Call of Duty: Warzone va a ser una parte importante de los próximos juegos de la saga. El battle royale se adaptará a Black Ops: Cold War con la salida del título. Este evento promete convertirse en costumbre y alterar el futuro de la franquicia. Sin embargo, no todo cambiará tanto como algunos jugadores esperaban y, en términos jugables, la adaptación al juego de Treyarch no supondrá ni mucho menos una revolución.
Según uno de los usuarios más reputados en lo que respecta a filtrar novedades de la saga Call of Duty, no estaremos ante un juego completamente nuevo. Los cambios se limitarán a modificaciones en el mapa y los vehículos, además de integrar las nuevas armas del juego. Un lavado de cara completo que, aun así, nos permitirá mantener todo lo conseguido en la versión actual de Warzone.
Que el cambio no afecte a la jugabilidad tiene aspectos positivos y negativos. Por una parte, podremos seguir desenvolviéndonos con cierta soltura si ya hemos jugado a Warzone. Por la otra, se mantendrán algunos de los bugs más desagradables y está por ver cómo se las arregla Activision para hacer que dos juegos tan diferentes mantengan tantos elementos vivos.
La convivencia del Warzone basado en CoD: Modern Warfare y el que tomará los principios de Black Ops: Cold War parece, como mínimo, complicada. En cualquier caso, todavía quedan tres meses para el lanzamiento de la nueva entrega de Call of Duty y desde los diferentes estudios de Activision todavía tienen tiempo para tratar de depurar el producto final que llegará a los consumidores.
De momento, solo queda esperar a ver cómo decide implementar los cambios la compañía y si la información termina por confirmarse. La solución intermedia parece razonable, aunque nos deja más dudas que respuestas sobre cómo podrán implementarse tantos elementos en un único título.