Simplificar las cosas es una forma muy interesante de acumular conocimiento y por eso me gusta pensar que Senna solo existe gracias a que, tras no ser aceptado por Riot Games en una primera entrevista, alguien quiso ponerle toneladas de esfuerzo a eso de trabajar para la desarrolladora de League of Legends. La afirmación, por supuesto, tiene algo de trampa. Sin embargo, lo que sí es cierto en su totalidad es que de no haber sido por Julián del Rey el campeón quizá no hubiera sido el mismo que enamoró a la comunidad.
Sin embargo, lo que me sienta verdaderamente mal de haber simplificado tanto es ignorar las otras 46 aportaciones que Julián ha hecho a League of Legends. Como concept artist senior en la desarrolladora, su trabajo, que algo de brujería tiene, consiste en convertir en dibujos lo que los demás todavía no pueden imaginar. El mencionado diseño de Senna, el aspecto de Nunu tras su rework o las increíbles skins de Damwon e Invictus Gaming son solo mi resumen favorito de una carrera cuyos últimos cuatro años han estado dedicados a nuestro juego favorito.
Solo una motivación para seguir trabajando
El primer intento de Julián para conseguir un puesto en Riot Games no salió demasiado bien, al menos, en lo referido a su resultado final. Habiendo decidido mudarse de Barcelona a Londres para dar un giro a su vida y aprender inglés, no fue hasta que ya había encontrado trabajo en una pequeña desarrolladora llamada SuperSolid que los responsables de League of Legends le ofrecieron una entrevista: “Yo ya había aplicado a Riot Games antes de entrar en Super Solid y en el Troyan Horse de ese año, que es un evento que se hace en Portugal, hice mi primera entrevista con los ‘recruiters’”, nos explicaba.
Las conversaciones no pudieron cristalizar. Sin embargo, el bueno de Julián había encontrado un consejo con forma de tesoro que ahora comparte con todos los artistas en ciernes: “Allí fue cuando recibí uno de los mejores feedbacks de mi carrera, además de un ‘recruiter’ de Riot que había tratado muchas veces con artistas y tenía mucha experiencia. Me dijo que debía preparar mi ‘portfolio’ con un objetivo, porque yo lo primero que entregué fue todo lo que sabía hacer. Yo quería enseñarlo todo, y eso es un error que comete mucha gente amateur que empieza (…) Es mejor especializarse en algo (personajes, entornos, splashes…)”.
Recibir un "no" suele causar un bloqueo. A nadie le agrada que le digan que algo que le gusta se le da peor de lo que pensaba o que un fallo gestionando sus objetivos es suficiente como para quedarse fuera del que podía ser el puesto de trabajo más importante de toda una carrera profesional. Sin embargo, Riot Games es una compañía de segundas y terceras oportunidades. La propia desarrolladora insta a quienes aplican a un empleo a intentarlo durante varios años consecutivos si consideran haber mejorado lo suficiente. Algo que, junto a los consejos recibidos en el proceso, Julián estaba dispuesto a aprovechar.
El campeón creado por Julián del Rey para seducir a Riot Games
Tras escuchar el feedback de los ‘recruiters’ de Riot Games, haber decidido que quería especializarse en diseño de campeones y saber que el año que viene lo volvería a intentar; Julián del Rey se puso manos a la obra. Comenzó a crear artes conceptuales para los personajes que inundaban su cabeza. Héroes inexistentes en el mundo de Runeterra que pudimos conocer buceando en su perfil de ArtStation. Primero llegó “The Hearth in the Stone” un héroe al estilo Zenyatta procedente de Jonia que cualquier fan de League of Legends querría ver en el juego. Sin embargo, su propio trabajo casi se convirtió en una obra de segunda cuando llegó el siguiente: Morius.
“Este que es una especie de monje que maneja el viento fue el primero que hice y ahí ya me dijeron ‘céntrate en personajes porque se te da bien’. El segundo fue Morius, el mercader este oscuro que está en Zaun y ahí ya… creo que les gusté (…) Cuando empecé Morius llegó un momento en el que se lo enseñé a un compañero que estaba trabajando en Riot, Daniel Orive. Me dijo: ‘por qué no le pones a este personaje dentro de una de las regiones de Runaterra y a partir de ahí creas una historia’. Entonces tomó forma Morius dentro de Zaun como un mercader del mercado negro, una especie de contrabandista, y de hecho esa habilidad se puede aplicar en el ‘gameplay’ del juego.
