más beisbol en esos perritos, en ese niño jugando en el jardín de detrás de su casa o en un partidillo amateur, que en las World Series. Y MLB 22 quiere ser el Show, pero también transmitir de verdad qué es este deporte.
Cuando llevaba unas horas jugando y mejorando al personaje, me di cuenta de que MLB The Show 22 bien podría ser un juego que podría ser englobado dentro del slow gaming, o "juego lento" en español. Para quien no lo sepa, se trata de un género que explora cosas tan opuestas a las tendencias actuales del videojuego como son la introspección, la calma o directamente el aburrimiento.
Un ejemplo de esto serían los simuladores como Euro Truck Simulator, los walking simulator como Dear Esther, los títulos de puzles como The Witness, o incluso el popularísimo Animal Crossing. La progresión pasa a un segundo plano, y el disfrutar de un ritmo pausado que te hace entrar en un trance de relajación es la recompensa.
No es que MLB The Show sea un título contemplativo, pero ir a practicar al campo de entrenamiento e intentar mejorar el golpeo de pelota mientras cae una fina lluvia es de lo más relajado que he podido jugar desde hace mucho tiempo. Y lo mejor de todo es que eso me ha hecho entender el porqué del éxito del beisbol, no ya como deporte profesional, sino como pilar cultural de la siempre frenética Estados Unidos.