Uno de los grandes problemas todavía por resolver en League of Legends es el de la toxicidad. Durante años, a Riot Games se le ha reprochado la conducta que tienen los jugadores de su título. Una crítica que la desarrolladora acabó encajando prometiendo un cambio a partir de esta temporada 11. Ha habido mejoras en los sistemas para que las conductas disruptivas sean más fáciles de detectar y se penalicen de forma automática. Sin embargo, los jugadores han demostrado que el sistema no funciona.
Un jugador ha comenzado lo que parece ser un extraño experimento. Tras subir a nivel 30 jugando únicamente contra bots para hacerlo lo más rápido posible, no ha dejado de lanzar cola para jugar partidas clasificatorias. Todas ellas, con una particularidad: no hay nadie utilizando el teclado y ratón. Un total de 115 enfrentamientos en los últimos 5 días en las que, literalmente, no se ha movido ni una sola vez de base.
No hay datos sobre este jugador y hasta circula la sospecha lógica de que sea simplemente un bot programado para estirar el chicle al máximo y ver si recibe alguna sanción por parte del sistema de juego. Algo que todavía no ha acontecido. Solo hay una circunstancia atenuante: está AFK desde el inicio de cada partida, lo que permite utilizar el sistema de remake de League of Legends y hacer que él sea el único damnificado en cuanto a puntos.
Sin embargo, ni esta última circunstancia ha sido suficiente como para eximir a Riot de su evidente culpa. El hecho de que tras tantísimas partidas el sistema automático no haya castigado su comportamiento reincidente es inexplicable. Incluso si no perdemos puntos, la fase de selección de campeón en League of Legends, sumada a la pantalla de carga y los tres minutos previos a la votación de rehacer puede conseguir que nueve personas pierdan hasta 15 minutos de su vida en este sinsentido. Multiplicándolo por unas 100 ocasiones, empiezan a ser bastantes horas.
Desde Riot Games no se han pronunciado al respecto de la situación, pero tampoco acostumbran a hacerlo. Hace poco supimos de una cuenta con 54 derrotas consecutivas dejándose perder a propósito que tampoco había recibido castigo.