Tengo un problema con los videojuegos de terror que me impide jugar a todos los que hay en la amplia gama del género si cumplen algunos requisitos, como el estar indefensos o tener que esconderse del villano durante mucho rato. Si ocurre en momentos puntuales, puedo superarlo. Me genera mucha ansiedad, pero a la vez todo este tipo de propuestas siniestras me generan un morbo enorme. La adrenalina supera a los nervios y disfruto como pocos. Aunque en el camino se hayan quedado juegos como Alien Isolation.
Todos tenemos nuestras taras pero, el caso es que, en 2010, quizás porque todavía era un chaval que quería vivir al límite, no me pensé ni dos veces el hacerme con Alan Wake. Especialmente porque venía de Remedy Entertainment, quienes venían de hacer magia con la saga Max Payne, que me atrapó por su lírica y la fuerza transmisora de su protagonista. Ahora, tocaba otro título con nombre y apellidos. Yo quería ser escritor, como el protagonista de esta aventura que parecía sacada de Twin Peaks y que ahora, 11 años después, regresa por varios motivos.
Aun con todo lo que os he confesado con anterioridad, tengo un recuerdo enorme de Alan Wake y cómo lo disfruté hace ya once años. Un cariño que creció cuando, gracias a esta profesión que ahora tengo, pude entrevistar a Sam Lake, su director. Un tipo desbordante de carisma y unas ideas increíbles. Volver a recorrer Bright Falls es un impacto directo a la nostalgia y a mi memoria, ya que aunque recordaba gran parte del juego, otras situaciones no las recordaba, y ha sido como volver a vivirlo por primera vez.
Esa sería otra perspectiva diferente, la de vivir este juego por primera vez. Desgraciadamente, no la puedo aportar desde mi análisis. Es lo malo de este tipo de análisis de remasterizaciones, donde debemos optar porque la haga alguien que jugó al original, o alguien que no lo hizo para aportar una perspectiva fresca, como hizo mi compañero GalleGutsito con Diablo II Resurrected. Pero sí que os puedo decir que es el típico juego que muestra cómo ha evolucionado el sector en los últimos años. No solo a nivel técnico, sino en cuanto a desarrollo. Además, Alan Wake tiene una forma muy especial de desenmarañar su historia.
Somos un escritor al que llevan a un paraje idóneo para recuperar su inspiración pérdida pero, al poco tiempo, la mujer del protagonista desaparece en extrañas circunstancias y todo se va al garete. El juego utiliza una narrativa que bien podría haber salido de una novela de Stephen King, con la particularidad de que aquí es algo interactivo por la fuerza del medio. El juego, prima la exploración de forma sutil, encontrando manuscritos. Esos textos nos dan pistas de lo que nos va a pasar a continuación. Y aunque puede parecer un "spoiler" que reste gracia al asunto, cuando somos conscientes de la situación, nos pensamos dos veces el tener que continuar. Aunque no nos queda otra.
De hecho, no esperéis que, a nivel narrativo, Alan Wake os lo deje todo mascado. Da muestra de sus intenciones al comienzo de la aventura con una frase que me encanta y que define lo que, a nivel personal, pienso que toda obra debe tener. "La explicación es la antítesis de la lírica del miedo". Y de eso va esto. El miedo es muy personal. Yo puedo temer algo que a vosotros os parezca banal, o viceversa. Es algo que ni tiene explicación, ni la necesita, porque el miedo es libre. Y esta joya de Remedy es un viaje a la psique del protagonista, que nos retrotrae a experiencias personales.
Por eso, su gameplay, se centra en algo que probablemente todos hayamos vivido de pequeños, como es el miedo a la oscuridad. Por hacer una analogía simplista, es el juego que teníamos todos en nuestra cabeza para ir al baño en mitad de la noche. En el pasillo, un montón de monstruos imaginarios nos persiguen para matarnos. Pero, a un metro de distancia y si encendemos la luz, estamos a salvo de cualquier mal. Nada ni nadie puede dañarnos.
Aquí, mientras estamos en las sombras, nos atacan unas sombras pero, si nos resguardamos bajo una farola o un halo de luz, somos invencibles. No pueden pasar. Para defendernos en el camino contamos con una linterna. El proceso es el de apuntar a las sombras con ese objeto para eliminar su maldad, su oscuridad. Una vez hecho eso, ya podemos atacarlas con las armas de fuego que recopilemos. Un proceso que se puede tornar en repetitivo, pero el juego ofrece un montón de situaciones diversas, dificultad creciente y carreras contrarreloj de un foco de luz a otro para respirar y dejar de lado los fantasmas tangibles y los mentales. ¿O son lo mismo?
Ah, sí, las mejoras de la remasterización. Perdonadme que no le de tanta importancia pero, cuando un videojuego es tan bueno, el aspecto técnico es lo de menos. Aunque aquí es el leitmotiv de su nueva disponibilidad. Alan Wake Remastered brilla ahora, nunca mejor dicho, a 4K y con 60 frames por segundo, un aspecto muy importante este último, ya que aporta a su desarrollo de un mayor empaque y mayor espectacularidad en los juegos de luces, bengalas y explosiones con los que sufrían los lomos de PC y Xbox 360 en su día.
En general, el juego muestra escenarios y texturas más cuidados y propios de la época en la que vivimos, y ayuda a que la experiencia y la atmósfera opresiva aumente exponencialmente. Mención especial para la iluminación, que tan importante resulta en este enclave. No se puede negar el cariño que le han puesto a esta versión remozada.
Por lo demás, alguna que otra sensación encontrada que no afecta al resultado. Las animaciones, claro, son las mismas de antaño, y pecan de algo bruscas en algunas ocasiones, especialmente a la hora de superar o saltar obstáculos. Puede gustar más o menos, pero el rostro del Alan Wake original ha cambiado y, lo cierto es que ahora se parece mucho más a IIkka Villi, el actor que presta su imagen desde el juego original. Las mejoras técnicas se notan en las cinemáticas, que son ahora in-game, aunque se sigue apreciando el contraste entre el juego y las secuencias.
No menos importante es que esta remasterización incluye los dos DLC lanzados posteriormente a su lanzamiento. No es que sea yo mucho de este tipo de contenidos descargables, pero en su día pasé por caja y los compré. Os diría que es especialmente importante comprarlos en este caso, ya que en el segundo de ellos es donde encontramos el que, aparentemente, es el verdadero final de la aventura.
Además, se ha respetado mucho la obra original, por lo que, por ejemplo, os gustará saber que el juego se mantiene con las voces y los textos en español, conservando el doblaje de 2010, que ya era perfecto. El reparto está excelso, ayudando con sus interpretaciones a que la inmersión todavía sea mucho más intensa.
Alan Wake Remastered es un juego hecho con mucho cariño y que solo podemos recomendar. Es el primer paso para que se incremente la experiencia del personaje, tras su presencia en AWE, el DLC de Control, y con el que se ampliará presumiblemente la experiencia de los dos universos de la obra de los fineses de Remedy Entertainment. Recordad que siempre es mejor encender las luces del pasillo para ir al baño por la noche. Nunca se sabe.
Ficha técnica
- Título: Alan Wake
- Desarrolla: Remedy Entertainment
- Distribuye: Epic Games
- Idioma: Voces y textos en español
- Fecha de lanzamiento: 5 de octubre de 2021
- Plataformas: PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S y PC (Epic Games Store)
- Precio: 29,99 €