Hace apenas unas horas volé de vuelta desde Londres. Por mucho que penséis que en MGG quisiéramos solidarizarnos con el pueblo británico por su reciente pérdida, la realidad es que teníamos una misión distinta. Square Enix nos invitó al Square Enix Plays, un evento de preview para prensa y creadores de contenido, en el que hemos podido probar un buen puñado de juegos con lanzamiento reciente.
Desde Harvestella a Dragon Quest Treasures, pasando por el nuevo Star Ocean y, evidentemente, Final Fantasy Crisis Core: Reunion. Todos ellos, y unos cuantos más, pudieron ser probados por personas de toda Europa. Y de todo ese maremágnum de sensaciones videojueguiles, me gustaría dedicar este texto a dos juegos que de normal, no me habrían interesado demasiado. El poder de los eventos presenciales, supongo.
Valkyrie Elysium, se acabó la indiferencia
La saga Valkyrie Profile, de la que nace el inminente Elysium, comenzó como un RPG basado en la mitología nórdica. No es que sea una franquicia exitosa, ni numerosa en entregas (son cuatro hasta Elysium, contando Anatomia que era de móviles). Pero sí que se granjeó el título de saga de culto, especialmente tras el primero para PSX y el segundo para PS2, ambos muy valorados por sus jugadores.
Elysium busca relanzar la franquicia en consolas, cuya última entrada fue en 209 en Nintendo DS. Tengo que reconocer que las últimas presentaciones del juego, como la del tráiler liberado en julio, me generaron el peor de los sentimientos en una industria como esta: indiferencia. La jugabilidad no me decía nada, visualmente no veía algo relevante, e incluso el diseño de personajes me parecía un poco básico.
La demo, disponible ya para todo el público, me pareció una agradable sorpresa. Unos sistemas de resistencias y debilidades que cumplían la papeleta, jugabilidad rápida y nada pesada, y algún escenario algo más logrado a medida que avancé durante la media hora que tuve con él. De hecho, lo que pone en valor este tiempo con Valkyrie Elysium, incluso más que a sí mismo, es a las demos, una práctica en desuso justo cuando más jugadores tienen acceso a internet y más accesibles podrían ser.
Lo digo incluso desde el punto de vista más marketiniano de las demos, que no es pequeño. El poder probar este ratillo de juego me ha hecho plantearme apuntarlo en mi calendario de lanzamientos. Y creo que es algo replicable si le dedicáis un ratillo a la demo antes de su salida el 29 de septiembre en PS4 y PS5, o ya en PC el 11 de noviembre a través de Steam.
NieR: Automata The End of YoRHa, otro milagro en Switch
No me interpretéis mal. No soy un hater de NieR: Automata (de hecho, no creo que sea legal serlo), ni pensaba que esta edición en concreto fuera a ser terrible. Simplemente vengo de jugar bastante a Nintendo Switch y cada vez es más evidente que le falta potencia por los cuatro costados. Por ello, esta edición para la híbrida, me parecía una idea de bombero torero.
Quizás no es el juego más exigente de la anterior generación, con una paleta de colores bastante homogénea y escenarios cumplidores. Pero salta a la vista que si algo necesita NieR: Automata es cierto rendimiento mínimo para asegurar que la jugabilidad no se resiente. Cae de cajón que los frames son necesarios, no sólo por que las caídas puedan hacer injustos ciertos combates, si no porque harían menos disfrutable un juego de acción tan notable como este.
Cuál fue mi sorpresa cuando todo fue como la seda. Había algún diente de sierra en los enemigos, o algún bajoncillo en las texturas, pero especialmente en modo portátil el título era sólido como una roca. Incluso se controlaba muy bien con los Joycons, unos mandos versátiles, pero que en títulos muy exigentes suelen palidecer frente al Pro Controller. Habrá que volver a sacarse todos los finales cuando llegue el próximo 6 de octubre.
En resumen, estos dos títulos de los que apenas esperaba nada, se ganaron mi confianza en el evento de Square Enix. Valkyrie me llamó la atención por primera vez desde su anuncio, mientras NieR para Switch fue una de las mayores sorpresas de todo ese día en Londres.