Trimestre decisivo, no puedes permitirte suspender porque eso implicaría quedarte sin vacaciones de verano, y además sabes que el examen va a ser complicado aunque hayas estudiado dos semanas sin parar porque el profesor es un verdadero hueso. Estás esperando que llegue para que abra la puerta, repasando ese tema que anoche pensaste que no iba a ser importante y que ahora te acuerdas que siempre cae, y miras de reojo a tu compañero en el otro lado del pasillo está escuchando su música sin ninguna preocupación. Te acercas a él y le preguntas porqué está tan tranquilo, a lo que responde: "Bueno, la verdad que no he podido estudiar mucho, así que seguramente suspenda".
Comienza el examen, en el que como no podía ser de otra forma la primera pregunta era justo de ese tema que sospechabas, y ves que mientras tú estás pasándolo mal para escribir lo poco que se te ocurre de la forma que más ocupe, el compañero despreocupado está escribiendo párrafos y párrafos sin aparente esfuerzo. Por supuesto, una vez dan las notas, él logra un notable como mínimo y tú tendrás que hablar con el profesor para recuperar esas décimas que te faltan.
Todos hemos conocido alguno de estos especímenes durante nuestra etapa escolar, pero lo cierto es que nunca dejaremos de encontrarlos a lo largo de nuestra vida. El talento toca a ciertas personas como si se tratase de una fina lluvia que sólo asalta a quienes menos se guarecen de ella, a quienes no se ponen la capucha. Y esa gente llega incluso a hacer disfrutar a los demás de su capacidad casi divina para hacer fácil lo difícil. Como por ejemplo el toplaner del equipo de League of Legends G2 Esports, Martin "Wunder" Hansen.
La ley del mínimo esfuerzo
En el mundo del deporte profesional, hace falta una conjunción de talento y trabajo duro, siempre en grandes cantidades de ambos factores. Es posible contar con un poco menos de talento que las rutilantes estrellas y compensarlo con aún más trabajo duro, así como dejarte llevar si eres demasiado bueno y acabar como ese crack intermitente que deja destellos de vez en cuando. Ese abanico de jugadores, se ha visto en todos los deportes a lo largo de las décadas.
Tras la derrota de G2 Esports de este pasado fin de semana contra MAD Lions, Wunder se puso a jugar SoloQ. Lo de sufrir una derrota y querer entrenar desde ese mismo momento es algo usual en los mejores jugadores, con anécdotas incluso en el mundo de League of Legends que hablan de cómo Lee "Faker" Sang-Hyeok tardó apenas horas en jugar no pocas partidas clasificatorias tras caer frente a Samsung Galaxy en las finales de los Worlds 2017. Sí, las del la icónica foto del Rey Demonio llorando mientras sus rivales festejaban.
Lo llamativo en el caso de Wunder es que el pasado lunes había jugado un total de 13 partidas de SoloQ tras la derrota, y que ese número era el 18.3% de todas las que había jugado hasta entonces en toda la temporada. Este hecho demuestra lo que tocó personalmente la derrota a Wunder, así como su método de trabajo hasta entonces. No es que el toplaner danés no entrene, ya que está presente en las scrims que realiza su equipo casi a diario y entrena con el bloque, pero no suele complementar eso con un trabajo individual en SoloQ como la inmensa mayoría de profesionales.
Entre Romário y Bale
Para más de un brasileño, Pelé no es el jugador más talentoso de la historia del fútbol. Esto, que podría considerarse casi una blasfemia en el país, tiene todo el sentido del mundo cuando te explican que quien consideran que el que más condiciones ha tenido de la historia es Romário de Souza Faria. Romário fue un delantero excelso y un goleador superlativo, pero que consideraba el fútbol una profesión más que una pasión a tiempo completo.
Hay una anécdota que contó Johan Cruyff cuando era su técnico en el Barça y que dice que una vez Romário le pidió faltar a dos días de entrenamiento para poder ir al Carnaval de Río. De forma jocosa, Cruyff le dijo que se lo permitía si marcaba dos goles en el próximo partido. Al minuto 20, el delantero brasileño ya había cumplido y pidió ser sustituido, ¿la razón? Que su avión se marchaba en una hora.
Puede que Wunder no tenga esa pulsión con la fiesta como Romário, pero sí es evidente que posee otras distracciones algo más sanas. Es de sobra conocido que el toplaner de G2 Esports es un ardiente fan de World of Warcraft, hasta el punto de llegar a ser sancionado por Riot Games por mostrar contenido de WoW Classic en un ordenador que sólo puede albergar League of Legends.
La afición de Wunder a World of Warcraft es una broma recurrente que, dado el carácter de la plantilla de G2 Esports, es difícil de aislar de la realidad. En varias ocasiones ha comentado que G2 ha terminado partidas rápido porque tenía una raid programada para más tarde, o incluso cuando llegan malos resultados cuenta que desinstala el videojuego para poder centrarse en su trabajo durante esa próxima semana. A decir verdad, casi nos recuerda más a Gareth Bale y su afición por el Golf; el cual suele practicar justo los días en los que está en el parte médico de su equipo.
Y a pesar de no entregarse en cuerpo y alma a League of Legends, Wunder es sin duda alguna uno de los de mejores jugadores del planeta. Eso puede conseguirse durante un corto espacio de tiempo y gracias a un talento sin parangón, pero lo interesante aquí es que el danés lleva ya dos años y medio vistiendo los colores de G2 Esports y prácticamente no ha tenido rival a nivel europeo durante ese espacio de tiempo. Tampoco tiene mucho sentido que sea uno de los jugadores más polivalentes de la liga, llegando a jugar no pocas decenas de ellos cada año.
La envidia y la admiración se unen en un sentimiento compuesto nacido por ese compañero del otro lado del pasillo. Todos querríamos ser como él, y hacer lo que los demás no pueden sin aparente esfuerzo. Pero no nos queda otra que admirar su éxito y volver a poner los codos sobre la mesa para la recuperación.