El género de las aventuras gráficas ha tenido muchos vaivenes a lo largo de la historia. Hace unos cuántos años, juegos como los de LucasArts o la saga Broken Sword sentaron cátedra. El salto al 3D defenestró este tipo de aventuras, aunque estudios con Telltale quisieron echar nuevos ingredientes a la fórmula, añadiendo sistemas de decisiones que funcionaron muy bien... hasta que abusaron del mercado con innumerables entregas de diferentes temáticas, pero muy similares entre sí.
Diríamos, de hecho, que este tipo de juegos, más conversacionales y narrativos solo han conseguido su sitio cuando se han basado en la fórmula tradicional o cuando han apostado por añadir factores que aportaban personalidad propia, como ha sido el casi de Disco Elysium. La mayoría de estos juegos son suerte de híbridos que nos tienen danzando por el escenario, generalmente con conversaciones inocuas, sistemas de pistas que parecen puzles de dos piezas y escenas de acción metidas con calzador para justificar que el desarrollo es lo suficientemente variado: o cómo gastar recursos con cosas que tu juego no necesita. De algo parecido nace este Sherlock Holmes: Chapter One.
El personaje creado por Arthur Conan Doyle es un clásico de los medios de entretenimiento con bastante buen recorrido tanto en cine como en televisión; pero parece que los videojuegos se le resisten a este elemental detective. El juego desarrollado por Frogwares ha querido ser ambicioso con su primer proyecto autofinanciado de la saga y, cuando se intenta algo así con los recursos justos, el disparo no suele ser certero. No se puede decir que Sherlock Holmes: Chapter One sea un desastre, porque no lo es, pero ciertamente pesan más sus defectos que sus virtudes. Y es una lástima.
El caso es que el estudio ucraniano lleva ya varios años haciendo juegos de Sherlock Holmes y no acaba de aprovechar su oportunidad con una licencia tan jugosa. Sherlock Holmes: Crímenes y castigos es quizás uno de sus trabajos más decentes al respecto; e incluso parecían haber salido de esa espiral de juego cumplidor sin más con su reciente -y polémico- The Sinking City, pero no acaban de arrancar.
Para tratar de plasmar este cambio, tenemos una especie de reinicio de la saga; algo que está muy de moda. Así que tomamos el control de Sherlock Holmes con 21 años de edad. Un guaperas y detective primerizo del que ya se destaca su ingenio y capacidad deductiva. La trama nos lleva a Cordona, una isla mediterránea donde se crió, donde regresa para saber más sobre la misteriosa muerte de su madre. No estará solo, junto a él se encuentra en todo momento Jon, un enigmático amigo imaginario que ejerce como apoyo en los puzles y también como desahogo narrativo y humorístico. Jon aparece y desaparece en todo momento de una forma similar a la que veíamos al Joker en Batman Arkham Knight; pero sin tanto carisma, claro.
Su desarrollo argumental y el saber qué es lo que ha ocurrido, como si estuviésemos leyendo una de sus novelas, es lo que nos mantiene aferrados al misterio. Aunque, en este caso, el camino es duro por decisiones de diseño que no parecen demasiado comprensibles en las alturas que nos encontramos. Y voy a intentar explicarme, porque no es tampoco muy sencillo.
Quizás sea por jugar a un concepto tan 'pecero' en consolas -hemos jugado desde PS5, pero el sistema de menús es muy farragoso y, a nuestro juicio, innecesario. Como el juego tiene una filosofía de mundo abierto, podremos centrarnos en los casos de la misión principal o también en tareas secundarias. Estas tareas, cualquiera de ellas, suele tener varias ramificaciones y son cambiantes a medida que descubrimos nuevas opciones. El problema es que cada vez que algo cambia, tenemos que visitar el cuaderno de Sherlock para activar el objetivo en cuestión al que queremos seguir. Esto hace que, a veces, sepamos cuál es la solución pero no podamos hacer nada porque no se activa el objeto o la conversación en cuestión si no lo tenemos activado desde el menú de pausa. Avisan al principio del juego de que esto ocurre, pero es una gestión innecesaria que ralentiza considerablemente el desarrollo. Y que frustra mucho, porque parece más bien un fallo propio de 1995.
Es un juego muy poco explicativo y, si bien esto no me parece un error, ya que es un elemento propio de las aventuras gráficas, su menú no resulta demasiado práctico por lo que decimos. A veces, tenemos que pararnos a leer cada dos por tres a bucear entre las pistas y encontrar o deducir dónde tenemos que ir, como por ejemplo ir al ayuntamiento a encontrar unos archivos sin que el juego nos haya dicho antes que esa posibilidad existe. Otras veces, tenemos que encontrar por el mapa un lugar en cuestión, buscando donde está por las referencias que nos dan con las calles o distritos. Esto encaja con la acepción y el desarrollo de las aventuras gráficas clásicas, y no es del todo malo pero, cuando se junta con lo comentado en el punto anterior, nos encontraremos dando vueltas sin sentido por las mismas zonas, sabiendo lo que queremos hacer, pero no cómo debemos proceder. No es nada práctico y ese es el mayor problema de este Sherlock Holmes: Chapter One.
Si no fuera por esto, en general, los casos que tenemos que investigar sí que tienen su punto. Recabar pistas explorando los escenarios para hacer deducciones, hablar con testigos o sospechosos y tratar de determinar quién es el asesino o culpable, en esta especie de Cluedo a gran escala que, por lo general, nos pone a dos principales objetivos y tendremos que decidir quién es el que debe pagar. Al final de cada caso tomaremos una decisión que tiene consecuencias que, si bien no afectan demasiado al desarrollo sobre la trama principal, caerán sobre vuestra conciencia si habéis metido en la cárcel a una persona inocente o dejado libre a un asesino.
Aunque, a medida que pasan las horas -si bien no es un juego muy largo- las situaciones se repiten y cansan considerablemente. No solo por tener que patearnos los escenarios de un lado a otro; sino porque una vez visto una, ya se ha visto todas. Nos referimos a esto por mecánicas como la de movernos en la mente de Sherlock o la reconstrucción de crímenes. También, a veces tenemos que disfrazarnos para avanzar en la trama; a veces con pistas muy vagas. El resultado, ir a nuestro objetivo 17 veces, cada vez con un traje distinto, hasta dar con el necesario para proseguir. No es muy realista, pero bueno.
Ah, sí, también hay secuencias de acción, aunque he querido obviarlas de mi mente. Siendo lo más políticamente correctos posibles: son horrorosas. Afortunadamente, no hay muchas en la trama principal y solo las sufriremos si queremos limpiando las guaridas de bandidos, que son una tarea secundaria. Este tipo de "tiroteos" evitan a toda costa que Sherlock mate a nadie, como si fuera el Caballero Oscuro. Para eso, tenemos que disparar a partes no letales, como un sombrero, una armadura o incluso a elementos del escenario para crear confusión en el enemigo, aprovechando esos segundos para darle cuatro puñetazos en una sección QTE poco inspirada y que así queden en el suelo "esposados". Es terrible, de verdad.
La ficha técnica
- Título: Sherlock Holmes: Chapter One
- Desarrolla: Frogwares
- Distribuye: Frogwares
- Idioma: Voces en Inglés y Textos en español
- Fecha de lanzamiento: 16 de noviembre de 2021
- Plataformas: PC, PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S
- Precio: 59,99 euros