Skyrim es uno de los videojuegos más importantes de los últimos años. Uno que ha marcado un antes y un después gracias a su inmenso mundo abierto y su capacidad para sumergir a los jugadores en parajes fantásticos, rodeados de bestias y criaturas tan fascinantes como dragones de todo tipo. Bethesda, puede que hasta sin saberlo del todo, construyó un título que se convertiría en una pieza inmortal igual que lo es, de hecho, GTA V para Rockstar.
Sin embargo, los gráficos avanzan a un ritmo dinamitado y eso puede hacer que cueste un poco captar nuevos usuarios para esas obras que tienen ya algunos años pero que, en el fondo, todavía aguantan el tipo perfectamente gracias a su fresca jugabilidad y el amplio abanico de opciones que brindan a los jugadores. Es por ello por lo que se está viendo cada vez más esa obsesión por meter mods y mejoras en los títulos, para que estos, a falta de recibir actualizaciones oficiales, puedan mantener el tipo a día de hoy visualmente.
Y eso es justo lo que ha ocurrido con Skyrim, pero a lo loco, la verdad. Después de más de 500, la adición de Ray Tracing, 4K y otras mejoras, ahora el videojuego parece que de verdad sea de nueva generación. Un auténtico trabajazo que merece todo el reconocimiento del mundo.
Como podréis observar, la calidad es impresionante. Los reflejos, el follaje, los colores, lo vivo que parece el entorno en sí... Skyrim gracias a todo ese trabajo parece un nuevo videojuego al que estaríamos encantados de volver a dedicar muchísimas horas para sumergirnos en su fantástica historia. Por supuesto, algo así también implica tener una buena máquina a nuestro servicio que nos permita tirar esta monstruosidad: Los componentes que usan en Digital Dreams son una Nvidia GeForce RTX 3090, 32GB de RAM y una CPU AMD Ryzen 9 3900x de 4,5Ghz.