Casi todas las decisiones en cuanto a ajustes de equilibrio en League of Legends están sujetas a una serie de normas autoimpuestas por la desarrolladora. Pese a esto, de tanto en cuanto Riot Games decide experimentar más allá de sus propios límites. Una decisión arriesgada que tiende a tener resultados muy polarizados. Buen ejemplo de ella es la tomada a comienzos de la temporada, cuando otorgó movilidad adicional a casi todos los campeones mediante el sistema de objetos.
El problema es que este tipo de medidas dieron la oportunidad de acceder a desplazamientos y nuevas oportunidades a campeones equilibrados bajo el planteamiento de que nunca tendrían acceso a ellas. El mejor ejemplo es el del Cortasendas, que incluye un desplazamiento de 300 unidades suficiente que va en contra de la filosofía de diseño de toda una categoría de personajes. Así, los colosos se convirtieron en moles con daño, resistencia y una movilidad sorprendente capaz de triturar a los rivales.
Sin embargo, desde la desarrolladora han anunciado su deseo de dar marcha atrás, al menos de forma parcial, a todos estos cambios. Así, League of Legends enfrenta un proyecto definido como “reducción de movilidad sistémica”, que hace referencia a la obtenida mediante objetos y runas. Unos cambios que también afectan a la velocidad de movimiento y que ya han dado sus primeros pasos con los nerfs al Quimiotanque Turbo y a la runa Irrupción de Fase a lo largo de los últimos parches.
El proceso será complejo. El objetivo es no reducir el poder de ningún objeto o campeón y simplemente trasladarlo a sus estadísticas con mejoras de compensación. Sin embargo, Riot sabe que League of Legends es un sistema muy enrevesado y no descarta la necesidad de llevar a cabo ajustes individuales tras completar el proceso. Sin embargo, se considera una de las cuestiones más necesarias y, probablemente, uno de los grandes errores del nuevo sistema de ítems.