Ser un equipo pequeño en Counter-Strike no es nada sencillo. Para abrirte camino hacia los torneos importantes y ascender en el ranking mundial solo tienes una opción: lograr clasificarte por méritos deportivos peleando contra conjuntos de toda Europa. La tarea, complicada de por sí, se hace todavía más cuesta arriba si tenemos en cuenta que los clasificatorios a los torneos no suelen disputarse en las mejores condiciones posibles y, en ocasiones, un equipo puede quedarse fuera pese a ser mejor que sus rivales.
Los tramposos han sido un problema histórico en este tipo de eventos y, aunque casi siempre son detectados antes de que puedan poner un pie en la competición, se llevan por delante a una serie de equipos que bien podrían haber seguido peleando. La historia la hemos visto decenas de veces en una cantidad inabarcable de clasificatorios abiertos, y en que servía para llegar a Flashpoint hemos visto un nuevo capítulo.
En un partido que se disputaba al mejor de un solo mapa Apeks acabó perdiendo por la mínima ante RatPatrol (el nombre le va al pelo). El problema es que tras la derrota que les eliminó, uno de los jugadores de esta patrulla de roedores acabó siendo baneado por FaceIt tras demostrarse más allá de toda duda razonable que estaba utilizando programas de terceros. El problema es que, en ese momento, el daño ya estaba hecho.
Por el camino, todos los equipos eliminados por RatPatrol sufrieron una derrota injusta y desde Flashpoint (la organizadora del torneo) solo han decidido devolverle la oportunidad de luchar en el clasificatorio al GameAgents, el último equipo que fue derrotado con estas ayudas ilegítimas. La decisión no sentó nada bien a los equipos eliminados anteriormente y consideran que habría que reconstruir esa parte del cuadro clasificatorio para poder tener un justo vencedor que finalmente llegue a la etapa clasificatoria final para entrar a una de las competiciones más destacadas de CS:GO.
No parece que la organización vaya a rectificar su decisión y, finalmente, tendremos uno de esos episodios en los que la presencia de un jugador tramposo de entre los cientos o miles que participan en un clasificatoria es suficiente como para arruinarlo todo.