Hay muchos factores por los que la nostalgia golpea fuerte; lo que está claro es que es un sentimiento muy personal. Lo que a unas personas retrotrae a una época maravillosa, a otras le genera la absoluta indiferencia. También es obviamente generacional y marcado por vivir el momento en el que salió. Siempre os dirán -y diréis en el futuro- que las películas, canciones o videojuegos de antes eran mejores. Yo no diría eso, porque siempre hay un tiempo para todo y yo soñaría con haber tenido hace quince años los juegos de ahora. Pero es inevitable tener ese sentimiento de echar la vista atrás y esbozar una sonrisa al recordar algún instante de hace años con algún producto de entretenimiento que nos haya hecho gozar. Y ahí, amigos, El Señor de los Anillos tiene mucho terreno ganado.
La obra de Tolkien es atemporal; a comienzos de los 2000 nosotros ya llegábamos "tarde" al encuentro con Frodo, Legolas y compañía. Muchos conocimos esta literatura por las películas, y no pasa nada por ello. Porque nos inspiró a devorar los libros. Se expandió con los videojuegos. Y ya ambos medios se tomaban sus licencias para realizar la adaptación; un formato con cobijo para personajes de todo tipo de raza, sexo o condición. Eso será así antes, ahora y en el futuro.
Pero, más allá de todo el hype que podamos tener por El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, hoy quiero echar la vista atrás en el tiempo y hablaros de un juego que me marcó especialmente y que, por momentos, me hace pensar eso de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", aunque no siempre es cierto. Hablo de los juegos basados en las películas de El Señor de los Anillos: Las Dos Torres y El Retorno del Rey.
No, no me he olvidado de la primera película, ya que La Comunidad del Anillo también tuvo su propia versión, adaptando con licencia la obra de Tolkien. Si bien no estaba mal, ya que apostaba por llevarnos por los escenarios de la Tierra Media con una aventura con poderosa narrativa y una acción que, si bien estaba cuidada, no destacaba demasiado. Pero le faltaba un componente que fue determinante y clave para el éxito mundial de los dos siguientes juegos: el modo cooperativo.
Tanto Las Dos Torres como El Retorno del Rey fueron desarrollados por EA Redwood Shores. Puede que esa división no os suene de nada actualmente, pero es la que se convirtió posteriormente en Visceral Games, estudio que se catapultó a la fama especialmente por la saga Dead Space. Pero, como veis, el talento venía de antes. Y aprovecharon como nadie tener una licencia tan jugosa como era ESDLA.
Ambos títulos se favorecían tanto del boom mediático que tenía la obra por entonces, y que es probable que pase si vuelve a pegar fuerte con la serie de Amazon. Los juegos no eran especialmente innovadores, ya que se limitaban a la sencillez, que a veces es la mejor carta de presentación. Un estilo *hack and slash* clásico en el que, ya sea con hacha, espada o arco teníamos que acabar con todo tipo de orcos, trolls y enemigos** que se nos cruzaran por el camino. Cualquiera al que le gustase la obra de Tolkien podía jugarlo gracias a su elevada accesibilidad y ese fue un pilar fundamental para que todo el mundo lo disfrutase.
Pero creo que lo más especial de los juegos, como dije antes, es algo que estamos perdiendo en el sector y que llegó con El Retorno del Rey: la posibilidad de completarlo en cooperativo. Cada uno encarnando a distintos personajes del elenco y apoyándose mutuamente para poder resistir en el Abismo de Helm o los asedios de los trolles en las Puertas de Moria. Los juegos eran una excusa para juntarnos en compañía en una misma habitación o salón, acompañados de refrigerios y muchas risas; con todos los ingredientes que comparte disfrutar de algo así cara a cara. Y que cada vez lo vamos perdiendo más con la proliferación de contenidos online, en los que se prima ser el único ganador y no poder luchar acompañados. Y no poder ver la cara de ilusión y felicidad que tiene la otra persona en el proceso.
Y ya os digo que tampoco pienso que los juegos de ESDLA fueran la octava maravilla, ¿eh? Que la nostalgia a veces nos da una perspectiva equivocada de la realidad. De hecho, por lo general, en aquella época los videojuegos basados en películas eran un auténtico desastre. Estos, sin ser nada del otro mundo, se salvaban por el poderío que tenía la marca por entonces, y que todos queríamos ser Aragorn. Y que disfrutándolos en compañía era suficiente para olvidar sus carencias, ya que las sustituíamos por risas impagables.
Desde entonces, hemos recibido juegos muy buenos basados en El Señor de los Anillos, como Sombras de Mordor/Guerra. Por lo que la saga está en buenas manos. No sé si se hará algo basado en Los Anillos de Poder ahora que los derechos de la marca están en subasta. O si, quién sabe, se animan a hacer un remake de estos juegos aprovechando que se está haciendo lo propio con Dead Space, la obra culmen de Visceral. Pero, por favor, si eso pasa, que tenga un modo cooperativo para poder volver a pringarme las manos de Chettos Pelotazos mientras juego con alguien cercano.