El deporte norteamericano es un mundo realmente complejo. Mientras en el resto del mundo existe el fútbol y algunas cosas más, allí tienen sus propias disciplinas, ya sean formatos distintos de deportes ya existentes como la NBA, u otros con mayor impacto local como el béisbol o el hockey hielo. Eso sí, en Estados Unidos si se habla de deporte, rápidamente aparece un titán que ninguna otra disciplina puede escalar: el fútbol americano.
Como cualquier otro europeo he tenido mis escarceos habituales con este "rugby de pasar el balón para adelante"; intentonas de ver ese evento masivo con concierto incluido que es la Super Bowl, ganas de "este año sí" con cualquier arranque de la temporada que allí llaman kickoff, e incluso empecé a seguir a varios periodistas e insiders españoles cuando escuché hablar sobre este deporte en mi añorado Al Primer Toque de Héctor Fernández.
Nada de esto funcionó, pero había algo que no llegué a probar en su día más allá de una tarde: Madden. El videojuego de fútbol americano por excelencia bien podría ser esa pieza que me faltaba para aficionarme a un deporte que, desde fuera, me fascina por su estructura de universidades, límites salariales y peso específico en una sociedad tan relevante como la norteamericana. Y con Madden 22 lo han conseguido.
La clave es jugar y no querer saberlo todo
¿Cómo lo ha hecho Madden 22? Pues sinceramente contradiciendo lo que recuerdo de otro videojuego de esta saga que probé hace unos años. En aquel entonces, la introducción era un tutorial que te iba asignando la dificultad que te correspondía según tu desempeño en esas pruebas. Es cierto que te iba enseñando la jugabilidad básica, pero pronto me sentí abrumado por la cantidad de conceptos nuevos a pesar de que sabía lo básico sobre las reglas.
Con Madden 22 lo que he hecho es tener claro que tenía que elegir un equipo y jugar directamente sin preocuparme de las derrotas. El Modo Franquicia puede abrumar de igual manera, pero lo importante es la actitud de querer mejorar e ir aprendiendo poco a poco. Quizás hoy juegue dos partidos y explore el sistema de fichajes, mañana otros dos partidos y mejore unos jugadores aprovechando el sistema de árbol de habilidades de los entrenadores.
Pero la verdadera clave es ese "elegir un equipo" que comenté antes. Como fan de los Atlanta Hawks de la NBA, tenía simpatía desde la distancia por los Falcons de esa misma ciudad. Casi por ósmosis al seguir a muchos periodistas y personas estadounidenses de la ciudad, me fui empapando de su historia. Sé que son famosos por hacerlo bien en ciertas ocasiones y siempre perder de forma vergonzante en los últimos minutos. Y también que están en plena reconstrucción teniendo incluso que vender a una leyenda como Julio Jones por problemas de salarios.
El ciclo del deporte americano favorece al videojuego
Y hay una cuestión clave en el enganche que tengo al modo Franquicia, llave para querer jugar partidos y mejorar mi nivel en partida. Estoy hablando de los ciclos del deporte americano. En el fútbol y en general en el deporte europeo, los equipos malos descienden y los buenos ascienden. Si trasladamos esto a un juego, tenemos alicientes al ir ganando y no cuando perdemos porque estamos aprendiendo a jugar y, como diría Marcelino García Toral: "Somos más malos que mi puta madre".
Con el deporte americano, quien va peor, recibe ayudas a través del sistema de draft. Te vas deshaciendo de los salarios importantes y vas fichando jóvenes que llegan desde la universidad en un orden inverso al rendimiento de los equipos. Si eres malo, tranquilo, podrás reconstruir gracias a esa nueva perla que ha caído en tus manos. Esto casa a la perfección con mi nulo conocimiento hasta la fecha del deporte, mi elección de un equipo en reconstrucción y mis ganas de notar que voy mejorando. Hoy juego mucho mejor que hace dos semanas... Y mi equipo es mejor. Por no hablar del apego que voy cogiendo a esos chicos jóvenes que yo mismo he elegido.
No podría hacer un análisis y recomendar su compra o no en función de las mejoras con respecto a la pasada edición. Pero sí os puedo decir que a día de hoy espero con ganas ese kickoff, me he convertido en una persona que cree más en Kyle Pitts que en mi familia y sé que Calvin Ridley es mi pastor. Ah, y estoy en una liga fantasy de la NFL con unos amigos con los que hablo por Discord.