En cierto modo, el artista conceptual ha de convertirse en su propio jefe, aunque no en el rallante sentido al que nos han acostumbrado con esta expresión. De cara a elaborar su portfolio, más que un simple dibujante –como si eso fuera fácil– ha de ser también escritor y desarrollador. “Hay que meterse en la piel del personaje”, explica Julián. Por ejemplo, en el caso de Morius su ‘bakcground’ e identidad escondían un profundo desagrado de su propio aspecto físico. Por eso el personaje se cubre la mayor parte del rostro con unas extrañas prendas de ropa: “Él no se gusta, por eso se cubre. Es también darle una nueva capa al personaje”.
Todo tiene que estar relacionado de forma armónica. Un campeón de League of Legends ha de nacer en una región concreta de Runaterra, tener una biografía que explica como ha llegado a su situación actual y una identidad que lo haga único con respecto al resto de los millones de habitantes que pueblan el universo del juego. El diseño conceptual es abrir una puerta al pasado del personaje contemplando su historia y a su futuro dando pie a la jugabilidad. Un engranaje que vertebra todo el proceso creativo. Los dibujos, en más de una ocasión, han sido lo único a lo que los desarrolladores han podido agarrarse de cara a crear nuevos héroes.
Un artista atípico que necesitaba Riot Games
Sabiendo el esfuerzo que supone trabajar ocho horas al día y luego emprender un proyecto independiente, uno podría esperar que Julián del Rey fuese el mayor enamorada de League of Legends en la historia de la humanidad. Sin embargo, el perfil de nuestro infiltrado en la compañía es algo diferente: “Yo no había jugado a League of Legends. Había visto splashes, había visto el arte y me había llamado la atención. Pero fue después de hacer la primera entrevista cuando conocí a gente de Riot, artistas. Sobre todo, tuve una comida con Eric Canete que me flipó (…) Todo el mundo que conocía en esa empresa era supertalentoso y yo me dije que necesitaba trabajar allí para aprender”.
Como era natural, el amor por el juego fue surgiendo con la cercanía, hasta el punto de que Julián ni siquiera sabría decirnos cuál es su campeón favorito porque hay demasiados que le llaman la atención. Sin embargo, si algo valora del proceso es aprender algo nuevo cada día y los compañeros que le rodean. Dice mucho de alguien que ha sido responsable de creaciones como el arte conceptual del rework de Nunu, la skin de celebración de diez años de League of Legends o el aspecto a Aurelion Sol convertido en Ao Shin que sea más fan de sus compañeros de trabajo que de todo lo demás.
También tuvo un papel crucial en el desarrollo de Senna que hemos querido mencionar al comienzo del artículo. Según Riot August, a quien tuvimos la suerte de poder entrevistar a comienzos de año, la campeona nació como una decisión consciente de Riot Games. Sin embargo, es lo que es gracias a los artistas que trabajaron en ella. “Con Senna, los artistas crearon su increíble arma, la Redentora, y quería que se sintiese como que estabas disparando un cañón de luz mientras jugabas”. En cierto modo, un dibujo el que terminó de definir la fuente de poder a través de la que gira todo el kit de habilidades del personaje.
En cuanto a su papel actual, Julián está más que satisfecho. Habla de Riot Games como una de las empresas más creativas para las que ha trabajado. “Vas acotando con diferentes feedback hasta el producto final, pero es un proceso tan creativo y siempre te dan tanta libertad para ser tu mismo… dentro de la estética de la temática y los estándares artísticos de Riot como cualquier otra empresa, pero supercreativo y con mucha libertad. Menos en el renderizado final o el acabado, que es muy mecánico… el resto del proceso es supercreativo”.
El viaje emprendido por Julián todavía está esperando a encontrar un final, pero no hay dudas de que el trayecto ha sido feliz y nosotros no podríamos estar más contentos. Sin él, sabemos que League of Legends tendría un poco menos de calidad y que Riot Games sería un sitio algo más oscuro. Sin embargo, no querríamos acabar brindando solo por él. También por los miles de artistas también anónimos que pasan sus jornadas de trabajo haciendo que nuestros juegos favoritos sigan siendo nuestros juegos favoritos.