De todas las estrategias disponibles para ganar a League of Legends, hay una que siempre ha sido capaz de brillar con luz propia: las composiciones basadas en peleas grupales. De entre estas, las más habituales son las que se basan en combos de mayor o menor complejidad en función al nivel de los jugadores. Pueden ser tremendamente simples, como el clásico Malphite con Yasuo, pero sigue resultando sorprendentemente efectivas en la gran mayoría de ocasiones,
La única debilidad de este tipo de equipos es buscar un punto de equilibrio. Es decir, combinaciones de campeones que sean capaces de llevar a cabo el combo con otros que tengan herramientas suficientes para subsistir si algo sale mal. Sin embargo, cuando las cosas salen bien todo lo demás da igual. Podemos acabar con los rivales en cuestión de segundos y apenas con unas cuantas habilidades que volatilicen sus barras de vida sin capacidad de reacción. Si la primera habilidad les impacta, están fuera.
Gracias a la aleatoriedad del modo de juego ARAM, un jugador ha podido disfrutar de una de estas jugadas prácticamente mágicas. Pese a la aleatoriedad, las piezas encajaban a la perfección y vemos uno de los mejores combos posibles de League of Legends. Definitiva de Diana, seguida de la de Malphite, acompañada de la de Leona y con una Senna para rematar a todos los que quisieran escapar a tremenda sucesión de habilidades. Un todo en uno para resolver una pelea en cinco segundos con un resultado de lo más plástico.
Es, sin duda, una de las formas de jugar más satisfactorias que puede ofrecer League of Legends y lo cierto es que el resultado suele ser sorprendentemente útil. La mayoría de jugadores suelen cometer el error de buscar campeones demasiado difíciles de ejecutar, cuando la simpleza puede llegar a ser el mejor aliado a la hora de ganar una partida.
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