La figura del entrenador ha ido ganando relevancia en los esports. Mucho ha llovido desde que LemonNation se llevaba su libreta para plantear las fases de selección de campeón en League of Legends. También los técnicos han ido evolucionando a lo largo de la historia de Counter-Strike. Ambos esports han sufrido un desarrollo exponencial a lo largo de los últimos años.
Pese a esta evolución, el rol de los entrenadores siempre está asociado a la gestión del equipo. A detalles que se resuelven entre bastidores o en las propias oficinas de entrenamiento de los clubs. Son una figura testimonial, sabemos que están ahí por que aparecen en pantalla durante las fases de selección de campeón de un juego y los descansos del otro. Dicen que tienen relevancia y, aunque seguro que es así, no hay prueba fehaciente de su trabajo que llegue al gran público.
Defender a uno u otro entrenador depende casi de un acto de fe. Al cuerpo técnico de los equipos no se le da el protagonismo necesario y en esas condiciones tenemos un caldo de cultivo perfecto para que se termine por menospreciar su trabajo y no se les ofrezca el reconocimiento que merecen. Resulta raro que, en contra de lo que sucede en el deporte tradicional, no estemos acostumbrados a ver ruedas de prensas de los entrenadores de los conjuntos dando explicaciones tácticas de por qué esto o el motivo de aquello.
La situación, sin embargo, está a punto de cambiar. Durante este Road to Rio, Valve ha permitido que los entrenadores tengan un peso real en la partida y se puedan comunicar con sus jugadores en todo momento. La norma está en una fase de prueba y todavía podría no ser aceptada. Genera controversia y la adaptación no parece nada sencilla, pero tiene potencial para poner patas arriba la escena de los deportes electrónicos.
En el Counter-Strike, la posición de In Game Leader tiene claras repercusiones. Por sus siglas IGL y en castellano líder en partida, los jugadores que ocupan este rol suelen ser los sacrificados del equipo. Estar atento a todo lo que hacen tus compañeros, pensar cómo reaccionar a las propuestas ofensivas o defensivas de los enemigos y determinar una estrategia mientras aciertas cada bala no es una tarea sencilla en absoluto.
Jony Boy y x6tence son un claro ejemplo de esto. El argentino se echó a la espalda a los aliens tras una serie de cambios tácticos que acabaron con él dando las órdenes. Una responsabilidad que quizá no deseaba, pero le tocó asumir. Junto a OMG y Nikom es uno de los tres jugadores con mayor potencia de fuego del equipo, algo en lo que x6tence se quedó corto con el cambio de planteamiento. Tuvo que llegar el estreno del presente ESL Masters de CS:GO para que jotita se pudiera liberar de este yugo y, ya en la segunda jornada, mostrara puro desparpajo en un Nuke y un Inferno que marcaron un punto de inflexión.
Como él, otros jugadores han sido los grandes sacrificados por su faceta de líderes. Sin embargo, en muchas ocasiones esto genera un problema, pues limitas a tu jugador estrella o a uno de ellos perdiendo potencial. Con la inclusión de los entrenadores en las partidas esto se puede acabar. Tan bien sentaría a unos como mal a otros, pues muchos de estos IGL no brillan por su talento mecánico y es probable que terminaran por pasar desapercibidos.
Quizás sería Karrigan otro de los grandes sacrificados. Del danés siempre se han hablado maravillas en lo que respecta al juego táctico, pero nunca ha sido ese jugador brillante en lo que se refiere a manejar el rifle. Esto se ha acentuado en los últimos tiempos y, ya con 30 años, podría quedar relegado a un equipo de segunda línea o, directamente, a una transición al puesto de entrenador. Donde se cierra una puerta se abre una ventana.
¿Es posible en League of Legends?
En League of Legends, también tendría importantes repercusiones. Algunos portentos tácticos incapaces de brillar a nivel mecánico se verían obligados a reciclarse. El nivel de conocimiento estratégico del juego que muestran los profesionales ha aumentado en los últimos años, sin embargo, los equipos todavía agradecen la clarividencia que una figura de la talla de Mithy puede aportar desde la posición de support. Al canario no le faltaron ofertas de clubs que se podrían beneficiar de este punto fuerte, pero finalmente apostó por Fnatic y una exitosa transición a entrenador.
Quizás en el MOBA de Riot sería mucho más complicado de implementar. La gestión a nivel macroestratégica si podría ser asumida por los entrenadores, pero no acabaría de tener sentido que se hicieran con el peso de las peleas grupales. El hecho de que la acción sea mucho más explosiva y que no haya unos tiempos tan marcados como en Counter-Strike complica enormemente la situación.
Sean o no los esports un deporte, está claro que beben mucho de sus homólogos más tradicionales. En el mundo del fútbol estamos muy acostumbrados a que los entrenadores sean un factor crucial de los partidos. Siempre corrigiendo desde la banda o realizando cambios tácticos que permitan darle la vuelta a los partidos. Quizás sea uno de esos puntos que no debemos copiar o quizá sea el que más necesitamos. La figura del entrenador de esports merece un mayor reconocimiento y su influencia en el devenir de las partidas solo podría aumentar el nivel medio de la competición