A lo largo de las últimas semanas, muchos fans de League of Legends han mostrado su descontento por las claras diferencias con Wild Rift. El juego de móvil está siendo capaz de superar al MOBA original de Riot Games en muchos aspectos. Desde la herramienta de práctica o los modelos de los personajes hasta el apartado artístico del juego hacen que la versión para PC parezca el hermano pequeño de su contraparte en dispositivos móviles.
Es cierto que puede resultar algo frustrante ver como los nuevos jugadores están recibiendo muchas de las mejoras que la comunidad querría ver en League of Legends, pero hay varios aspectos redentores que hacen que señalar a la desarrolladora como la gran responsable de esto no sea del todo justo.
Hoy en día Riot Games sigue pagando las facturas del nefasto código de League of Legends. No es algo que desde la desarrolladora oculten o de lo que se sientan avergonzados. Cuando hicieron el juego hace más de diez años no tenían la experiencia suficiente como para llevarlo a cabo de una forma óptima y hay mucho código espagueti que convierte añadir cada función en un nuevo desafío. De hecho, algunos campeones como Azir que estaban pensados para salir poco después del estreno del juego tuvieron que retrasarse años y casi fueron cancelados ante la imposibilidad de implementarlos.
Sabiendo que casi todo en League of Legends está programado como un simple súbdito es fácil entender porque los bots no son tan inteligentes o la herramienta de práctica no es todo lo buena que debería. Desde la desarrolladora llevan años intentando solucionar diferentes focos y no ha habido tanto tiempo para pulir estos detalles.
Además, hay que tener en cuenta que Wild Rift es un juego completamente nuevo y, aunque seguro que algo de LoL habrán reciclado, han tenido “tiempo infinito” para acometer todas las mejoras a la vez. Esta situación de privilegio permite enfocar y diversificar tareas sin tener que estar pendiente de otros ámbitos como el equilibrio del juego. Puede trabajarse en paralelo, pero con unos esfuerzos mucho mejor enfocados y sin tener que destinar recursos a aspectos más mundanos.
Está bien exigir a Riot Games que vaya implementando cambios a League of Legends que lo igualen con Wild Rift, pero también comprender que esto no es un abandono o una apuesta por un título diferente. Es especialmente importante que, aunque sean experiencias complementarias y no sustitutos, ambos juegas sean lo más similares posibles. Sin embargo y salvo sorpresa mayúscula tendremos que esperar mucho tiempo para ver todo implementado. En definitiva, solo queda pensar que si la desarrolladora invierte millones en su juego original y es su gran espectáculo, está claro que ellos son los primeros que quieren que sea su obra maestra.