The Last of Us 2 lleva varios días entre nosotros, tiempo suficiente para que mucha gente lo haya completado. Naughty Dog ha diseñado una narrativa que no deje indiferente a nadie, lo que acarrea algunos pros y contras. Una decisión valiente que, guste más o menos, es para aplaudir al equipo californiano.
Vamos a reflexionar acerca de todo lo que ocurre en The Last of Us 2. Por lo que, si no habéis completado el juego, es mejor que regreséis aquí cuando lo hayáis hecho y os unáis al debate.
No continuéis leyendo si no habéis terminado The Last of Us Parte II. Vamos a destripar algunos de los momentos más determinantes de la aventura.
The Last of Us Parte II es un juego que utiliza de forma magistral el simbolismo mediante las acciones de sus personajes, repercutiendo en el jugador una gran diversidad de sentimientos cambiantes según las circunstancias.
Naughty Dog juega dos cartas arriesgadas con The Last of Us II, y la maniobra puede salir tan bien como si el resto de integrantes entran al juego, o tan mal como si nos pillan el farol. Lo curioso es que no depende de los hechos en sí, sino de las perspectivas y los valores de quien esté a los mandos.
A las dos horas de juego, muere Joel de forma despiadada por una joven desconocida llamada Abby, quien le revienta la cabeza con un palo de golf, de la misma forma que nuestros corazones quedan resquebrajados.
Es un momento duro, que destroza el alma. Hemos vivido una aventura muy cercana con Joel en la primera entrega y hemos visto lo que sufrió cuando le arrebataron a su hija Sarah de sus brazos. Cuando cambió su actitud déspota por proteger a Ellie como si fuera su hija propia.
En ese instante hay una carga simbólica en el que los jugadores somos Ellie y estamos en la misma posición que ella en el momento del asesinato. Tumbados sobre el suelo, mirando impotentes el momento mientras varias personas nos impiden movernos. Esas personas son una representación de Naughty Dog, forzándonos a sentir el dolor del momento, a ser plenamente partícipes a sabiendas de que no podemos hacer absolutamente nada para que cambie el sino de nuestro protector. Por mucho que cambien las cosas a partir de ese momento, sabremos que no habrá final feliz.
A lo largo del juego tienen lugar varias analepsis que nos llevan a momentos vividos entre Joel y Ellie que no hemos visto, como el regalo de cumpleaños en el museo de historia natural o el nivel camino a la tienda de música para conseguir una cuerda de guitarra.
Son momentos puro fanservice que, al mismo tiempo, nos retrotraen a la primera entrega. A los momentos cuando vivíamos las conversaciones entre ellos, con una Ellie inocente, que hacía chistes malos. La cara que pone cuando están en la nave espacial y se pone el casco, viviendo el despegue, es un momento precioso en el que es casi imposible no llorar. Es en estos momentos donde más se reconoce la esencia The Last of Us que enamoró a tantos en 2013; porque la mayor virtud de aquel juego era la relación entre Joel y Ellie, siendo el punto diferencial con 'un juego más sobre zombis'.
Pero, a pesar de la aparente transparencia entre ambos, hay un secreto enorme que todos sabemos y que Ellie no. Lo que Joel hizo en el hospital; aunque juró que decía la verdad en la escena final del epílogo de The Last of Us, el protagonista del primer título mintió a Ellie por puro egoísmo. Por no querer estar solo en un mundo devastado; porque Ellie le recordaba a Sarah.
Perder a lo único que tienes o salvar la humanidad. ¿Cómo actuarías tú en el pellejo de Joel? De una forma u otra, la actitud de Joel es totalmente comprensible. Pero, cuando le revela la verdad, Ellie se enfada lógicamente con él por no haber tenido la posibilidad de decidir. Joel ha sido mezquino y egoísta; y Ellie ve cómo le asesinan a sangre fría sin haber podido arreglar las cosas con él. A pesar de todo, ambos se aman y eso impera ante todo.
En una sociedad de supervivencia, toda acción tiene sus consecuencias. Y Joel, en su afán proteccional, más allá de su etapa como contrabandista, ha dejado a muchas familias resquebrajadas; a muchas hijas sin sus padres.
Una de ellas es Abby, la hija del cirujano que se disponía a operar a Ellie para, aparentemente, tener la cura de la pandemia que ha destrozado la sociedad en la que vivimos. La actitud de Joel, de no reparar en que todo acto tiene sus consecuencias -el efecto mariposa- fue lo que le trajo la muerte. Desde el día en el que vio el cuerpo de su padre inerte, Abby buscaría al responsable. ¿Cómo actuarías tú en el pellejo de Abby?
La actitud de Abby es totalmente comprensible y cualquiera querría vengarse de la persona que ha arrebatado la vida del ser al que más querías. Por eso, su parte profundiza en la personalidad de la joven. Mostrando que dentro del mundo hay más historias; que es difícil catalogar a nadie como malos o buenos en una situación así. De que no es todo blanco y negro y sí es más gris. De que el ser humano es egoísta por naturaleza y que no suele pensar en la consecuencia de sus acciones.
Naughty Dog fuerza a empatizar con Abby, haciéndote vivir una historia que, normalmente, no querrías vivir. Solo querrías vengarte de esa persona por lo que te ha hecho, por haber destrozado la vida de alguien cercano y, por ende, la tuya. Pero somos egoístas y no nos interesa lo que les pase a los demás; solo a los nuestros.
Aquí es donde el juego tira su carta más arriesgada. En muchos jugadores, los vínculos establecidos con Joel y Ellie son muy poderosos; son de la familia. Compramos el juego porque queríamos saber cómo continuaba SU aventura. Pero meten la de Abby, y su profundidad puede abrirte los ojos o puedes detestarla por lo que ha hecho y no querer seguir jugando.
O puedes entender su cometido sin llegar a establecer los lazos emotivos que se tienen con Joel y Ellie por la cercanía que se vive con ellos en la primera entrega. Un tema que da para otro debate más extenso. Sea como fuere, es una decisión narrativa muy valiente por parte de Naughty Dog en busca de la trascendencia y no solamente de divertir.
Lo que está claro es que Abby también actúa egoístamente en su camino de la venganza. Y aquí donde el juego ofrece su verdadero mensaje: lo innecesario de las espirales de violencia. No hay héroes ni villanos.
Joel mata al padre de Abby; Abby mata a Joel. Ellie se venga y mata a Owen, Mel y unos cuántos más de los amigos de Joel. Abby mata a Jesse y deja destrozados a Tommy y a Dina.
Un ciclo vengativo y egoísta que no tendría fin, de no ser porque, en esos momentos de ira, aparece la lucidez. Joel tocando la guitarra en la mente de Ellie; o Abby pensando en las enseñanzas de su padre o en no dejar solo a Lev.
Todos los personajes de The Last of Us 2 son muy parecidos entre sí. Ninguno actúa de forma ejemplar, todos son movidos por el egoísmo y la protección. Cualidades inherentes a cualquier ser humano. El juego brilla a la hora de representar esa cercanía con la mezquindad de las personas; pero, entre tanta oscuridad, terminan apareciendo rayos de luz.
Naughty Dog siempre ha sido muy sutil a la hora de hacer cameos o referencias sutiles en sus juegos. Estos son los que hemos encontrado en The Last of Us 2.
