Es curioso cómo relacionamos productos de distintos medios de entretenimiento, porque al final, los conceptos suelen ser muy semejantes. Jugando a Live A Live se me han venido constantemente a la mente series de Netflix como Black Mirror o Love, Death & Robots.
¿Por qué? No es que sean idénticas, pero sí que hay reminiscencias en su concepto, ya que se desarrollan mediante un formato episódico, con capítulos que cuentan historias independientes y que se pueden ver en cualquier orden.
Realmente, la inspiración llegaría por parte de la plataforma televisiva, ya que Live a Live salió originalmente en 1994, pero este juego de culto no salió de Japón, y con esta reedición Nintendo y Square Enix pretenden que todo el mundo conozca más sobre esta mágica aventura que está a punto de estrenarse en Switch con este remake.
Si os soy sincero, no conocía este juego hasta que se presentó este remake, la verdad. Mal por mi parte, porque en el equipo creativo se encuentran Takashi Tokita, director de Parasite Eve y de Chrono Trigger y la incombustible Yoko Shimomura, quien pone su talento a disposición de la banda sonora. Con estas credenciales, y tras haber jugado unos cuántos capítulos, os recomiendo encarecidamente poner este juego en el radar; tanto si jugasteis en su día aunque fuera en emulador, como si no lo habéis hecho todavía.
¿Por qué es tan bueno Live a Live? Es un juego que cuenta distintas historias basadas inspiradas en diversos marcos temporales: desde el periodo Edo en Japón hasta un futuro distante que parece sacado de películas como Alien. La inspiración cinematográfica es evidente en casi todas las aventuras, con diversos homenajes sutiles a personajes y filmes clásicos, que vuelven a hablar de la retroalimentación que mencionaba antes entre obras culturales y lo positiva que resulta.
Desde el principio, podéis elegir el orden que queráis para vivir las diversas aventuras que presenta Live a Live. No hay un orden específico a la hora de jugar, por lo que podéis optar por la que más os llame la atención. Cada uno de los capítulos tiene una duración determinada, que varía entre una y tres horas, dependiendo de lo que os entretengáis. Vamos, como os decíamos antes, casi como si fuera una serie o una temporada.
En mi caso, comencé con el viaje al Oeste y el arranque no pudo ser mejor, ya que me pareció una trama divertidísima; quizás no por su narrativa, sino por su concepto. En cierto momento, tenemos que preparar una emboscada a unos forajidos que quieren asaltar el pueblo. Ahí empieza una carrera contrarreloj en la que buscar recursos y repartirlos entre los variopintos habitantes del lugar, para que nos ayuden a plantar las trampas. Si lo hacemos bien, luego tendremos que enfrentarnos con menos enemigos y, por ende, todo será más fácil.
Cada escenario plantea un desarrollo totalmente diferente. Por ejemplo, el nivel de ciencia ficción es más narrativo y apenas hay acción, pero sí diálogos y un desarrollo interesantísimo. En el del Periodo Edo, encarnamos a un shinobi y, como en Sekiro, podemos elegir en hacer uso del sigilo y no acabar con nadie, o hacer un festín de sangre para cumplir nuestro objetivo. Esta variación de dinámicas entre episodios es una de las mejores virtudes de Live a Live, ya que nos da la sensación de tener varios juegos en uno solo.
Ocasionalmente, y dependiendo de la historia tendremos más o menos, tienen lugar combates al más puro estilo RPG clásico por turnos. Con la particularidad de que tenemos un escenario cuadricular en el que, dependiendo de la ubicación, nuestras ofensivas y las de los enemigos afectarán más o menos.
Como son historias cortas y efectistas, no esperéis el tener que hacer cientos de misiones secundarias o farmear para subir nivel; aquí está todo mucho más limitado por exigencias del guion. Los personajes cuentan con determinadas habilidades ya aprendidas por defecto, y otras que podremos ir desbloqueando premiando la exploración. Así, todo resultará bastante más sencillo, porque hay combates muy puñeteros en los que de un par de ataques enemigos todo se puede ir al traste. Como consejo; os recuerdo guardar partida muy a menudo.
Por último, pero no por ello menos importante, hay que resaltar el trabajo artístico del juego, con unos sprites bien grandotes y un colorido que nos atrapa completamente en la pantalla. Si ya en su día el juego era una proeza en este aspecto, se ha respetado la esencia del original, cuidándola y adaptándola a los nuevos tiempos. Ah, y por cierto, con subtítulos en español, que es otro auténtico puntazo.