Siempre he sido muy malo a cualquier deporte. Es una de las mayores frustraciones de mi vida. Mis casi 2 metros no me han ayudado a ser el más hábil del mundo. Era de los que era el último elegido cuando había un partido de fútbol y me tocaba ponerme en la portería; donde por cierto, no lo hacía tan mal. Durante varios años jugué federado a baloncesto, pero nunca destaqué especialmente, quizás porque tenía la cabeza en otros temas de la adolescencia y nunca me lo tomé en serio. Más allá de eso, no practiqué más deportes, pero recuerdo que me encantaba ver tenis en la tele.
Creo que los videojuegos siempre han sido un salvoconducto para mí manejar mi frustración en este aspecto. Era malísimo en la vida real, pero con el mando en las manos, podía convertirme en balón de oro, en MVP de la NBA o en número uno del mundo en el ránking de la ATP. Y como cuenta mi compañero Razablan en un artículo sobre Football Manager, la "película que te montas en la cabeza" es una recompensa increíble y satisfactoria, a pesar de que sabes que no es real, que es algo ficticio y que en la vida real sigues siendo un paquete. Pero, por unos minutos, dejas de lado esa frustración.
Siguiendo con el tenis, lo cierto es que en aquel entonces, durante unos años parece que solo existía el Virtua Tennis de SEGA, que era un arcade genial al que siempre que iba a las recreativas del barrio -¡qué tiempos aquellos!- invertía monedas para pulverizar a quien se me pusiera por delante con Tommy Haas o Yevgeny Kafelnikov. Pero, como si del meme del chico que mira a otra cuando lleva a su pareja de la mano, se cruzó en mi vida Top Spin, que me ofrecía una experiencia mucho más satisfactoria.
Echamos de menos el tenis de verdad
Al menos para mí, que siempre he buscado el realismo en los videojuegos más que las experiencias locas; sin desmerecer lo necesarios que son y han sido los juegos arcade. PAM Development trajo un juego que cambió el tenis en los videojuegos, con una apuesta más realista, y en la que tenías que ingeniártelas para que los golpes entrasen dentro de la pista aunando potencia y precisión. Mientras que en Virtua Tennis que hubiera un "out" era casi imposible, aquí entraba dentro de la experiencia y del aprendizaje; evocando a que el camino a la gloria no es tan sencillo como mover a nuestro adversario de un lado a otro, hasta que le de por no llegar a una pelota después de lanzarse en plancha.
Top Spin me exigía un esfuerzo por mi parte, no era simplemente echar una partida y ya está. Y en "mi película", yo sentía que eso era como si me hubiese apuntado a la escuela de tenis que tenía justo al lado de las canchas de baloncesto donde entrenaba, en el recinto de la Sur en Valladolid. Tenía que ser preciso con cada golpe incluso contra rivales que podrían parecer de un nivel inferior; pero eso era otro estado mental, el creerme superior porque soy "el protagonista" y debería vapulear a ese no-name que me han puesto. Si no, ¿cómo iba a ser capaz de derrocar algún día al gran Roger Federer?
¿Volverán los juegos de tenis al #1 del ranking?
El juego me enganchaba gracias a ese reto y a ese paralelismo con la vida real; aunque fuera yo el que lo buscase. No solo en la premisa de su modo historia, en la que tenía que pasar de ser un desconocido que no sabe ni coger una raqueta hasta llegar a lo más alto del ranking. Sino en su jugabilidad en sí, que requería un tiempo para dominar cada tipo de golpe. Y donde podía pulir mi personalidad en cada partida; la versión de la Xbox original usaba los botones blanco y negro -que ya no existen- para reaccionar en cada golpe, pudiendo mostrar nuestro cabreo si la hemos cometido un error no forzado, que afectaba mentalmente a nuestro avatar.
La saga tuvo varias entregas, consiguiendo unos resultados que hicieron palidecer a un Virtua Tennis que parecía invencible. Pero, en algún momento de la historia, los juegos de tenis han desaparecido de la faz de la tierra. Ni Top Spin ni la franquicia de SEGA han tenido nuevos lanzamientos desde hace más de una década. Y aunque ahora tengo edad de jugador retirado, echo de menos sentir esas emociones de convertirme en leyenda de un deporte en el que, en la vida real, no sabría ni cómo coger una raqueta, Hulio.
Sí, en los últimos años hemos recibido algún juego del deporte de la pelota amarilla, pero su rendimiento ha sido bastante lamentable, siendo incapaces de siquiera acercarse al carisma y al nivel de juegos con 20 años a sus espaldas. ¿Tan difícil es hacer un juego de tenis que esté a la altura? La verdad es que me da bastante pena que nadie haya sido capaz de mantener el listón de un deporte tan querido y seguido.
Parece que, como en la vida real, donde durante 20 años han estado reinando Federer, Djokovic y Nadal y nadie ha sido capaz de tomarles el relevo, en los videojuegos ocurre algo similar. Se dice, se comenta, que Hangar 13, responsables de la saga Mafia, están trabajando en un nuevo Top Spin. Veremos si es cierto, y si consiguen restaurar el honor que ha perdido el tenis virtual.