Siempre que sale un nuevo juego de From Software al mercado se nos viene a la cabeza la dificultad en videojuegos. Ahora, con Elden Ring el debate se reabre: ¿es tan difícil lo nuevo de Hidetaka Miyazaki?
Pero, que quede claro, que el genio nipón no inventó los juegos difíciles; aunque sí hizo de este tipo de retos un arte. Así que, si queréis poneros un reto, a continuación os traemos a algunos de los que son considerados como los mayores retos de la historia del ocio digital.
Aventuras que os harán sufrir, llorar y puede que romper algún mando. Sí, nos estaremos dejando muchos por el camino, porque la lista podría ser inmensa. Y también hemos decidido dejar fuera a juegos tipo souls-like, así que olvidad que nombremos Dark Souls, Nioh o The Surge.
Ghost and Goblins (1985)
Probablemente, muchos ni hayáis pasado del primer nivel. Al ver cómo unos pocos esqueletos dejaron a Arthur, a su protagonista, en calzoncillos, y que hasta un mísero murciélago nos puede destrozar en un segundo. O que el escenario esté repleto de trampas que cada vez son más puñeteras. Y a medida que se avanza es peor. Un momento, me suena todo esto que estoy diciendo y no estoy hablando de un Dark Souls. En cualquier caso, hace poco han hecho un remake que podéis jugar con más tranquilidad, ya que hasta tiene un modo en el que tendremos muertes infinitas para ver el final. Los tiempos cambian.
Contra (1987)
Morir, morir y volver a morir. Es la básica en la que podemos resumir este clásico de Konami, que hemos visto reformulándose durante varios años. Sin duda, los juegos de hace ya más de tres décadas marcaron a toda una generación. Y, sin duda, es de los primeros que se nos vienen a la cabeza al hablar de títulos prácticamente imposibles. Aun así, era muy divertido y su desenfrenada acción 'picaba' para llegar hasta el final. O, al menos, a intentarlo.
Battletoads (1991)
Los juegos retro, en su mayoría, eran complicados. Nos estaremos dejando muchos por el camino, pero otro que nos trae ese infausto recuerdo es Battletoads. Las vidas se nos esfumaban como azucarillos en el café, y eso que parecía un título agradable protagonizado por sapos peleones. Pese a todo esto, eran juegos divertidísimos y con encanto que también han resucitado hace poco con una nueva entrega.
Ninja Gaiden (2004)
Todavía tengo pesadillas y los dedos entumidos con todo lo que sufrí con Ninja Gaiden. Es el primer juego con el que recuerdo apelar al orgullo hasta pasármelo, a pesar de sufrimiento y algún que otro mando roto. Las aventuras de Ryu Hayabusa son un hack and slash de esos que dejan huella, y tan pronto te enfrentas a dragones enormes como a cientos de soldados con tanques y todo tipo de armas. Cosas de Tomonobu Itagaki.
God Hand (2006)
Esta rareza de Capcom fue un fracaso comercial, pero se convirtió en un juego de culto inolvidable para muchos, que si bien se merece una segunda oportunidad, queremos recordar para que no caiga en el olvido. No era extremadamente difícil Pero todo aumentaba en función del nivel del jugador en tiempo real, complicando todo cada vez más. Un auténtico placer culpable.
Super Meat Boy (2010)
En los albores de los juegos independientes destacó un juego llamado Super Meat Boy. Y lo hizo precisamente porque tenía un espíritu retro dentro de un toque moderno; con un trozo de carne como protagonista que debía evitar todo tipo de objetos afilados para llegar a su destino. Insufriblemente difícil, pero maravillosamente divertido. De él habla mucho y bien su creador en el documental Indie Game:The Movie.
The Witness (2016)
Normalmente asociamos el hecho de asociar que un juego es difícil porque requiere mucha habilidad o práctica con los mandos. Y no siempre es así. Buen ejemplo de eso es The Witness, la última obra de Jonathan Blow, creador del genial Braid. Solamente tenemos que resolver puzles, pero será un ejercicio mental que nos dejará dándole vueltas durante horas hasta dar con la solución. Muchos han quedado por el camino. Se puede recurrir a YouTube, pero no tiene gracia.
Cuphead (2017)
Destaca por un diseño artístico precioso, que nos aporta reminiscencias a los dibujos animados de los años 30. Pero esas malditas tazas tienen enemigos muy poderosos y, aunque el universo desborda carisma, nos hará memorizar bien los escenarios y patrones para salir victoriosos. A veces, ni eso es suficiente. Una auténtica joya que combina muy bien el estilo clásico con el enfoque moderno al sector. Y que hasta tiene serie en Netflix ya disponible.
Celeste (2018)
La dificultad suele implementarse para acompañar a la narrativa, y no puramente por capricho. Uno de los mejores ejemplos es Celeste, en el que encarnamos a una joven que necesita escalar una montaña que representa la depresión. El camino no es fácil y hay muchos obstáculos por el camino. Trabas que nos costarán y nos harán llorar, pero tendremos que superar para cumplir el objetivo. Una de las mejores metáforas hechas videojuego.
Sekiro: Shadows Die Twice (2019)
Diréis que Sekiro sí es un souls-like, pero es el juego que más se aleja de este enfoque auspiciado por Hidetaka Miyazaki. Aquí no podemos ponernos a farmear para subir el nivel de nuestro personaje; solamente podemos hacer algunos retoques y poco más. Todo se basa en nuestra habilidad y memoria muscular para 'bailar' con nuestros enemigos a ritmo de espadazos. Es lo que hace especial y tan difícil a las aventuras del Lobo. Una obra maestra del dolor y la dificultad.