No tengo claro que en Supermassive Games no se arrepientan de haber anunciado una antología de cuatro juegos con la misma fórmula e identidad. Son historias diferentes pero, las mecánicas apenas cambian y, si has jugado a los anteriores, ya te esperas un poco lo que puede pasar y se resta valor al terror, que es uno de los principales ingredientes de tu propuesta. Los videojuegos evolucionan rápido y, los de terror, más. Se debe buscar siempre la sorpresa para que el jugador no se espere lo que está por venir. Que se lo digan a sagas como Resident Evil.
Así que, así llegó primero Man of Medan, después Little Hope y ahora tenemos con nosotros House of Ashes. Una invitación a pasar una noche de terror gracias a su propuesta "Noche de pelis", con la que podemos jugar con hasta 5 personas, pasándonos el mando, mientras intentamos sobrevivir a las múltiples adversidades que nos pone el videojuego. Una responsabilidad muy grande, ya que nadie quiere morir por una mala decisión y ver cómo juegan los demás. Este es el ingrediente estrella, el jugarlo en compañía. Lo que hace que aunque el plato no nos descubra sabores únicos, nos resulte familiar y agradable. Como una hamburguesa del McDonalds, vaya; que también saben mejor si compartes las patatas. Porque a veces, la excelencia es innecesaria.
Al menos, con House of Ashes se ha intentado hacer algo diferente y valiente en términos de escritura, si bien también es cierto que la ejecución es previsible y demasiado densa para compilar en un formato más desenfadado como es el que nos ocupa. El juego parte su trama en la Guerra de Iraq, donde en un tiroteo entre los locales y los norteamericanos, buena parte de ellos acaban inmersos en una ciudad subterránea en la que se ocultan males ancestrales. Sí, suena muy típico. Como una película de sobremesa de Antena 3. Pero os atrapará de la misma forma, aunque si aquí os echáis la siesta, seréis pasto de los gusanos.
Decimos lo de previsible porque, de los 5 personajes controlables que tenemos esta vez, cuatro pertenecen al bando yanqui, y un quinto al iraquí. No hay que ser muy lúcido para imaginar cuál es el mensaje de fondo de todo esto. Todos están encerrados en un lugar prohibido en el que el peligro no son los del otro bando por llevar una banderita diferente, sino unas criaturas que se llevan por delante todo lo que huele a sangre, a las que no les importa nada más.
Así que no queda otra que cooperar y colaborar entre todos, a pesar de posibles reticencias y manidos discursos políticos que acaban dando paso a la coherencia y a la estupidez de estas guerras de intereses políticos, en la que los soldados son simples peones que se juegan su vida por patria y honor en lo que sería una partida de ajedrez para llenar las arcas de altos cargos que lo ven desde su sofá, como si estuvieran jugando al Tropico y al Age of Empires. Semper Fi, dicen.
Más allá de eso, hay que tener que la historia cambia según las decisiones que tome cada jugador a los mandos. El guion busca poner a los actores en constantes dilemas morales, ya sea a la hora de dejar a alguien a la intemperie para salvarse uno mismo o a la hora de profundizar en historia de amor un poco innecesarias en un ambiente tan hostil como el que viven los protagonistas. Jugarlo en compañía aporta ese plus para que las relaciones entre cada uno de ellos sean imprevisibles y se puedan generar distintos conflictos que son más lineales que si se juega de forma individual, donde es más difícil aportar múltiples personalidades.
Hay que tener en cuenta que podemos llegar al final con todos vivos, o con ninguno. Es la principal esencia de estas aventuras, el sentir la muerte soplándonos la nuca en cada esquina. El saber que un fallo en un Quick Time Event o el querer ser valientes, nos puede penalizar. Yo conseguí sobrevivir con cuatro de los personajes y, la muerte que tuve, fue tremendamente estúpida. Me confié de una situación que viví tras haber jugado en una preview. Aquí, hice algo bastante parecido que en la primera vez que jugué, pero había cambiado una decisión ligeramente. Esa aparente pequeña consecuencia, me impidió tener más fácil el pleno. Moraleja: nunca os confiéis en este juego.
Hay cosas en esta experiencia que me han dejado un regusto amargo. A mi parecer, y si tenemos en cuenta el concepto, el juego arranca de una forma tremendamente lenta. Tampoco ayudan las escenas en las que apenas tocamos un botón para tomar una decisión o caminamos diez metros para que salga otra escena. Entiendo la intención de querer explicar cómo se inicia la maldición que genera esta ciudad subterránea llena de criaturas, y de los pasos de los marines en su operación militar. Pero, hasta que no pasa una hora larga y caemos al vacío, el desarrollo es anodino. Esto, en un juego tradicional, es necesario, pero en una "noche de pelis" puede desembocar en que se apague la consola y que os pongáis a jugar al Dixit. Su arranque es demasiado pasivo y eso le penaliza.
En House of Ashes han querido también favorecer la inmersión con una nueva cámara que se sitúa detrás de los personajes, como en cualquier juego tradicional en tercera persona. Pensaba que era un acierto pero, diría que es todo lo contrario. Para empezar porque el juego abusa de pasillos estrechos y su ubicación está fatal optimizada; tanto que el personaje llega a desaparecer. Además, también hemos tenido problemas serios de rendimiento del framerate, aunque se fueron disipando con el paso de las horas
Además, tampoco aporta mucho a nivel de inmersión. Su única utilidad es la de descubrir los objetos ocultos para conocer más sobre la historia o los presagios para anticipar lo que puede ocurrir. Todo se desarrolla a través de escenas cinemáticas, por lo que no pasa absolutamente nada relevante mientras tomamos el control del personaje de forma tradicional. Hay algún que otro intento de jumpscare, pero nada más.
Por lo demás, y como comentábamos al principio, al juego le pesa ser el tercero de una antología. El factor sorpresa desaparece por completo y, habiendo jugado a los anteriores, es fácil anticiparse a cualquier situación. No encontramos mecánicas nuevas, más allá de QTEs manidos. Tampoco se aprovecha que todos los personajes tengan armas de fuego, ya que las secuencias de disparos se limitan a poner la mirilla en el objetivo. Teniendo en cuenta que la historia se desarrolla en una ciudad oculta a lo Tomb Raider, no hubiera estado de más añadir algún que otro puzle para trabajar en equipo y aportar más variedad al desarrollo.
Aun así, se puede decir que el juego va de menos a más, sin sobresalir en ningún momento. Entretiene sin más, y está lleno de referencias a obras de terror, como En las montañas de la locura de H.P Lovecraft y también bastante de la trilogía Alien. Al fin y al cabo, es un título más cinematográfico que otra cosa. Ahora, solo queda esperar cómo se culminará, probablemente el año que viene, nuestra última visita al Conservador.
La ficha técnica
- Título: The Dark Pictures Anthology: House of Ashes
- Desarrolla: Supermassive Games
- Distribuye: Bandai Namco
- Idioma: Voces y textos en español
- Fecha de lanzamiento: 22 de octubre de 2021
- Plataformas: PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S
- Precio: 29.99 euros.