Days Gone 2 es ahora mismo uno de los temas más destacados dentro del mundo de los videojuegos. Y es que declaraciones recientes de su exdirector, Jeff Ross, han dejado caer que se estuvo trabajando en esa secuela de la historia de Deacon St. John, pero que parece que Sony ya no está interesada en sacar adelante. A pesar de que en ningún momento confirmó que el juego está totalmente cancelado, tampoco se dio ningún dato acerca de que estuviera en desarrollo.
Por ese motivo, y porque hemos rejugado el Days Gone original gracias a PS Plus, nos aventuramos aquí a realizar una serie de "lista de deseos" que nos hubiera encantado ver en esa secuela de Bend Studio que ahora mismo parece que está en una especie de limbo, aunque desconocemos realmente qué ha sido del proyecto finalmente.
Un mundo igual de abierto, pero con misiones más “directas”
Uno de los grandes pecados que arrastró al primer Days Gone fue precisamente que alargaba de forma demasiado artificial la trama con muchísimas misiones principales y secundarias de relleno que no llevaban a ninguna parte. La historia que se plantea en la obra no es nueva y ya la hemos podido ver en múltiples productos, tanto cinematográficos, como televisivos, como en otros videojuegos. El mundo se va al traste debido a una infección zombie y ahora toda la población se dedica a vagar por la Tierra en busca de cerebros que devorar. Los supervivientes, por su parte, deben esquivar a esos no muertos e intentar sobrevivir un día más. Es un clásico, algo que ya hemos visto hasta la saciedad y que puede que solo el mismísimo George A. Romero, si pudiera levantarse de su tumba, sería capaz de reformular.
El problema de las misiones de Days Gone es que no ofrecían apenas variedad y que, a pesar de que su mundo era muy amplio, prácticamente siempre nos encontrábamos con los mismos elementos y tareas a resolver. Eso, claro, hacía que la jugabilidad, llegados ya a un punto avanzado del juego, fuera demasiado repetitiva y los usuarios quedasen agotados de realizar misiones absurdas en las que la trama apenas avanzaba. En la secuela, hubiera estado genial poder ver ese mundo postapocalíptico mucho más pulido y con misiones principales y secundarias que realmente llenasen la experiencia de juego. Que no se centraran solo en la trama y que también sirvieran para progresar de verdad en el juego y se notase de cara al gameplay.
Más variedad de enemigos, sobre todo de engendros
Va a sonar un poco mal, pero no le hubiera venido nada mal a Days Gone 2 fijarse en cómo Left 4 Dead supo ampliar la cantidad y tipos de zombis y monstruos que tenía en su haber. Los engendros que encontramos en Days Gone no son demasiado variados y al final hasta se hacen bola, porque siempre es lo mismo y nunca hay novedades en ese sentido. Tenemos las hordas, sí, pero son hordas en las que solo nos estamos enfrentando a una gran bola gigante de engendros que hay que ir vaciando y limpiando poco a poco. La estrategia a seguir siempre es la misma y una vez das con la fórmula mágica que mejor funciona, ya no tiras de otra cosa.
Con Days Gone 2, la cosa podría haberse ido mucho más de madre, haciendo que la infección evolucionase y eso provocase que surgieran nuevos y más tipos de engendros. Monstruos de élite, por ejemplo, o como queráis llamarlo. Eso haría que la variedad de arsenal tuviera mucho más sentido y realmente sintiéramos que estamos empleando cada tipo de arma cuando toca y no “porque sí”.
Perfilar más la historia y evitar las tramas y evoluciones mainstream
Sin duda es uno de los puntos más complicados, dado que como decíamos al inicio Days Gone parte de un concepto mainstream muy instaurado en el audiovisual y la cultura popular y que casa de maravilla con un tipo de público. Son claves que ya están muy mascadas y asumidas por el espectador y este incluso espera encontrarse con lo mismo de siempre (no en todos los casos) por lo que puede ser complicado desmarcarse y buscar el modo de encontrar una identidad personal.
No obstante, ha productos como Los Hambrientos (2017, Robin Aubert), Train to Busan (2016, Yeon Sang-ho) o Kingdom (2019, Kim Seong-hun, In-je Park) que han conseguido partir de ese concepto zombie y darle un vuelco para construir una nueva historia que, en la medida de lo posible, se aleje de determinadas fórmulas y características más generalistas. Days Gone 2, con los engendros, tenía un sinfín de posibilidades a su alcance.
¡El cooperativo a lo modo Horda de Gears of War 2!
Aunque no nos desagrada la idea de poder pasarse el juego completo con un compañero, lo cierto es que un modo Horda le hubiera venido que ni pintado a Days Gone y, por suerte, el mismo exdirector de Bend Studio confirmó que eso estaba entre sus planes para la secuela. Imaginad una horda del estilo de los engendros pero mucho más grande, para que se adapte al cooperativo. De entre dos y cuatro jugadores. Menuda matanza y menudas partidazas que podrían salir de allí. Evidentemente el referente que tenemos con todo esto es Gears of War, porque en diversas de sus entregas esta modalidad simplemente consiste armarse hasta los dientes, construir barricadas e ir sobreviviendo poco a poco.
Un cooperativo a Days Gone le hubiera venido que ni pintado para romper con tanta narrativa y dejar que los jugadores explotasen de verdad sus mecánicas y opciones de arsenal y demás. No buscar tanto el avanzar de una zona a otra para que los usuarios puedan “desbloquear” ese nuevo episodio y ver qué pasa con Deacon y su círculo, sino disfrutar de la simple matanza de monstruos con amigos.
Mucha más armas y... ¿vehículos?
Está claro que el arsenal de Days Gone no está nada mal y se ajusta a lo que podemos encontrar en cualquier otro videojuego de acción o shooter que disponga de un amplio inventario en el que se puedan almacenar todo tipo de fusiles de asalto, pistolas y demás. Pero una secuela debe mejorar todo eso y ampliarlo para que los jugadores tengan más material que probar.
Por otro lado, y aún sabiendo que las motos son precisamente la gracia de Days Gone y lo que le da ese toque de originalidad (dentro de lo que cabe) tampoco sería nada disparatado poder disponer de muchos más vehículos para variar un poco. Vale, puede que no coches, pero sí diferentes tipos y clases de motos.