Del desempeño en monitores con píxeles que tenían el tamaño de un puño, los esports han llegado al momento en el que la plaza de una competición franquiciada puede alcanzar un valor de 30 millones de euros. Una evolución presa de la inmediatez que nunca ha intentado preservar un pasado tan olvidado como el sonido que hacía el módem de 56k cada vez que tratábamos de conectarnos a internet.
Alberto "neptuNo" González Molinillo tiene 29 años y es uno de los pocos jugadores españoles de la época que todavía sigue en activo. De jugar en el equipo del ciber de su barrio a cambio de no tener que pagar por la sesión a hacerlo para clubs que invirtieron millones para estar en la Overwatch League. Un viaje que transcurre a lo largo de dos décadas y cuatro juegos diferentes en los que se ha ganado tantos trofeos que es imposible trazar un palmarés antes de que os aburráis de leer.
La nueva aventura del jugador le volverá a llevar al más alto nivel de la competición nacional de Valorant. Aburrido de Overwatch después de la pandemia, neptuNo fichó por Case Esports. Con ellos ha logrado una plaza en la Valorant Rising Series, máxima categoría nacional para el shooter táctico de Riot Games para la que consiguió acceso tras superar todos los clasificatorios abiertos de LVP.
Cuando los esports todavía dormían en portales
Del mismo modo que los primeros raperos españoles tenían su Santo Grial en las maquetas grabadas en casetes, los jugadores competitivos que daban su primer paso con la llegada del euro encontraban en los cibercafés su lugar de culto. Un espacio con decenas de ordenadores conectados a internet en los que disfrutar de un sistema prácticamente inalcanzable en cualquier otra circunstancia. Un lugar con sus propios ritos y normas en el que, para que nos hagamos a la idea de todo lo que ha cambiado, se podía fumar enfrente del teclado.
Por aquella época era normal e incluso una forma de saber dónde estarían ‘los chavales’ pasando la tarde. Alternativa de ocio a la que se sumó neptuNo acompañado de unos cuantos familiares. Sin embargo, pronto había algo diferente en él. No se le daba mal aquello de los disparitos y terminó alcanzando el mayor estatus al que se podía acceder por entonces: formar parte del equipo del ciber y poder pasar tantas horas jugando como quisiera sin gastarse un solo euro.
Esta herramienta de marketing permitía subir el nivel de un comercio, haciéndolo más interesante y provocando que algunos jugadores acudieran a él para desafiar al equipo. Un espíritu competitivo que desarrolló naturalmente un circuito nacional con torneos presenciales en los que se juntaban representantes de toda la geografía española. Entre ellos estaba, por supuesto, el local para el que jugaba un jovencísimo neptuNo que, como sacaba buenas notas, tenía permiso de sus padres para dedicar las horas que estimase oportunas.
El crecimiento de la escena nacional pronto dio lugar a competiciones apartadas de su ciudad. Ni siquiera por entonces los equipos querían ir al torneo sin su estrella y allí estaban los responsables del ciber: pidiéndole permiso a los padres de un chaval de 13 años para llevárselo a Madrid a disputar torneos. A buen seguro tras algo de insistencia y tirando de la confianza, los padres accedieron. Una positiva que pronto permitió al jugador poder llamarse a sí mismo profesional. Sobre todo, cuando tocó techo ganando un clasificatorio para las World Cyber Games de Seattle. A sus 15 años, estaba cogiendo un vuelo trasatlántico para jugar a Counter-Strike en Estados Unidos tras derrotar al x6tence de Flipin por dos mapas a cero.
Sin embargo, la mayor parte de las competiciones no alcanzaban tales cotas de glamur. “Cuando íbamos a los torneos en Counter-Strike 1.6 a veces no teníamos donde dormir. Llamábamos a un portal nos colábamos dentro y nos poníamos a dormir literalmente en el suelo hasta el día siguiente. Los torneos eran desde que te levantabas hasta las 2 de la mañana e igual jugabas al día siguiente a las 7 o a las 8. Íbamos a lo pobre”, nos comentaba el jugador con respecto a esta primera etapa competitiva.
El camino de lo que me apetece
Todo hasta ahora apuntaba a que viviríamos el ascenso de una de las grandes leyendas del Counter-Strike español. Son casos que ya hemos conocido con Musanban1 o Flipin1. Sin embargo, neptuNo es un jugador diferente que confiesa tener una carrera marcada por lo que más le motivaba. Así, en 2009 no le costó demasiado abandonar Counter-Strike para pasarse a League of Legends cuando el MOBA de Riot Games apenas acaba de lanzarse.
