Supermassive Games inició una saga de terror, a su manera, con Until Dawn. Es un juego que, aunque no inventaba la rueda, caló hondo entre el público, porque emulaba las típicas películas de terror de cine B, en la que un grupo de adolescentes tenía que sobrevivir a un asesino en serie durante toda una noche; la gracia está en que podían sobrevivir todos los jugadores... o ninguno.
El estudio británico modificó ligeramente esa fórmula con Man of Medan, que entró bien al ser una propuesta de los responsables del juego anterior, y porque iniciaba la premisa de que cada jugador tomara el rol de un personaje, pudiendo juntarnos hasta con 5 amigos para disfrutar. Con él nació la antología The Dark Pictures, una serie de juegos independientes de terror con dicha premisa. El año pasado llegó Little Hope y ahora le toca el turno a House of Ashes, al que hemos podido jugar durante algo más de una hora. Y, por eso, os contamos nuestras sensaciones.
Hace unos meses, cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar a Will Doyle, Game Director de House of Ashes, nos llamó la atención el punto que han escogido como marco ambiental de la obra: el conflicto de la Guerra de Iraq. La batalla en la superficie entre Estados Unidos y los locales lo llevan a un entorno maldito bajo una ciudad subterránea a la que caen los protagonistas tras un tiroteo.
Ahí, viviremos los acontecimientos en la vida de Rachel King, agente de la CIA interpretada por la actriz Ashley Tisdale, quien será la principal protagonista. Junto a ella está su marido Eric King; dos marines llamados Jason Kolchek y Nick Kay. El quinto es el oficial iraquí Salim Othman.
Nos hemos quedado con ganas de saber más sobre cómo aborda el juego esta dicotomía de que dos bandos se tengan que unir ante un peligro mayor, como son las criaturas que pueblan la ciudad subterránea en la que discurre la aventura. Pero se guardan esta carta para la versión final y esperemos que sobre esto se centre el asunto a nivel argumental, más allá de los sustos.
De lo que hemos podido ver, y aunque volvemos a tener opción entre varias respuestas para cambiar el curso de la trama, lo único reseñable a nivel narrativo es un asunto romántico bastante manido entre Rachel y su ya ex marido Eric, que debaten sobre su relación en medio de un templo en ruinas y repleto de unas criaturas que quieren comerse sus sesos. Unos diálogos bastante anodinos que me sacaron bastante de la situación, a decir verdad. Parece que hay que meter el amor por bemoles solo porque haya una mujer y sea militar. Y en una situación de pura supervivencia y maldiciones como la que quiere contar el juego, no le veo sentido a ese tipo de diálogos.
Lo que me gusta de este House of Ashes es que aquí no se andan con rodeos. En sus dos anteriores entregas se guardan la posibilidad de presencias paranormales o criaturas diabólicas hasta bien entrada la aventura. Aquí, de inicio, ya vemos cómo desaparecen personajes delante de nuestras narices de forma siniestra. Hasta tenemos que enfrentarnos a ellos en secuencias QTE marca de la casa, bien para huir o bien para, aprovechando que controlamos a marines del ejército, disparar contra ellos. Aunque no penséis que esto es un shooter, solo tenemos que apuntar y pulsar un botón para que cargue la escena.
Como pone en el título de este artículo, jugando a House of Ashes me sentí como viendo una película de terror que me gustó mucho, por tercera vez. La primera vez me asusta, tiene en tensión y sorprende. Pero a medida que repites, esas sensaciones casi desaparecen. Es difícil juzgar esta aventura sin tener en cuenta que es lo mismo, pero con otro collar, que lo que hemos visto en Man of Medan y Little Hope. Eso resta cierta emoción, especialmente en los mencionados Quick Time Events.
Por cierto, cuidado con algunos de estos QTE, ya que pueden cambiar el desarrollo de la trama. Sin entrar mucho en detalles, el juego nos pide hacer ciertas acciones que haremos casi por instinto porque, si nos lo pide el juego, entendemos que es lo correcto. Pero no tiene por qué serlo. Intentad pensar con cabeza, ya que si no, podréis acabar ahogando a alguien o lanzándolo por un precipicio. Aunque luego el guion dirige todo a su gusto.
Está claro que su esencia es ser una propuesta cinemática y no la de un juego de acción. Pero es una pena que no se aproveche más el enfoque y el entorno para un desarrollo algo más intenso. Una de las principales novedades de House of Ashes es la del control de una cámara 360º en vez de un sistema fijo como en los dos primeros. Ayuda bastante a la inmersión, especialmente teniendo en cuenta que aquí reinan los lugares oscuros y siniestros, manteniendo siempre el temor de que algo puede saltarnos tras las sombras. Aunque eso pasa los primeros minutos: después nos damos cuenta de que todo ocurre en secuencias cinemáticas y no hay lugar para los jumpscares.
Claro está que las sensaciones jugando a esta aventura son diferentes jugando solo que en compañía de amigos, bolsas de panchitos y algún refrigerio con variedad de grados de temperatura corporal. La experiencia cambia con el modo "Noche de cine" con el que poder jugar hasta 5 personas. O incluso con su online para dos. Es para lo que está concebido el juego, para que nazca lo imprevisible de las acciones que hace otro que, seguramente, no harías tú. En este sentido, sí que hemos visto que las sesiones de cada personaje -al menos en esta sesión preview- son más cortas y así no tenemos que esperar casi una hora para volver a coger el mando, como ocurría en Man of Medan.
Mentiría si dijera que lo que he visto de House of Ashes me ha entusiasmado. Por su premisa pensaba que iba a ser más valiente en ciertos aspectos y que su ritmo no se rompería por su concepto cinemático. Pero en una propuesta así lo justo es esperar a que tengamos la versión completa para que todas las piezas encajen en el puzle. Eso será el 22 de octubre en Xbox Series X|S, Xbox One, PlayStation 5, PlayStation 4 y PC.