Call of Duty: Warzone parece haber enderezado su rumbo en los últimos meses. Aunque la reacción de Raven Software a las críticas de la comunidad se sucedían desde la integración de Black Ops Cold War, las modificaciones al mapa de Verdansk y los últimos ajustes a los armas parecen haber sido suficientes como para rebajar los ánimos y controlar la tensión con los jugadores. Sin embargo, todavía quedan un par de temas de conflicto que deberán de resolver en los próximos parches.
Uno de los más evidentes es el estado de los modos de juego en solitario. Esta forma de jugar al battle royale se convierte en un festival de vehículos donde los jugadores mejor posicionados son aquellos que consiguen hacerse con un camión para sobrevivir a los últimos círculos y alcanzar los momentos finales de la partida. Así, básicamente, están blindados contra cualquier rival que no lleve mejoras de daño a vehículos y es casi imposible caer directo en combate.
Sin embargo, un jugador se ha rebelado contra esta forma de jugar a Warzone, convirtiéndose en el héroe imprevisto de la comunidad. Así, cada vez que entra en una partida en solitario, se dedica a coger uno de tantos camiones y hacer una ruta de destrucción buscándolos todos hasta destruirlos para, finalmente, acabar con su propio vehículo y cambiar por completo el metajuego. Un método con el que asegura divertirse, aunque otros jugadores consideran casi insufrible.
Lo cierto es que el resultado es una mejora sustancial de este modo de juego en Call of Duty: Warzone. Los jugadores se ven obligados a jugar partidas mucho más parecidas a lo que esperaríamos de un shooter, y las armas ganan relevancia haciéndolo todo mucho más divertido para el resto de los miembros de la partida, que no se ven sometidos a un metajuego de lo más aburrido. Quizás, esta era la prueba que necesitaba Raven para eliminar los vehículos (o al menos los camiones) del modo de juego.