Por muchas actualizaciones, parches y hasta ediciones que pasen; hay un tipo de jugador que siempre será el más odiado en Call of Duty: Warzone. Hablamos, por supuesto, de los clásicos “camperos” que aguardan en las esquinas más oscuras del mapa de Verdansk 1984 y sus edificios. Un clásico de los juegos de acción en primera persona que, a fin de cuentas, forma parte de una forma de jugar válida por muy desesperante que nos pueda resultar.
Sin embargo, el hecho de que sepamos que en el fondo lo que están haciendo no está mal no implica que nos identifiquemos con ellos o aprobemos su forma de jugar. La mayor parte de los jugadores sabe que acabar con un rival que simplemente estaba esperando siempre tiene un sabor especial. Una situación que todavía puede mejorar cuando conseguimos eliminarlos con jugadas particularmente espectaculares o en el que dejemos en evidencia su discutible estrategia táctica.
Eso es exactamente lo que logró un jugador, que se ha convertido en el vengador inesperado de toda la comunidad completando un movimiento la mar de espectacular para acabar con un contrato de recompensa. La forma no podría ser más inteligente y revela la verdadera profundidad táctica que ofrece el mapa de Call of Duty: Warzone si sabemos sacarle partido a alturas y repisas. Todo esto para un final de lo más humillante que a más de uno le daría un buen susto en caso de ser la víctima.
El bloque de oficinas es uno de los mejor y peor diseñados del juego. Por una parte cumple su cometido y por otra ofrece demasiadas debilidades frente a los jugadores que esperen ahí. En cierto modo, incluso parece buena idea esperar en ese terreno a que se acabe el “bounty” que nos revela. Sin embargo, el truco de caminar por el alfeizar era completamente desconocido y arruina por completo la idea. Una baja épica que acaba en ejecución y nos recuerda que estar quietos en Call of Duty: Warzone a veces puede sentenciarnos.
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