En apariencia, Counter-Strike: Global Offensive no es un juego demasiado complejo. Como resultado de su lanzamiento original hace más de dos décadas y debido a las limitaciones en cuanto a programación que existían en la época, el título siempre se ha centrado en ofrecer un número de variables no demasiado elevado. Sin embargo, dominando sus mecánicas como nadie y combinándolas, se ha dado lugar a unas posibilidades casi infinitas a las que no les hacen falta demasiados añadidos.
El ejemplo evidente para ilustrar la inmensa profundidad de Counter-Strike: Global Offensive suele ser el juego competitivo. En él podemos ver jugadas extremadamente inteligentes que utilizan todas las herramientas que Valve ha puesto a disposición de los jugadores. Todo ingenio es poco en la noble tarea de encontrar una mínima ventaja que permita al equipo de turno asegurarse una ronda o un poco de dinero adicional. Más todavía cuando la necesidad apremia y, como en el dicho popular, agudiza el ingenio.
Un buen ejemplo de este tipo de situaciones nos lo ha ofrecido un partido competitivo disputado entre MIBR y AGO con motivo del torneo “Spring Sweet Spring”. En él, hemos visto un pase de lujo en el que Snatchie (AGO) dispara con el AWP a una granada de humo que había quedado en el suelo para pasársela a su compañero F1KU, quien estaba agazapado en el foso de la zona de larga de Dust 2 ya con toda la utilidad gastada.
Gracias al movimiento, que bien habríamos firmado ver en la Eurocopa, el conjunto polaco puede prolongar su defensa y evitar la entrada de los jugadores brasileños para cerrar el partido por la vía rápida y evitar una situación que se hubiera puesto más que peliaguda e invitaba a pensar en una prórroga inminente. Toda una genialidad que nos recuerda que Counter-Strike: Global Offensive es mucho más que simplemente apuntar y disparar.