Según sus propias palabras, League of Legends fue el primer juego al que realmente “se enganchó” y durante la primera temporada logró acabar en el top 40 de Europa. Una situación que le llevó a buscar jugadores para crear su propio equipo con el que empezar a disputar torneos a nivel semiprofesional. Apenas había dinero en juego, pero no pasaría mucho tiempo hasta que pudiera saborear el profesionalismo.
Competir en diferentes juegos tiene mérito en función a los logros conseguidos en los mismos. Sin embargo, en el caso de neptuNo la carrera es irreprochable. Puede presumir de haber ganado la División de Honor (equivalente a la actual Superliga) y de haber participado en el clasificatorio a la LCS Europa (actual LEC) en el año 2014. De hecho, en este último se había ganado la ya eliminada en la Challenger Series. Sin embargo, errores que implicaron tanto a Riot Games como al Manager de los también desaparecidos Karont3 Esports los dejaron fuera de la competición.
El palo fue tal que a punto estuvo de dejar de jugar, pero se mantuvo dos años más en la élite en los que casi es capaz de revalidar el título y acabaron de golpe en 2016. El motivo fue el lanzamiento de Overwatch un juego al que sabía que iba a pasar “tan pronto como vio el anuncio del juego”. Una profecía que se confirmó en el mismo momento en el que comenzó a jugar “14 horas al día".
En el juego de Activision-Blizzard también fue capaz de destacar, dominando Europa con Movistar Riders antes del nacimiento de una liga franquiciada a nivel mundial a la que se unió en la primera temporada. Auge constante a la carrera de un jugador que por entonces ya había cumplido el cuarto de siglo y que superó todo lo que había hecho hasta ese momento en los deportes electrónicos.
Si en Counter-Strike y League of Legends neptuNo brilló a nivel nacional, en Overwatch consiguió junto a su equipo el subcampeonato de la primera temporada. Un hito histórico logrado de la mano de Philadelphia Fusion que le llevó a representar a España en los mundiales por selecciones que tuvieron lugar durante los primeros años de vida del juego hasta que la pandemia les puso freno de forma abrupta.
¿Qué significa un último baile?
La situación sanitaria fue la máxima responsable de que neptuNo decidiera poner fin a su aventura en Overwatch. El drama con los visados que le hacía viajar ida y vuelta a Corea cada pocos meses le obligó a perderse partidos y perder una titularidad que hasta entonces era indiscutible. Falta de motivación acusada por la situación del equipo y un agotamiento tanto físico como mental que precipitó una despedida que, de nuevo, el jugador tenía clara al poco de ver el juego.
Esta vez convencido de que será su último título antes de una retirada en la que todavía no piensa, neptuNo decidió pasarse a Valorant. “Salió el Valorant que era una mezcla entre las magias del Overwatch y toda la base del Counter-Strike 1.6 que jugué de pequeño y es mi juego favorito de toda la vida… Yo sabía que quería jugar la Valorant. No creo que haya otro juego que me vaya a cambiar después. A lo mejor algún día me retiro y me apetece jugar a TFT para pasar el rato, pero no a nivel competición este es mi favorito”, nos explicaba el jugador.
Este último cambio de tercio parece ser el paso definitivo en una carrera en la que pocos palos quedan por tocar y el regreso del jugador a la competición nacional. El último alto en un camino en el que el jugador confirma no arrepentirse de nada. Sin embargo, no debemos interpretar esta situación como que neptuNo colgará el ratón de un momento a otro. El jugador quiso acabar derribando algunos mitos y asegurando que, aunque Valorant será su último baile, no durará unas pocas canciones.
“No hay retirada a la vista… no tío. Cuando me deje de apetecer jugar, dejaré de jugar. Yo creo que la gente acaba quemada mentalmente. Yo sigo motivado y me gusta. El tema de mecánicas y reflejos me parece una tontería. Yo sigo teniendo muchísimos reflejos. Siempre me gastan la broma de que soy muy mayor y hacemos una prueba de reflejos. Se supone que me deberían de sacar bastante, pero normalmente les gano. Tengo 155/160 milisegundos de reacción. A nivel mecánico y de reflejos no se pierde, al menos yo”.
Podremos ver a neptuNo jugando con Case Esports en la próxima Valorant Rising Series España, que comenzará el próximo día 15 de febrero. Una competición que marca el regreso de una leyenda de los esports españoles que, como el primer día, asume por pura motivación el reto de ganarse un puesto en la élite mundial de un nuevo título.