Pese a las recientes críticas que ha recibido, la franquicia Call of Duty sigue siendo una de las más exitosas del mercado. Cada nueva entrega que lanza Activision es capaz de superar los ingresos generadas por la anterior y desde la salida del battle royale Warzone la situación se ha hecho todavía más evidente. Una gallina de los huevos de oro que, además, es capaz de generar una base de jugadores muy fiel pese al habitual arranque algo más lento de los juegos.
Este año, ni los problemas económicos derivados de la crisis sanitaria han sido capaces de aguar la fiesta de la compañía. Todavía quedan unos cuantos meses para el final del ejercicio fiscal, pero en lo referido al año natural la desarrolladora se sitúa en el escalón más alto del podio en lo referido a ingresos conseguidos mediante sus grandes juegos. Una situación provocada por las ventas y transacciones en su tres grandes títulos: Warzone, Black Ops Cold War y Modern Warfare.
Según el informe anual de Superdata, la desarrolladora habría facturado un total de 2.591 millones de dólares solo gracias a Call of Duty en el que sería uno de los mejores años de su historia. De esa cantidad, 1.913 millones serían gracias a Modern Warfare y su ciclo de Warzone y el resto gracias a un Black Ops Cold War que ha sido un éxito en lo referido a ventas.
Pese a las habituales críticas de la comunidad a determinados aspectos del juego como el equilibrio de las armas o la rotación de modos, lo cierto es que sigue siendo una de las franquicias más provechosas gracias tanto a las ventas como a los contenidos descargables y packs de armas. Una cantidad recaudada que, por ejemplo, es superior a la que consiguió Fortnite durante el año 2019.