Lanzar el globo sonda para comprobar la reacción de la gente y, en caso de que sea negativa, recular. Es lo que han hecho los creadores de Stalker 2, tras anunciar que iban a añadir contenido NFT en su juego de acción en primera persona. La comunidad se ha echado encima, en algunos casos incluso instando al boicot. Así que desde GSC Game World han optado por dar marcha atrás.
La intención del estudio era la de incrementar su negocio a base de tecnología blockchain. Querían conformar una especie de metaverso para inmortalizar a los jugadores como un producto NFT. Los ganadores de la subasta tendrán el honor de convertirse en NPC para que los demás lo vean, con la, probablemente innecesaria, implementación de la tecnología blockchain.
El uso de este tipo de tecnología está mal vista por una gran parte de la sociedad, debido a que, por un lado, la creación de este tipo de contenidos daña al medio ambiente debido a su uso energético y, además, convertiría estos activos en un negocio que muchos usarían para especular y lucrarse; al límite de lo ético
El estudio ha emitido un comunicado en redes sociales justificando el cambio, con el que querían que los usuarios tuvieran "un pedazo" del juego. Pero con una metodología que mucha gente mira con recelo.
"Os hemos escuchado. En base a los comentarios recibidos, hemos tomado la decisión de cancelar cualquier cosa relacionada con los NFT en S.T.A.L.K.E.R. 2. Los intereses de nuestros aficionados y jugadores son la máxima prioridad para el equipo. Estamos haciendo este juego para que lo disfrutes, cueste lo que cueste. Si te importa, a nosotros también nos importa", afirman en el escrito.
La fecha de lanzamiento de Stalker 2 está prevista para el 28 de abril de 2022 y, si nada vuelve a cambiar, lo hará sin este tipo de subastas. Para muchos, es uno de los títulos más esperados del año gracias a su historia, ambientación y a su mezcla de géneros, que combinará la acción directa con el terror de las criaturas que irán a por nosotros. Todo ello aderezado con un apartado técnico de impresión.
El juego de Peter Molyneux ya permite comprar parcelas virtuales, y algunas de ellas se han vendido por casi 800.000 euros.
