Metal Gear Solid 3: Snake Eater
Es inevitable acordarse de MGS3 al hablar de finales sobrecogedores. Hideo Kojima cerró de forma magistral la primera precuela de la saga. La historia cuenta cómo Snake se convierte en Big Boss, pero por el camino debe acabar con The Boss, su mentora, quien aparentemente ha traicionado a su país, desertando a la URSS, pero realmente está ayudando a su súbdito a cumplir su misión.
Para ello, primero debe matarla, aunque no quiere enfrentarse a ella; es como una madre para él. Tras una gloriosa batalla en un campo de flores, el juego nos obliga a dar el disparo de gracia, con una The Boss ya moribunda. Imposible no tragar saliva antes de hacerlo. Después, y tras rendir homenaje en su tumba, recibe la condecoración ante los altos cargos de Estados Unidos, aunque está repleto de odio por haber sido tratado como una marioneta. La canción Way to Fall de Starsailor pone el broche de oro en los créditos.