De primeras la decisión de usar Call of Duty: Modern Warfare como título de la cuarta entrega de esta saga sonaba a una de las peores ideas comerciales del año. Después de haber jugado durante horas a parte del contenido multijugador del título en su última beta abierta es fácil pensar que sigue siendo una decisión rara en lo comercial pero que es toda una declaración de intenciones con mucho sentido para los miembros de Infinity Ward.
Infinity Ward son los padres de Call of Duty 4: Modern Warfare y las continuaciones de esta saga que durante años han ido mutando en diferentes propuestas con reacciones variadas por parte del público. Ahora no podemos decir que vuelvan a los orígenes porque no hay tanto como parece de aquel FPS revolucionario lanzado en 2007 en esta nueva obra que nos llega el próximo 25 de octubre a PC, PS4 y Xbox One.
Se acabó el espacio, imaginar los conflictos bélicos del futuro y Kevin Spacey. Vuelve el "boots on the ground", vuelven las rachas de bajas clásicas, "sacarse la nuclear" y viejas conocidas como la M4 y la MP5 como compañeras de partida. A pesar de todo ello hay muchas (muchísimas, de hecho) razones para justificar que estamos ante algo realmente nuevo y apetecible.
Aquí os contábamos los cambios claves que dotan a Call of Duty: Modern Warfare de una personalidad única dentro de su propia franquicia. Los elementos que consiguen que estemos, una vez más, esperando con interés el Call of Duty anual son unos que hacía mucho tiempo que no estaban presentes. Un nuevo motor gráfico capaz de ofrecer una iluminación muy creíble, la realización de infinidad de movimientos animados a mano (y no mediante captura de movimiento), el detalle con el que se está prestando atención a ese conjunto de comodidades que en el desarrollo de software se conoce como QoL o (calidad de vida) y la capacidad de evocar nostalgia sin reaprovechar contenidos pasados es lo que nos tiene verdaderamente motivados tras jugar a la beta abierta.
Se pueden poner muchos ejemplos prácticos de esto que decimos. Lo que en su día conocimos como la clase "copión" ahora sea una opción del juego por defecto y se nos permita copiar el equipamiento de quien nos elimina para experimentar con su configuración y determinar si es mejor que la nuestra. Las clases se pueden editar ahora en pleno combate para adaptarnos a cualquier situación sobre la marcha. Las rachas de bajas solo suben eliminando enemigos y no cuentan los que abatimos usando dichas rachas, por lo que se intenta mantener un equilibrio en el uso de estas para no tener que sufrir partidas como las que recordamos de Call of Duty: Modern Warfare 2 y sus sucesores (aunque es posible que de cara al juego final sí que volvamos a los cielos plagados de amenazas y ahora, además, vuelven los tanques).
Las sensaciones a la hora de abrir fuego saben a cocina de casera e infancia. Aunque de vez en cuando nos preguntemos si estamos contentos por haber desarrollado cierto cariño a los conflictos bélicos más realistas, nos cuesta no sentirnos bien si hemos crecido con esta franquicia y otros FPS derivados y comprobamos que el equilibrio de las armas, que TTK/TTD (tiempo para matar y tiempo para morir) están bien gestionados, que las partidas se desarrollan con suavidad, que visualmente estamos ante un espectáculos y que artísticamente… bueno, artísticamente vuelven el marrón y el gris con algún toque de verde, aquí volvemos a mediados de la primera década de los 2000 (si es que alguna vez la abandonamos).
Hay ideas nuevas que sin duda son fruto de haber estudiado a (y disfrutado de) la competencia. El nuevo modo Ataque cibernético (dos bases, una bomba central, sin reapariciones pero pudiendo resucitar aliados) difícilmente podría recordarnos más a Rainbow Six Siege, el modo Guerra Terrestre (este lo veremos en el segundo fin de semana) sin duda intentará emular las batallas a gran escala ahora que sus partidas han pasado a los 36 contra 36 y así sucesivamente, pero siempre manteniendo un toque personal único.
Hemos disfrutado las horas que hemos pasado con la primera porción de beta abierta de Call of Duty: Modern Warfare y sinceramente creemos que tiene el potencial necesario para ser la entrega más exitosa de toda la franquicia, que no es poco decir. Aún se pueden torcer incontables cosas (saber que habrá cajas de botín cuando se prometió lo contrario en su día no es una buena forma de empezar), pero sinceramente esperemos que no suceda.
