Todo el mundo dice que segundas partes nunca fueron buenas. Hay ocasiones en las que se tiene toda la razón; otras, en las que incluso se mejora a la obra original. Por lo general, cuando una obra marca por diversos motivos, entra en juego el componente emocional; lo que viene después solamente suele matizar la fórmula, y no suelen llegar secuelas rompedoras, con excepciones en juegos como The Last of Us 2 o Metal Gear Solid 2.
Así que, por lo general, hay muchas secuelas -que pueden ser segundas, terceras o cuartas entregas- que la gente odia por diversos motivos. Una corriente que, en muchas de esas ocasiones, es con razón. Pero, otras, en las que no hay tantos motivos como para echar pestes sobre esos juegos en concreto.
Y como siempre nos gusta un buen debate, vamos a recopilar algunas de esas secuelas que son odiadas por una buena parte del público, pero que en realidad no están nada mal. Probablemente nos querréis echar a la hoguera por algunas decisiones, pero hemos venido a jugar.
Mass Effect Andromeda
En este lote podíamos haber escogido a Mass Effect 3, pero lo ocurrido con el final de la trilogía es algo más imperdonable que lo relacionado con Mass Effect Andromeda. Desde Bioware quisieron reiniciar la marca con nuevos personajes, miembros de la tripulación pero la esencia de siempre. Está claro que no tenían el carisma de Shepard y compañía, pero sí que tenían mimbres para estar a su altura de haber dado continuidad. De alguna manera, la gente criticó ferozmente al juego sin demasiado sentido, y los planes que había de hacer otra nueva tripleta de títulos se quedó en el cajón del olvido para siempre. Porque ahora el estudio canadiense está trabajando en traer de vuelta a parte del séquito original.
Resident Evil 5
Soy de los que prefiere los Resident Evil clásicos, pero es innegable que RE4 supuso una revolución para el sector, aunque se haya sobrevalorado tanto como para que ahora tengamos un remake en ciernes. Sin ser la octava maravilla, es cierto, pero su continuación, Resident Evil 5, no está tan mal como la gente nos hace creer. Se añadió la posibilidad de jugar en cooperativo, algo que resultaba un aliciente bastante interesante. Es cierto que tiene cosas un poco feas, como el tema de los infectados africanos y un Wesker extraño. Pero dejó momentazos a sus espaldas, como el de Chris Redfield reventando a puñetazos a una roca gigante. De Resident Evil 6 prefiero no opinar, porque me sangran los ojos solo de recordarlo.
Dark Souls 2
Vale que Hidetaka Miyazaki no estuvo involucrado en el desarrollo, pero de ahí a que todo el mundo lo repudie, hay un trecho. Aunque siempre hay mucha polaridad con todo lo que hace FromSoftware. Vale que en lo que a diseño de niveles es complicado de defender, pero, maldita sea, todo lo demás sigue siendo Dark Souls. Su ambientación y acabado arquitectónico es soberbio. Es capaz de transmitir las sensaciones del resto de la saga, como esa adrenalina al acabar con un boss que nos ha tenido retenidos durante horas. En fin, que a veces exageráis demasiado.
Batman: Arkham Origins
No me cansaré de repetir que me parece el mejor juego de Batman junto a Asylum. Pero, de una forma u otra, la gente odia Arkham Origins. Es más, todo comienza por el bullying que hace la propia Rocksteady al juego, obviándolo de recopilatorios, a pesar de que no se cortaron de coger de ahí elementos que después hicieron canónicos. Del desarrollo se encargó Warner Bros. Montreal, quienes trataron con cariño la historia del Caballero Oscuro, siendo probablemente la obra más fiel y apasionada, con combates espectaculares contra bosses que hemos visto poco en el resto de juegos de la saga. Un cómic viviente que es una carta de amor para los fans del personaje creado por Bob Kane y Bill Finger.
Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots
Hay varios juegos de la saga Metal Gear Solid que podrían haber entrado, pero me quiero quedar con MGS4. Principalmente porque es del que menos cosas positivas se sacan. MGS2 se ha ganado el respeto con el paso de los años por estar brutalmente adelantado a su tiempo, y MGSV se defiende por su excelsa jugabilidad. Pero con la cuarta entrega, con el réquiem de Snake, no hay tanta compasión. Realmente, es un homenaje a todos los fans de la saga, culminado con la visita a Shadow Moses y una recta final repleta de emociones, con un combate a puños contra Ocelot. Eso, y un giro de guion que nos deja locos. Es verdad que se regodea en escenas cinemáticas demasiado extensas, pero es un grandísimo juego.